jueves, 7 de mayo de 2015

CUATRO ESCENAS DE "PASIÓN Y CÉSPED".

Tal vez sea una de mis obras más divertida, esta comedia futbolística inspirada en Romeo y Julieta (en la que la chica es guardameta de un equipo de fútbol y su amante, delantero del conjunto rival), fue finalista de la última edición del Premio Muñoz Seca de Teatro de Comedia y finalista del II Premio Tricicle de Teatro de Humor.


ACTO SEGUNDO.

ESCENA PRIMERA.

El petirrojo canta tres veces y los amantes, EXTREMO y META, se encuentran furtivos en el lateral del corner.

EXTREMO.
Sabía que vendrías.

META.
Creo que me he vuelto loca.

EXTREMO.
¿Por qué?

META.
Si alguien me viera aquí, contigo, en una esquina, en un momento como este.

EXTREMO.
Contaba los segundos para volver a verte.

META.
Yo también deseaba que llegara este momento.

EXTREMO.
Tengo tantas preguntas que hacerte.

META.
No, nada de preguntas.  No importan nuestros nombres.

EXTREMO.
Está bien, sólo somos un hombre y una mujer.

META.
En mitad de la noche.  Sin embargo, ahora mismo están pasando cosas a nuestro alrededor. Alguien va a lanzar un penalti, y yo debería estar a su lado.

EXTREMO.
Bésame.


Se besan.

META.
Tengo que irme.

EXTREMO.
¿A dónde?  No me dejes solo.

META.
(Aparte) Mi portería está sola, y abierta de par en par.  Tengo que volver, pero como decirle...

EXTREMO.
¿A dónde vas?

META.
Es tarde, me esperan.

EXTREMO.
No me dejes, amor.

META.
Otra vez lo hizo, dijo amor, y con tan poco aire, provocó un huracán furioso, capaz de partir en dos el larguero, y de arrancar de cuajo los dos postes de mi portería.

EXTREMO.
Ven conmigo.

META.
Debo irme.

EXTREMO.
Y duerme a mi lado.

META.
Yo...

EXTREMO.
Aquí junto a la bandera del corner.

META.
La bandera de nuestro amor.

EXTREMO.
Seremos uno.

META.
Como cuando el balón y la portería se funden en un beso y son uno solo y de su amor nace el gol.



EXTREMO.
Seremos uno.

META.
Y de nuestro amor nacerá el...

Un breve y fugaz  oscuro preserva la intimidad de los amantes.







ESCENA SEGUNDA. 

De repente se escuchan atronadoras unas voces.

VOCES.
¡¡¡¡GOOOOOOLLLLL!!!!

Los amantes que yacían desnudos junto al corner despiertan.

META.
Despierta, ¿has oído eso?

EXTREMO.
Sí, han gritado gol.

META.
Gol, no puede ser.

EXTREMO.
Tu amigo Defensor metió su penalti, eso es todo.

META.
No, el sonido no procedía de este campo, sino de aquel.
(Aparte) De mi área.

EXTREMO.
No es posible.

META.
Además, mira.  Ha amanecido. Nos hemos quedado dormidos.

EXTREMO.
No puede ser.  Ha pasado mucho tiempo.
(Aparte) Debo volver al partido.

META.
Mira, allá a lo lejos, son futbolistas, se abrazan.
(Aparte) Son enemigos.

EXTREMO.
(Aparte) Son de los míos.

META.
Un pensamiento terrible me recorre, debo irme.

EXTREMO.
Espera un segundo.

META.
¿Qué?

EXTREMO.
Quiero que te lleves un recuerdo de esta noche, toma, son mis botas, significan mucho para mí.  Es lo único que llevaba cuando recién nacido, me encontraron, abandonado en este mismo campo de fútbol.  Siempre he pensado que si algún día tengo un hijo, me gustaría que las llevara puestas.

META.
Tengo que irme.

EXTREMO.
Espera un momento, antes de que te vayas, quiero que sepas, quién soy, bueno, quién era hasta que te conocí, y me enamoré de ti...

META.
No es el momento, tengo mucha prisa.
Oh no.

EXTREMO.
¿Qué pasa?

