jueves, 23 de marzo de 2023

6 COMEDIAS ÁCIDAS

 


6 COMEDIAS ÁCIDAS. Es un libro formado por las obras:

-Díptico irreverente (“Las aventuras del feto Tobías” y “Las desventuras del muerto Alberto”). Dos piezas de humor surrealista que nacen a partir de un curso, fundamental para mí, con la autora británica Sarah Kane.

- Pim pam clown (texto ganador del XIII Premio ASSITEJ).  Mi obra más representada (y más traducida), un alegato contra las guerras que parte de la ingenuidad del clown.

- Los amigos (Accésit III Certamen Monteluna. Universidad de Huelva).  Un texto sobre la insatisfacción que mezcla un esquema de sit-com (tipo ”Friends”) con pinceladas de Ionesco o Mihura. 

- Atracción (texto ganador del IX Premio Raul Moreno Fatex).  Una comedia en torno a las fantasías que cuenta la atracción de unos extraños personajes durante su visita a un fantasmal parque de atracciones.

- ¿¡Ya es la hora!? (texto ganador del V Certamen de teatro Isabel Agüera. Y del II Torneo de Dramaturgia Andaluza de Málaga).  Esta divertida obra comienza cuando una actriz, que está a punto de comenzar su actuación, recibe una visita inesperada.

- Tríptico infernal (Mención Especial del II Certamen Internacional de Comedia del Teatro Español de Madrid).  Formada por el western surreal “La balada del hombre ahorcado” y  por la sátira antibelicista “Divina tragedia” que involucra al cielo y al infierno en un asombroso conflicto armado.

 Se puede adquirir en la librería Yorick de Madrid o en este enlace:

                                          LIBRO SEIS COMEDIAS ÁCIDAS.


jueves, 12 de enero de 2023

LA DIVINA TRAGEDIA

 

(de la obra TRÍPTICO INFERNAL Mención Especial del II Certamen Internacional de Comedia del Teatro Español de Madrid).

 

Tomás Afán.

 

 



Jugando a parodiar los clichés de diversos géneros (bélico, fantástico, político…) en esta obra se narran historias que partiendo de la     eterna lucha entre el bien y el mal se adentran en el territorio de lo sobrenatural aunque explorando, en el fondo, asuntos absolutamente mundanos y terrenales.


 

LA GUERRA DEL INFIERNO.

 

 

 

Escena 1.

 

 

AGENTE.

¿Es usted Satán?

 

 

SATÁN.

señor.

 

 

AGENTE.

Dese preso.

 

 

SATÁN.

Pero no he quebrantado ninguna ley.

 

 

AGENTE.

Eso ya lo veremos

 

 

SATÁN.

No hay pruebas.

 

 

  AGENTE.

¿Y la Biblia?

 

 

SATÁN.

Literatura barata. Sensacionalismo amarillo. Yo soy un pobre artesano del fuego que trata de darle                una oportunidad laboral a billones de almas desahuciadas por el elitista del cielo.

 

AGENTE.

Me va a hacer llorar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Escena 2.

 

 

SATÁN.

¿Dónde estamos?

 

 

AGENTE.

En las catacumbas de la justicia.

 

 

SATÁN.

Mierda.

 

 

AGENTE.

Suéltalo ya. Habla de una vez. Escupe lo que sepas.

 

 

SATÁN.

Pero bueno, qué formas son esas de interrogar a un pobre anciano. Mira que tengo muchos millones  de años más que tú, que podría ser tu archimegatatarabuelo.

 

AGENTE.

Menos evasivas y al grano.

 

 

SATÁN.

¿Qué?

 

 

AGENTE.

Que cantes.

 

 

SATÁN.

¿Que cante el qué?

 

 

AGENTE.

Lo que sabes, coño.

 

 

SATÁN.

Aay, esa hostia sobraba.

 

 

AGENTE.

Vamos, cojones.

 

 

SATÁN.

Huy, qué patada. Coño, que soy un pobre ángel caído, y me has dao justo en la herida.