META.
Vienen a por mí.

EXTREMO.
¿Aquellos jugadores que corren hacia aquí?, ¿te están buscando?

META.
Sí.
 
EXTREMO.
¿Por qué?

META.
No es momento de explicaciones.  Vete.  No deben verme acompañada.

EXTREMO.
Está bien.

Sale de escena EXTREMO,  a la vez que irrumpen cuatro futbolistas con antorchas en las manos, son DEFENSOR, y tres de sus compañeros de equipo: FUTBOLISTA LÍDER, UNO Y OTRO.

META.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué me miráis así?

FUTBOLISTA LÍDER.
Yo digo que no perdamos más el tiempo y que la ahorquemos en el palo más alto de la portería.

UNO.
Sí, eso.

OTRO.
Bien dicho.

META.
Pero que...

DEFENSOR.
Alto, ¿qué hacéis?, escuchadla primero.

FUTBOLISTA LÍDER.
Es una traidora, todos lo hemos visto.

UNO.
Sí, eso.



OTRO.
Bien dicho.

DEFENSOR.
Dejadla hablar.

FUTBOLISTA LÍDER.
¿Por qué la defiendes así, Defensor?

DEFENSOR.
Yo soy así, me gusta defender.

FUTBOLISTA LÍDER.
¿No será que tú eres otro traidor?
¿Por qué fallaste el penalti, Defensor?

UNO.
Sí, eso.

OTRO.
Bien dicho.

FUTBOLISTA LÍDER.
(A DEFENSOR) Un momento, por favor, enseguida vuelvo.
(A sus dos compinches) Estoy hasta los mismísimos, de oíros decir todo el tiempo, “Sí, eso” y “Bien dicho”. ¿No conocéis más palabras?

UNO Y OTRO.
Sí.

FUTBOLISTA LÍDER.
Pues demostradlo.

FUTBOLISTA LÍDER.
Perdonad, ya estoy con vosotros, traidores.

DEFENSOR.
Yo jamás traicionaría a mi equipo, jamás.



FUTBOLISTA LÍDER.
Estáis compinchados los dos,  ¿no es verdad?  Él falla el penalti, y ella deja la portería vacía toda la noche, y por su culpa nos meten un gol.

UNO.
Traidores.

OTRO.
Matadlos.

META.
Yo no quería que nos metieran un gol.  Lo juro.

UNO.
Traidores.

OTRO.
Matadlos.

UNO Y OTRO miran satisfechos a su líder buscando su aprobación, pero éste les mira de reojo sin demasiada simpatía.

FUTBOLISTA LÍDER.
¿Entonces qué hacías lejos de tu puesto?

UNO.
Traidores.

OTRO.
Mat...

FUTBOLISTA LÍDER.
¡Silencio!  

META.
Vine al corner un momento, mientras Defensor lanzaba el penalti.  Y me quedé dormida.  Lo siento.  Pero yo no soy una traidora.

FUTBOLISTA LÍDER.
Te quedaste dormida, ¿y qué hacía un delantero enemigo a tu lado?

META.
¿Extremo?

FUTBOLISTA LÍDER.
Sí, Extremo, el delantero más peligroso de los enemigos.

META.
Engañada.  Ocho letras que son un antídoto contra su veneno, ocho letras que envuelven a las cuatro letras de su amor mentiroso y las devoran como letras caníbales llenas de rabia y de venganza.

FUTBOLISTA LÍDER.
Matémosla no perdamos más  tiempo.
Le golpearemos con los bates, igual que hemos hecho con el otro.

META.
¿El otro?, ¿Extremo?, ¿qué le habéis hecho a Extremo?

DEFENSOR.
¿Todavía le amas?, después de todo lo que te ha hecho.

META.
¿Le habéis matado?

DEFENSOR.
No, aún vive.
(Aparte) Creo.

META.
Gracias a Dios.

FUTBOLISTA LÍDER.
Acabemos con ella de una vez.

DEFENSOR.
Tendréis que pasar por encima de mi cadav...

Lo ensartan los tres con sus espadas, sin pensárselo,  antes de que acabe su frase lapidaria.

DEFENSOR.
...Porque yo la amo más que a mi vida.

META.
Defensor ¡No!

DEFENSOR.
Se me va la sangre, como te me fuiste tú, y se me fue el penalti, no soy capaz de retener nada, se me ha ido todo lo que más quería, tú te fuiste a los brazos de ese hombre, y loco de desesperación, no tuve fuerzas para meter el penalti, y ahora se me va mi propia sangre, cansada de mí, y era lo único que me quedaba.

META.
Mi pobre Defensor, yo he estado tan ciega.

DEFENSOR.
Muero... muero... envolvedme en mi bandera.

FUTBOLISTA LÍDER.
Qué triste final para un gran hombre.

DEFENSOR.
Y dadme un balón para llevarlo conmigo en mi último viaje.

FUTBOLISTA LÍDER.
Era un patriota.

UNO.
Sí.

OTRO.
Sí.



FUTBOLISTA LÍDER.
Muere tranquilo cantaremos nuestro himno en tu funeral

DEFENSOR.
Juradme algo... juradme que no le haréis daño a ella.

FUTBOLISTA LÍDER.
Te lo juro, no te preocupes, se ha derramado ya demasiada sangre.

DEFENSOR.
Muero tranquilo entonces.

FUTBOLISTA LÍDER.
Vale, venga, adiós.

DEFENSOR.
Esperad, noto como se me escapa la vida, como el aire abandona mi cuerpo, estoy tan débil.
Juradme venganza amigos.

FUTBOLISTA LÍDER.
Sí, vengaremos tu muerte, lo juro.

El líder les susurra sendos juramentos a los otros dos futbolistas, y estos los recitan de carrerilla.

UNO.
Yo juro que este crimen no quedará impune.

OTRO.
Y yo juro que los que han hecho esto, lo pagarán caro

UNO.
Pero si lo hemos matao nosotros, ¿no os acordáis?

OTRO.
Hostia, es verdad.

FUTBOLISTA LÍDER.
Vosotros seguidle la corriente.  No os cuesta trabajo, leche.

DEFENSOR.
Y ella, ¿dónde está ella?

FUTBOLISTA LÍDER.
Está llorando en un rincón.

DEFENSOR.
Ah, no puedo veros, no apaguéis la luz.

META.
Estoy aquí a tu lado.



DEFENSOR.
Meta, Meta, júrame, júrame... algo.

META.
¿Qué quieres que te jure?

DEFENSOR.
Cualquier cosa, algo bonito.

META.
Juro que....
No se me ocurre nada. 

DEFENSOR.
Veo una luz, una luz cegadora al final del túnel.  Oh, son papá y mamá, y el primo Jerry y la tía Ágata, me están sonriendo, y me hacen señales con la mano. Ya voy papá, ya voy mamá.



FUTBOLISTA LÍDER.
Se nos va, se nos está yendo.

META.
A ver si te gusta esto: Te juro que te aprecio bastante, y que me voy a acordar a menudo de ti.

DEFENSOR.
Pues qué quieres que te diga, me esperaba más.

META.
Qué palo.

DEFENSOR.
He muerto para salvarte la vida, mujer, recapacita.

META.
No, si eso ya lo sé.

DEFENSOR.
Pues  pon un poco más de pasión, que soy un moribundo, leche.

META.
Bueno, enseguida vuelvo.

FUTBOLISTA LÍDER.
¿Cómo va eso?

DEFENSOR.
No sé si esperar el juramento, o morirme ya.

FUTBOLISTA LÍDER.
Hombre, dale otra oportunidad.

DEFENSOR.
Voces, oigo voces que me llaman..., son ángeles, revolotean a mi alrededor, esto es  tan hermoso.

META.
Oye, ya lo tengo, pero de verdad, escucha: “Te juro que haré lo posible para que tu muerte no  caiga en saco roto”.

DEFENSOR.
Muy abstracto, ¿no?

META.
Mira, no se me ocurre otra cosa, lo tomas o lo dejas.

DEFENSOR.
Lo tomo, menos da una piedra.

Instantáneamente estira la pata el pobre DEFENSOR.
Los compañeros cubren el cuerpo DEFENSOR con la bandera de su equipo.