 

 

AGENTE.

Te voy a cortar los cuernos como no hables.

 

 

SATÁN.

¿Pero qué mierda tengo que hablar?

 

 

AGENTE.

El infierno, dinos dónde está el infierno o te machaco los huevos y te arranco la piel a tiras.

 

 

SATÁN.

Aay.

 

 

AGENTE.

¿Dónde? Dime dónde está el infierno, o te saco los ojos con este destornillador.

 

 

SATÁN.

Aquí, amigo, el infierno está aquí.


 

 

 





Escena 3.

 

 

AGENTE.

Se resiste a hablar, comandante

 

 

COMANDANTE.

Tenemos que salvar a todas esas almas en pena.

 

 

AGENTE.

Ya, pero... es tozudo.

 

 

COMANDANTE.

Debemos buscar un modo de que nos alguna pista de cómo llegar hasta el tártaro, el abismo, el caos.

 


AGENTE.

No, yo le he preguntado por el infierno nada más.

 

 

COMANDANTE.

Es lo mismo, inculto.

 

 

AGENTE.

Bueno. El caso es que me temo que no hablará, quizás ni el mismo sepa cómo llegar hasta el  infierno, puede que tal vez, incluso, ese lugar no exista.

 


COMANDANTE.

¿Está seguro de que es el auténtico Satanás?




AGENTE.

Segurísimo.

 

 

COMANDANTE.

¿Lo ha comprobado?

 

 

AGENTE.

Los cuernos, el rabo... todo encaja.

 

 

COMANDANTE.

Ya, pero, en estos días eso no es suficiente.

 

 

AGENTE.

Sí, pero además llevaba el carné de la biblioteca encima, y las tarjetas de crédito. Y mire, este es su  carné de conducir, lo tenía aquí en mitad de esta guía de carreteras del Hades.

 

Silencio.

 

 

COMANDANTE.

Carreteras ¿de qué?

 

 

AGENTE.

Del Hades, ¿eso cae por el norte... creo ... verdad?

 

 

COMANDANTE.

¿Carreteras? ¿En el Hades?

 

 

AGENTE.

La he cagao, ¿no?

 

 

COMANDANTE.

Sensacional. Ya le tenemos.


 

 




 

Escena 4.

 

 

MINISTRO.

Comandante, hemos hecho cálculos, y la operación no compensa.

 

 

COMANDANTE.

¿Cómo que no compensa? ¿Salvar a miles de millones de almas en pena que sufren un castigo  eterno no compensa?

 

MINISTRO.

Los gastos de desplazar todos nuestros efectivos militares varios miles de metros por debajo de la   corteza terrestre son enormes.

 


COMANDANTE.

Pero, piense en sus familiares fallecidos, podría salvarlos.

 

 

MINISTRO.

Negativo, mis ancestros pertenecen al credo budista. Y para ellos no existe el infierno.

 

 

COMANDANTE.

Pero realmente existe, mire estas fotografías; las llevaba consigo el individuo capturado.

 

 

MINISTRO.

¿Satanás?

 

 

COMANDANTE.

Sí, mire. .Es un lugar repleto de vicio y depravación. ¿Qué me dice?



MINISTRO.

Hmm… sugestivo… excitante, incluso…

Pero no me convence, las bajas serían numerosísimas, esos tipos con cuernos y rabo deben de pelear   como auténticos diablos.

 

COMANDANTE.

Piense en la gloria que supondría ver nuestra bandera en lo más profundo del averno...

 

 

MINISTRO.

Eso ya ocurrió cuando destapamos aquellos casos de corrupción en el Congreso... Un momento, déjeme esas fotos otra vez...

 

COMANDANTE.

Tome.

 

 

MINISTRO.

Me ha parecido ver... ¿Qué es esto?

 

 

COMANDANTE.

Son plataformas de extracción petrolífera, el infierno está asentado sobre toneladas de combustible, ¿no lo sabía?

 

 

MINISTRO.

Dios mío, tenemos que salvar a esos pobres pecadores como sea, movilización inmediata. ¡Arr!


 

 

 


 

 

 

Escena 5.

 

Se escucha una gran explosión.  Hay humo por todas partes.  Aparece un militar.

 

SOLDADO.

(Para sí, mirando a su alrededor)  Uff.  Esto es dantesco.

(Hablando a través de un walkie talkie)  Buenas noticias, señor, hemos vencido.  La operación “Relámpago en la oscuridad”  ha sido un éxito.    Sí, mi general, dominamos casi todos los círculos infernales.  No, no es una victoria total… pero las tropas enemigas han tenido que replegarse.  Pues… me temo que todavía conservan intacta su capital y gran parte de su fuerza destructiva.   Y no será fácil desalojarles. 

¿Víctimas colaterales?  Pues… imagino que sí… los bombardeos han sido muy intensos… y la verdad es que… todo está lleno de cadáveres quemados… pero, señor, es inevitable, desde el Estado Mayor nos pedían resultados rápidos… ha habido que usar a tope nuestra fuerza de ataque.  Además, ¿cómo podemos saber si toda esta gente calcinada la hemos matado nosotros?  Estamos en el infierno.  A lo mejor son víctimas del régimen.   ¿O acaso no queman aquí a los pecadores?  ¿Verdad?  Pues eso digo yo…

No se preocupe, también hay gente viva.

¿Qué si la población civil superviviente nos está recibiendo con aplausos y con vítores? Pues no exactamente…

Los pobres están asombrados… no saben lo que está pasando… le hablo ahora mismo desde los suburbios, aquí viven hacinadas grandes bolsas de población en condiciones infrahumanas… sí señor, dentro de calderas hirviendo… no había visto nada parecido desde que visité aquel barrio de vagabundos en Los Ángeles.

Sí, aquí enfrente hay un grupo de lugareños… de hecho hay uno… que… me resulta muy familiar… perdone señor, tengo que colgar… sí, enseguida le llamo para informarle…

 

Sale un momento el SOLDADO y vuelve enseguida empujando a un SEÑOR MAYOR.

 

SEÑOR MAYOR.

Oye… oye… quítame las manos de encima…

 

SOLDADO.

¿Es usted?  No me lo puedo creer.

 

SEÑOR MAYOR.

¡Suéltame! ¡Déjame en paz…!

 

SOLDADO.

Padre, soy yo… Antoñito…

 

SEÑOR MAYOR. 

¿Qué?

 

SOLDADO. 

Padre, venga conmigo.

 

SEÑOR MAYOR. 

¿Qué coño quieres?

 

SOLDADO. 

Estamos invadiendo el infierno.

 

SEÑOR MAYOR. 

¿Pero qué os hemos hecho nosotros?

 

SOLDADO. 

No, si venimos a rescataros.

 

SEÑOR MAYOR. 

Y por eso usáis armas de destrucción masiva.

 

SOLDADO. 

Ah eso, bah, era porque nos hemos encontrado unos focos de resistencia ahí, conforme entras por las calderas de Pedro Botero, a la izquierda.

 

SEÑOR MAYOR. 

¿Sí, en los depósitos de azufre?

 

SOLDADO. 

¿Depósitos de azufre?  ¡Coño!  A nosotros así de primeras nos habían parecido armas químicas.

 

SEÑOR MAYOR.

Pues hay que estar gilipollas.

 

SOLDADO.

En fin… así son las guerras, padre.

 

SEÑOR MAYOR.

Largaros de aquí, cojollos.

 

SOLDADO.

Negativo.  Esta operación militar es irreversible.  En unos pocos días hemos neutralizado las principales vías de comunicación del enemigo.  Y hemos acabado con toda su fuerza naval.

 

SEÑOR MAYOR.

¿Os habéis cargado la barca de Caronte?  Madre mía…   

 

SOLDADO.

Estamos aquí para rescatarles, hemos venido a ocupar el infierno.

 

SEÑOR MAYOR. 

Pues a mí me dejas en paz.

 

SOLDADO. 

Véngase usted conmigo.

 

SEÑOR MAYOR. 

Yo no me muevo de aquí, que se está divinamente.

 

SOLDADO. 

Pero qué dice usted, si esto es un castigo eterno.

 

SEÑOR MAYOR. 

Ya, pero he congeniao muy bien con todo el mundo.

 

SOLDADO. 

Está usted bajo el síndrome de Estocolmo. 

 

SEÑOR MAYOR. 

¿Para qué coño me has tenido que sacar de la caldera hirviendo?

 

SOLDADO. 

Padre ¿cómo le puede gustar el infierno?

 

SEÑOR MAYOR.

Estoy ya habituao, como me habíais mandao a tantos viajes del Inserso...

 

SOLDADO.

Véngase conmigo, hombre.  ¿Es que no tiene ganas de ver a sus nietos?

 

SEÑOR MAYOR.

¿Mis nietos?  (Reconsiderando su actitud)  Pero… ¿de verdad se puede salir de aquí?

 

SOLDADO.

Claro. 

 

SEÑOR MAYOR.

Pues voy a decírselo a todo el mundo, que seguro que habrá un montón de condenados que querrán salir de aquí.

 

SOLDADO.

¿Un montón?  Espere…

 

SEÑOR MAYOR.

¿Qué pasa?

 

SOLDADO.

Es que… tendrán que cumplimentar unos trámites burocráticos.

 

SEÑOR MAYOR.

Unos… ¿qué?

 

SOLDADO.

El problema es que no podemos admitir a mucha gente.  Carecemos de recursos suficientes para construir campos de refugiados,  pero a los que tengan medios económicos para pagarse un hotel… les podemos conceder el visado de turistas, y tal vez con el tiempo… la ciudadanía…

 

SEÑOR MAYOR.

Ah.

 

SOLDADO.

Entonces ¿qué?  ¿Se anima?

 

SEÑOR MAYOR.

(Dudoso) Puess.

 

SOLDADO.

Venga, solo tendrá que firmar la solicitud de asilo.

 

SEÑOR MAYOR.

Y una mieeeeerda.  A mí en el asilo no me metéis otra vez, cabrones.

 

SOLDADO.

¿Qué?

 

SEÑOR MAYOR.

(Marchándose) Aquí, las calderas estarán hirviendo, pero por lo menos no me atiborran a pastillas, ni me tratan como a un gilipoyas…

 

SOLDADO.

(Saliendo detrás)  Padre, padre, ¡vuelva!

 

 

 

 


 

Escena 6.

 

 

 

VOTANTE.

Así que elecciones, ¿no?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Pues sí, nos hemos visto obligados.

 

 

VOTANTE.

¿Y cuál papeleta tengo que meter?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

La que usted quiera, esto ya no es una dictadura.

 

 

VOTANTE.

¿En serio?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Claro, claro.

 

 

VOTANTE.

Pues yo voto por Satanás.

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Pero si Satanás es un tirano, un corrupto, es muy malo, y os tenía a todos puteados con los      tormentos, y el azufre hirviendo...

 

VOTANTE.

Ya, pero, más vale lo malo conocido...

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Si los candidatos nuevos son mucho mejores.

 

 

VOTANTE.

Bueno, pero yo prefiero a Satanás.

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Lo que pasa es que no se ha presentado a las elecciones. Como está en la cárcel...

 

 

VOTANTE.

¿No se ha presentado? Pues vaya elecciones.

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Pero hay otros tres candidatos que son fenomenales.

 

 

VOTANTE.

¿Hay tres?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Claro, esto es una democracia, ahora que hay libertad.

 

 

VOTANTE.

Ah bueno, eso está bien. ¿El del partido satánico cuál es?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

No, chssst, calle.  Ese partido es ilegal.

 

 

VOTANTE.

¿Ilegal?


PRESIDENTE DE MESA.

Claro, porque está prohibido.

 

 

VOTANTE.

¿Por qué?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Por vuestro bien. Pero los partidos nuevos comprenden todo el espectro político.

 

 

VOTANTE.

¿Eso qué es?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Que son fenomenales los tres.

 

 

VOTANTE.

Pues me abstengo.

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Eso está prohibido.

 

 

VOTANTE.

¿Por qué?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Por vuestro bien.

 

 

VOTANTE.

Joer.

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

¿A quién votas? ¿A Dios Padre, al Hijo o al Espíritu Santo? Los tres son omnipotentes y todobondadosos.

 

VOTANTE.

¿Y qué ofrece cada uno?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

Una eternidad en el paraíso.

 

 

VOTANTE.

¿Con todos los gastos pagados?

 

 

PRESIDENTE DE MESA.

No hombre... son todobondadosos pero no gilipoyas.


 

 






 

Escena 7.

 

CUÑAO.

(Abriendo la puerta) ¿Qué?

 

ALTO REPRESENTANTE.

¿Dios?

 

CUÑAO.

No.  Está ocupado, ahora mismo no puede atenderle.

 

ALTO REPRESENTANTE.

¿Ah, no?

 

CUÑAO.

No.

 

ALTO REPRESENTANTE.

¿Y usted quién es?

 

CUÑAO.

Su cuñao.

 

ALTO REPRESENTANTE.

Ah.

 

CUÑAO.

¿Si quiere que le deje algún recado?

 

ALTO REPRESENTANTE.

Me gustaría hablar personalmente con Él.

 

CUÑAO.

¿Que venía, para algún milagro o algo?

 

ALTO REPRESENTANTE.

Pues verá, yo quería a proponerle al Creador una oportunidad única para la ampliación de su actividad… a nuevos… mercados.

 

CUÑAO.

O sea que vienes en plan propaganda… o sea… para vendernos algo.  ¿Seguro que te manda una empresa de estas que tienen que ir a vender a domicilio, porque están al borde de la quiebra?

 

ALTO REPRESENTANTE.

Un respeto, señor, que soy un enviado de la ONU.

 

CUÑAO.

Ves, lo que yo decía.

 

 

ALTO REPRESENTANTE.

Señor, está usted hablando con una altísima personalidad moral que ha sido designada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para invocar la ayuda divina.  Vengo en representación de toda las personas de buena voluntad.

 

CUÑAO.

¿Para entrevistarte con Dios?

 

ALTO REPRESENTANTE.

Sí.

 

CUÑAO.

Huy, pues eso no va a ser posible.

 

ALTO REPRESENTANTE.

¿Por?

 

CUÑAO.

Porque mi cuñao es muy suyo,para estas cosas.

 

ALTO REPRESENTANTE.

¿Es tímido el hombre?

 

CUÑAO.

No.  Que es muy reservado de cara al público.  Luego en la intimidad es una panzá de reír, le va mucho el cachondeito, pero en cuestión de imagen tiene que cuidar mucho con quién habla y con quién no.  Hace unos años vinieron unos muchachos que estaban escribiendo un libro muy gordo, una biografía de mi cuñado, ya sabe usted.

(Tratando de recordar) ¿Cómo se llamaba el tocho…?   Era más gordo que las páginas amarillas.

 

ALTO REPRESENTANTE.

¿La Biblia?

 

CUÑAO.

Eso es, ¿lo conoce?

 

ALTO REPRESENTANTE.

Sí, claro. 

 

CUÑAO.

Pues, le entrevistaron y mi cuñao que ese día estaba más contento de lo habitual, usted ya me entiende, se puso a contar tonterías y trolas, y a inventarse que él había hecho el mundo en siete días, él solo.  Imagínese.  Que nos costó más de un año y medio terminar lo que son los cimientos nada más, y que allí curró la familia completa, hasta los niños, las criaturas, y mis suegros que en paz descansen.  Lo que pasa es que Dios ha tenido siempre mucho afán de protagonismo.  Pero lo que es el diseño del mundo, los continentes, las montañas y así las ciudades más importantes, lo más vistoso del mundo, se lo trabajó mi hermana la Remedios, que tiene unas manos de oro para la geografía, que lo mismo te hace una cordillera que te fabrica un mar precioso con sus olas y todo, que las olas a la Remedios le salen superiores.  Pero tú pídele a mi cuñao que te haga algo de geografía, y verás qué chapuza, lo único que hizo el hombre fue la Atlántida, y se le hundió a los cuatro días.

 

ALTO REPRESENTANTE.

¿Entonces Dios es un farsante?

 

CUÑAO.

No hombre, yo no he dicho eso, las cosas como son, a Dios lo que se le da muy bien es la biología, lo de crear cosas vivas, que se mueven, animalicos y bichos, aunque algunos le salen más feos que su puta madre, pero bueno, a él le entretiene, es su jobi, y también se le da muy bien hacer la paella, le sale riquísima, en su punto ni muy pasada mi muy tierna, para esas dos cosas está muy dotado el hombre, que yo no quiero quitarle mérito ninguno a mi cuñado, no es ningún farsante, ¿eh?  No ponga en mi boca cosas que yo no he dicho, en lo de crear vida a partir del barro, y en lo de hacer paellas de marisco no hay otro igual en el universo.

 

ALTO REPRESENTANTE.

Ajá.

 

CUÑAO.

Pero en otras cosas es muy negado, por ejemplo el tema de las lentejas le salen que no hay quién se las coma, y por otro lado todos los bichos que crea se le acaban muriendo tarde o temprano, no da con la tecla, el hombre, de la inmortalidad, y mira que lo intenta, pero no hay manera, bicho que nace, a los pocos años se le pone arrugadito como una pasa y al final al hoyo.

 

ALTO REPRESENTANTE.

¿Sí?

 

CUÑAO.

Sí.

 

ALTO REPRESENTANTE.

Vaya por Dios.

 

CUÑAO.

Eso mismo digo yo.

 

ALTO REPRESENTANTE.

Bueno, entonces, ya que he venido de tan lejos,  ¿podría hacerle unas preguntas a Dios?

 

CUÑAO.

¿Qué tipo de preguntas?

 

ALTO REPRESENTANTE.

Preguntas de religión.

 

CUÑAO.

Ah, conque religión, ¿eh?

 

ALTO REPRESENTANTE.

Sí.

 

CUÑAO.

Usted no será de alguna iglesia.

 

ALTO REPRESENTANTE.

Sí, señor.

 

CUÑAO.

Ya le veía yo pintilla.

 

ALTO REPRESENTANTE.

En realidad yo soy…el Papa.  Aunque vengo de paisano para evitar a los paparazzis.

 

CUÑAO.

Claro, claro.

 

ALTO REPRESENTANTE.

Y necesito dialogar con el Altísimo sobre la eterna batalla entre el bien y el mal, que se encuentra en un momento crucial, porque dado el potencial armamentístico de nuestros enemigos podría llegarse a producir una guerra nuclear… y por lo tanto… el día del juicio final.

 

CUÑAO.

El día del juicio final.

 

ALTO REPRESENTANTE.

Sí señor.

 

CUÑAO.

Fuera de aquí, pájaro de mal agüero.

 

ALTO REPRESENTANTE.

Oiga.

 

CUÑAO.

Fuera he dicho, que aquí no queremos saber nada de fin del mundo y de tonterías de esas, que la última vez que nos vendieron una revistica hablando del apocalipsis, no pegamos ojo ninguno en una semana.  Joé que manía de querer meternos el susto en el cuerpo.  Y además, que es lo que dice mi cuñao, que todas esas tonterías de las religiones no sirven nada más que para tener engañá a la gente.  Y nosotros a lo largo de la eternidad,  como hemos visto ya, tantas estafas, que si Zeus, que si Jupiter, que si el Palmar de Troya,  y tantísimos fraudes en la religión, al final nos hemos vuelto todos unos ateos del copón bendito.  Me cago en Dios.



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