FUTBOLISTA LÍDER.
Se nos ha ido.

FUTBOLISTA LÍDER.
Juro que te vengaremos amigo.

UNO.
Juro que este crimen no quedará impune.

OTRO.
Juro que los que han hecho esto lo pagarán caro.

META.
Juro que haré lo posible para que tu muerte no caiga en saco roto.

FUTBOLISTA LÍDER.
La verdad es que no te has quebrado, tía.

META.
¿Quién, yo?

FUTBOLISTA LÍDER.
Te podías haber calentado un poco más la olla.

UNO.
Sí, eso.

OTRO.
Bien dicho.

Salen los futbolistas.  Oscurece lentamente la escena con el cadáver tapado por la insignia patriótica.

DEFENSOR.
(Destapando su cabeza) Esperad, un momento. Luces.

Se ilumina la escena de nuevo, vuelven los actores que habían hecho mutis.

FUTBOLISTA LÍDER.
¿Qué pasa ahora, hombre?

DEFENSOR.
Una última voluntad...
Quiero.

FUTBOLISTA LÍDER.
¿Qué?

DEFENSOR.
Que me enterréis en este mismo campo, bajo el césped, junto a la portería.

FUTBOLISTA LÍDER.
Joder, como empecemos con caprichitos...



(Oscuro)








ESCENA TERCERA.

Punta, cuelga la colada, en cuerdas que atraviesan el escenario, aparece Extremo por entre los trapos, el gesto dolorido y la cabeza vendada

PUNTA.
¿Has despertado, cariño?

EXTREMO.
¿Quién eres tú?

PUNTA.
No me recuerdas.

EXTREMO.
No.

PUNTA.
Soy Punta, estamos enamorados.

EXTREMO.
¿Tú y yo?

PUNTA.
Sí, locamente enamorados.

EXTREMO.
Me duele tanto la cabeza.

PUNTA.
Esos cabrones se desahogaron contigo.

EXTREMO.
¿Por qué lo hicieron?

PUNTA.
¿Lo has olvidado todo?, pobre.

EXTREMO.
No, todo no.  Recuerdo algunas cosas... el penalti... me enviaron a una misión secreta... y allí estaba ella, mi amor...

PUNTA.
Sí, era yo, ¿no te acuerdas?

EXTREMO.
¿Eras tú?

PUNTA.
Pues claro, ¿quién iba a ser?

EXTREMO.
No sé, estoy confuso.

Él mira sus pies desnudos.

PUNTA.
Esos cerdos, te robaron las botas.



EXTREMO.
No, no me las robaron, yo te las entregué...

PUNTA.
¿A mí?

EXTREMO.
Sí, son el único recuerdo que guardo de mis padres, por eso te las di, para que si algún día tenemos un hijo, se las pongas, y así yo podré reconocerle.  Te lo dije… ¿Lo has olvidado?

PUNTA.
¿Estás seguro de que me las diste?

EXTREMO.
Sí, de eso me acuerdo perfectamente. ¿Y tú?

PUNTA.
Pues claro que me acuerdo, era para probarte.  Jolín, has progresado una barbaridad.

EXTREMO.
El partido, ¿cómo va? ¿Estamos ya en la segunda mitad?

PUNTA.
Has estado mucho tiempo inconsciente,  sólo quedan cinco minutos para el final del tiempo reglamentario.

EXTREMO.
¿Sólo nos quedan cinco minutos para intentar empatar?

PUNTA.
Pero... no te acuerdas, conseguimos empatar.  Gracias a ti.

EXTREMO.
No es posible.  No pude marcar un gol sin darme cuenta.

PUNTA.
No, tú no marcaste el gol, pero pasaste toda la noche con el portero del equipo enemigo, conseguiste retenerlo, no sabemos cómo, la portería estuvo vacía toda la noche, y pudimos marcar el gol.

EXTREMO.
¿Qué dices?



PUNTA.
Eres nuestro héroe.  Todos te admiran.

EXTREMO.
¿Todos?

PUNTA.
Todos menos los jugadores del otro equipo.  Sobre todo su portero, que te ha jurado odio eterno.

EXTREMO.
¿Cómo se llama ese portero?, quiero conocerle.

PUNTA.
Ella te odia,  si pudiera te mataría...

EXTREMO.
¿Ella?

PUNTA.
¿Qué?

EXTREMO.
¿Has dicho ella?

PUNTA.
Yo... no...

EXTREMO.
¿Es una mujer?

PUNTA.
Bueno, en cierto modo…

EXTREMO.
¿Cómo se llama?

PUNTA.
Olvídala.  Tu sitio está aquí, con los tuyos.

EXTREMO.
Necesito verla, hay algo que debo recordar, pero no consigo hacerlo.  Aquella noche, pasaron cosas, y ella estuvo conmigo.  Si la viera... podría  recordar.

PUNTA.
Está bien, tú ganas, iré a buscarla, pero no sé si querrá hablar contigo.

EXTREMO.
No, debo ir yo.

PUNTA.
A ti no te dejarán llegar hasta ella.

EXTREMO.
¿Y a ti...?

PUNTA.
Me lo deben, soy agente doble, a veces espío para vosotros, y a veces lo hago para ellos.



EXTREMO.
Lo suponía.

PUNTA.
Con lo que te he dicho, podrías acabar conmigo si quisieras.

EXTREMO.
Nunca haría algo así.

PUNTA.
Lo sé.  Hasta pronto.

EXTREMO.
¿La reconocerás?

PUNTA.
Sí.  Meta y yo nos conocemos muy bien.  Demasiado bien.

EXTREMO.
¿Por qué dices eso?

PUNTA.
Somos hermanas.

EXTREMO.
¿Hermanas?

PUNTA.
Sí, hermanas gemelas.











ESCENA CUARTA.

Meta, arrodillada, reza ante la tumba de Defensor, un barroco panteón situado junto  a la portería.  Meta viste hábitos monacales.  Irrumpe Punta.

PUNTA.
Hermana.

META.
¿Sí?

PUNTA.
Te has metido a monja.  La última vez que nos vimos, tú acababas de  terminar quinto de portería, y estabas a punto de comerte el mundo.

META.
¿Eres tú?

PUNTA.
Tu querida hermana.

META.
Me gustaría decirte que me alegro de verte.

PUNTA.
Dímelo.

META.
No sé mentir.

PUNTA.
¿Qué ha quedado de aquella joven,  número uno de su promoción?

META.
Pues mírame, ahora estoy dedicada en cuerpo y alma a la oración y a cuidar esta pequeña tumba.

PUNTA.
¿Y la portería?

META.
He plantado geranios.   ¿Qué vienes a hacer aquí?

PUNTA.
Nada.  Quería saber de ti.

META.
¿Qué es de tu vida?

PUNTA.
He encontrado el amor.  Soy muy feliz.

META.
Amor, esa palabra.

PUNTA.
¿Y tú?, dicen que amaste a un hombre.

META.
 (Repentinamente histérica, arrancándose el hábito casi a mordiscos) El maldito cabrón. Satanás confunda a ese hijo de puta y se le pudra la polla hecha pedazos como rodajas de mierda quemada, y le arranquen las tripas con tenedores los demonios borrachos y se  meen encima para que le escueza.

PUNTA.
¿Todavía le amas, no?

META.
(Repentinamente vulnerable) Se me nota, ¿verdad?   No puedo evitarlo.

PUNTA.
Él a ti no te ama.

META.
No digas eso, mujer.

PUNTA.
Está casado con otra.

META.
¿Qué me dices?

PUNTA.
Y no quiere saber nada de ti, ni de tu hijo.

META.
¿Cómo sabes lo del niño?



PUNTA.
Soy espía, ¿recuerdas?

META.
¿Él sabe que el niño es suyo?

PUNTA.
Sí, y no quiere saber nada de la criatura.

META.
Jamás sabrá nada del pequeño, él cree que su padre ha muerto.

PUNTA.
A ti también te  detesta.  Olvídale.

META.
¿Y tú cómo sabes tanto de él?

PUNTA.

Porque soy su esposa.  Y voy a tener un hijo suyo.

(Oscuro)

PARA LEER MÁS, CONTACTAR CONMIGO A TRAVÉS DE: 
tomasafan@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario