martes, 16 de diciembre de 2014

EN CASA DE MUÑECAS. XII Premio Martín Recuerda de Teatro. (Primeras escenas)


 Escena 1.


El decorado representa un apartamento algo desordenado.  La acción transcurre en la habitación central de este pequeño estudio, que es a la vez dormitorio y sala de estar. 
Además de una cama, una mesita y algún otro mobiliario convencional, hay un par de puertas que conducen a distintos espacios de la casa, así como una puerta de entrada a la vivienda.

En escena dos personajes.

HOMBRE.
¿Las condiciones están claras?

ELLA.
Sí. 

HOMBRE.
¿Seguro?

ELLA.
Del todo.

HOMBRE.
Y ¿te interesa?

ELLA.
Por eso estoy aquí, ¿no?

El HOMBRE escruta a la chica, como estudiándola.

HOMBRE.
¿Cuántos años tienes?

ELLA.
Tengo 19 años.

HOMBRE.
¿19?  ¿No me estarás mintiendo?


ELLA.
(Un tanto apurada) 19 años.

HOMBRE.
Necesito ver tu DNI.

ELLA.
No sé si lo llevo encima.

HOMBRE.
(Severo) Pues entonces no te puedo seguir atendiendo.

ELLA.
Pero.

HOMBRE.
Lo siento.

ELLA.
Espera, miraré por si acaso.

HOMBRE.
No tengo mucho tiempo.

ELLA.
Aquí está.

HOMBRE.
Entiéndelo, no puedo arriesgarme.

ELLA.
Toma.

El HOMBRE mira el DNI, y a continuación mira a la chica, sorprendido.

HOMBRE.
Pero… creía que eras más joven.

ELLA.
Sí.  Lo parezco.  Ya ves.  Tengo mis años.

HOMBRE.
Ya veo.

ELLA.
En fin, supongo que mi edad, ¿influye?

HOMBRE.
No… no hay pega ninguna… es perfecto.

ELLA.
¿Ah sí?  Pensaba que buscabas a alguien más joven.

HOMBRE.
Al contrario, no quiero problemas.

ELLA.
Muy bien.

HOMBRE.
Sí, muy bien.

Silencio embarazoso.

ELLA.
¿Y ahora?

HOMBRE.
¿Qué?

ELLA.
¿Tengo que hacer algo?

HOMBRE.
No te entiendo.

ELLA.
Quieres que me mueva o que ande para verme mejor o… no sé… algo así…

HOMBRE.
No hace falta mujer, ya te he visto bien cuando has entrado.

ELLA.
Mira, te he traído fotos.

HOMBRE.
Ah.

ELLA.
Me las hizo un amigo mío fotógrafo.  ¿Te gustan?

HOMBRE.
Son bonitas.

ELLA.
¿Verdad?

HOMBRE.
Sí, estás muy guapa.

ELLA.
Gracias.

ELLA.
¿Necesitas referencias mías?

HOMBRE.
¿Referencias?

ELLA.
Tengo papeles de gente que me conoce.

HOMBRE.
¿Sí?

ELLA.
(Ofreciéndole una carpeta) Toma.

HOMBRE.
Ah.

ELLA.
No los miras.

HOMBRE.
No hace falta.  De verdad.  No necesitamos papeles para esto.

ELLA.
(Guardando los papeles) Tampoco te interesa ver mi certificado médico.

HOMBRE.
Sí, eso sí.

ELLA.
Ah.

HOMBRE.
Por favor.

ELLA.
Toma.  Es un análisis bastante completo.

HOMBRE.
Veo que es reciente.

ELLA.
Sí.

HOMBRE.
Muy bien. 

ELLA.
(Señalándole un apunte de los análisis) Aquí está lo que te interesa.

HOMBRE.
Ah, perfecto.

ELLA.
Imagino que no querrás meter a cualquiera en tu casa.

HOMBRE.
Bueno, tú tampoco me conoces a mí.

ELLA.
Es verdad.

HOMBRE.
Y no tengo papeles para demostrarte que soy de fiar.

ELLA.
¿Y certificado médico?

HOMBRE.
Tampoco.

ELLA.
¿Ah no?

Él niega con la cabeza.

ELLA parece sentirse un poco contrariada.  Finalmente suspira y se encoje de hombros.

ELLA.
En fin.  Tendré que confiar en ti.

HOMBRE.
Sí.  Tenemos que fiarnos el uno del otro.  En un asunto como este, ya comprenderás que no podemos firmar un contrato ni nada parecido. 

ELLA.
Lo sé.  Lo sé.

HOMBRE.
Y te pido que esto no se lo cuentes a nadie.

ELLA.
Ya, claro, por supuesto.

HOMBRE.
¿Quieres ver el piso?

ELLA.
Pues sí, me interesaría mucho.

HOMBRE.
(Abriendo una de las puertas)  La cocina…
(Abriendo la otra puerta interior) El baño…
Y la sala de estar como ves, también es dormitorio…

ELLA.
Ah, entonces esta es la única cama.

HOMBRE.
Sí claro, ¿necesitas más?

ELLA calla.

HOMBRE.
¿Te gusta?

ELLA.
Está bien.  Servirá.  Parece cómodo.

HOMBRE.
Bueno no es nada del otro mundo pero no vas a encontrar algo tan céntrico.   Eso te lo aseguro.

ELLA.
Entonces, quieres decir que…

HOMBRE.
¿Qué?

ELLA.
¿Me has elegido a mí?

Él afirma con la cabeza.

ELLA.
Bueno, pues, gracias, supongo…

El HOMBRE se encoge de hombros.

Oscuro.







 Escena 2.


Cambio de luz, antes la iluminación nos mostraba todo el decorado, ahora solamente la vemos a ella, rodeada de tinieblas.


ELLA.
Estoy llena de dudas. 
No puedo evitarlo. 
Me gustaría ser una persona con las ideas claras.
Envidio a la gente que es así.  Aunque también me dan un poco de miedo, porque esas personas no suelen admitir sus errores y yo me equivoco tan a menudo…
De hecho, tal vez esto que estoy haciendo ahora sea un error. 
No sé muy bien por qué he venido aquí. 
Ha sido todo tan precipitado. 
Tomé la decisión y me tiré a la piscina. 
Sin pensar en lo que me esperaba. 
En lo que me espera. 
Porque, hasta ahora, siempre me había sentido protegida. 
Demasiado protegida de hecho. 
En casa no me faltaba nada, todas mis necesidades estaban cubiertas. 
Solo tenía que preocuparme por respirar, por mover un pié después del otro al caminar, y a veces me resultaba difícil y fatigoso coordinar el movimiento de mis pies y de mis pulmones. 
Porque esos eran mis únicos retos, y analizados con detalle se pueden convertir en desafíos imposibles.

Pausa.

ELLA.
No sé si tiene  mucho sentido todo esto que estoy pensando, todo esto que estoy diciendo. 
¿Diciéndoselo a quién?
¿A mí misma? 
Como si necesitara escuchar las cosas en voz alta por desconfiar de mis propios pensamientos. 
O tal vez trato de convencerme de algo que es tan absurdo, tan indefendible.
Me estoy equivocando haciendo esto que hago.  Lo sé. 
Pero no me quedaba otra salida.

ELLA queda ensimismada.  Silencio denso y prolongado.

Ahora podemos ver a otro personaje en escena, tal vez porque ha cambiado levemente la iluminación, o quizás porque el nuevo personaje  ha entrado en el espacio iluminado, cerca de la chica. Se trata de una mujer, una DIRECTORA teatral, como pronto descubriremos
A lo largo de toda la obra se alternarán dos espacios, por un lado el decorado de la casa, y por otro, un espacio teatral delimitado por una iluminación menos natural, más recortada, que representará una franja, un segmento de una sala de ensayos.

DIRECTORA.
¿Ya?

ELLA.
¿Qué?

DIRECTORA.
¿Has terminado?

Silencio.

DIRECTORA.
¡El monólogo!

ELLA.
Ah sí, perdón, supongo que sí.  Ya está. 

DIRECTORA.
(Haciendo anotaciones) Bien.

CHICA.
¿Te puedo preguntar?

DIRECTORA.
Pregúntame.

ELLA.
¿Qué tal?

DIRECTORA.
¿Perdón?

ELLA.
¿He estado bien?

DIRECTORA.
Eso debes de juzgarlo tú.  Quiero decir, una actriz debe valorar su trabajo, es algo esencial.

ELLA.
Ya, pero a ti, ¿te ha gustado?

DIRECTORA.
¿Gustar?  Vamos a ver, no estamos aquí para satisfacer inclinaciones estéticas ni nada parecido, simplemente tratamos de hacer eclosionar sentimientos.

ELLA.
Ya.

DIRECTORA.
Y en ese sentido, pues imagino que sí, que se ha percibido cierta verdad en tu interpretación.

ELLA.
¿Ah sí?

Silencio.

ELLA.
Eso significa que…

DIRECTORA.
¿Qué?

ELLA.
¿El papel es mío?

DIRECTORA.
No.

ELLA.
(Visiblemente frustrada) Ah.

DIRECTORA.
No me gusta nada el término papel, aquí no trabajamos el texto de un modo convencional, ya te lo comenté a través de nuestros contactos telefónicos y en los mensajes que intercambiamos, en fin, aquí no hay papeles. 

Pausa.

DIRECTORA.
Pero sí.  El personaje es tuyo.

ELLA.
¿De verdad?

DIRECTORA.
Por ahora.  Pero tienes que defender esta decisión irresponsable que acabo de tomar, hay gente con mucha experiencia que estaba loca por trabajar en esta obra.

ELLA.
No te fallaré.  De verdad.

DIRECTORA.
¿No?

ELLA.
No te arrepentirás.

DIRECTORA.
Eso espero. Tendrás que trabajar tu personaje dedicándole todo.  Tu cuerpo y tu alma.

ELLA.
Para eso he venido a Madrid, lo he dejado todo, por esto, ya lo sabes.

DIRECTORA.
Lo sé y ese es el motivo por el que te estoy dando este voto de confianza, aunque no tengas apenas experiencia teatral, tienes ilusión y coraje, y sobre todo creo que tus vivencias son cercanas a las claves de tu personaje.

ELLA.
¿Tú crees?

DIRECTORA.
Tenemos que ir viéndolo, poco a poco. Para eso necesitamos estar muy en contacto.

ELLA.
Claro.

DIRECTORA.
¿Tienes alojamiento aquí en Madrid?

ELLA.
Pues ahora mismo estoy viendo habitaciones y tal.

DIRECTORA.
Yo tengo un cuarto vacío en casa.

ELLA.
(Ilusionada) ¿En serio?

DIRECTORA.
Si te interesa es tuyo, así podríamos trabajar más intensamente el personaje.

ELLA.
Sería perfecto.

DIRECTORA.
Te dejaría un precio económico, es una habitación amplia y vivo en pleno centro, no vas a encontrar nada mejor.

ELLA.
Ya, el problema es que.

DIRECTORA.
¿Sí?

ELLA.
Hasta que no cobre los ensayos no podré pagarte.

DIRECTORA.
¿Cobrar los ensayos? ¿Lo dices en serio? Vamos a ver. Esto es un aprendizaje para ti. Eres una aficionada y te voy a convertir en actriz.

ELLA.
(Abrumada)  Ah.

DIRECTORA.
Tranquila. No te voy a cobrar. Pero tampoco puedo pagarte.
Nuestro presupuesto es mínimo.

Silencio.

DIRECTORA.
Pensaba que lo sabías.

ELLA niega con la cabeza.

ELLA.
No estaba segura.

DIRECTORA.
Pues ya lo sabes.

ELLA afirma con la cabeza.

DIRECTORA.
Estás a tiempo de volver a tu pueblo, a tu casa.

Silencio.

DIRECTORA.
Todo esto tal vez sea demasiado para ti.

Silencio.

DIRECTORA.
Pero necesito una respuesta ya. Para continuar con el casting o no.

ELLA.
Quiero ese papel. Perdón. Ese personaje.

DIRECTORA.
¿Seguro?

ELLA afirma con la cabeza.

DIRECTORA.
Está bien.

Se miran a los ojos.

DIRECTORA.
Confío en ti.

Esbozan ambas una sonrisa un tanto forzada.

DIRECTORA.
¿Y el alojamiento?

ELLA.
¿Eh?   Pues, verás. Esta mañana he estado viendo una habitación y casi me comprometí, de hecho.

DIRECTORA.
Ya.

ELLA.
Es un piso céntrico también, y me pilla muy cerca de la sala.
Podremos trabajar juntas siempre que tú puedas.

DIRECTORA.
Por supuesto. Sin problemas.

ELLA.
Bien.

DIRECTORA.
Bien.

MUJER.
Por cierto, ¿conoces a Willy? Él es el coprotagonista, tu pareja en la obra.

En la franja de escenario iluminada aparece un ACTOR.

ACTOR.
Hola.

ELLA.
Encantada.

DIRECTORA.
Bueno pues nada.  Espero que nos salga una bonita versión de “Casa de Muñecas”.

ACTOR.
Yo también lo espero.

DIRECTORA.
¿Y nuestra Nora?  ¿Qué dice?

Silencio.

DIRECTORA.
¡Nora!

ELLA.
¿Quién?  Ah, yo…

DIRECTORA.
Tú.

ACTOR.
¿Qué dices?

ELLA.
Pues sí… va a salir bien… seguro…

Oscuro.













  
Escena 3.

Una iluminación general nos vuelve a situar en el pequeño apartamento.  En escena la chica come algo.  Aparece el HOMBRE.  Acaba de salir del baño.

ELLA.
Buenos días.

HOMBRE.
Hola.

ELLA.
Estoy acabando de desayunar.  ¿Quieres que te prepare algo?

HOMBRE.
No.  Yo no tomo nada. 

ELLA.
¿No?

HOMBRE.
A estas horas no.

ELLA.
Ah.

HOMBRE.
(Silencio)

ELLA.
Vale.

HOMBRE.
Esto…

ELLA.
¿Qué?

HOMBRE.
Verás, tengo que marcharme.

ELLA.
Ajá.  Yo también me iré pronto.

HOMBRE.
Pues eso,  que antes de que cada uno se marche a hacer sus cosas, creo que deberíamos…

ELLA.
Dime.

HOMBRE.
Ya sabes… 

Silencio.

ELLA se encoge de hombros extrañada.

HOMBRE.
Empezar a poner en práctica lo nuestro…

ELLA.
Ah.

HOMBRE.
Nuestro acuerdo.

ELLA.
¿Ahora?

HOMBRE.
Sí.

Silencio.

HOMBRE.
Si te parece bien.

ELLA.
(Pensativa) Ehh…

HOMBRE.
Te parece bien, ¿verdad?

ELLA.
Mmm.  Vale.

HOMBRE.
¿Vale?

ELLA.
Sí, sí.  Claro. 

HOMBRE.
Bien.

ELLA.
Sin problemas.

HOMBRE.
Muy bien.

ELLA.
Sí.

HOMBRE.
Pues adelante.

ELLA.
Perfecto.

HOMBRE.
Bueno.

ELLA.
¿Qué?

HOMBRE.
Dime.

ELLA.
¿Tengo que desnudarme?

HOMBRE.
Como quieras.

ELLA.
Pues no sé.  Hace frío.

HOMBRE.
Bueno, no hay problema.  En fin.  Quería verte las tetas… pero…

ELLA.
Otro día, si no te importa.

HOMBRE.
Vale, vale, no pasa nada.

ELLA.
Por cierto lo de la calefacción…

HOMBRE.
Voy a intentar arreglarlo.

ELLA.
Estaría bien, la verdad es que he pasado un poco de frío esta noche.

HOMBRE.
Sí, es que ha refrescado.

ELLA.
Sí, ¿no?

HOMBRE.
Toda la semana ha hecho una temperatura estupenda y precisamente anoche volvió el frío.

ELLA.
Qué faena.

HOMBRE.
Sí, qué tiempo tan cambiante.

ELLA.
¿Te importa que permanezca tapada por la manta?, es que, te lo juro, estoy helada.

HOMBRE.
Vale, vale.

ELLA.
Mejor.

Están tapados por mantas y sábanas.  El HOMBRE con escasa habilidad escala el cuerpo de la chica.

HOMBRE.
(Consciente de una leve queja que en sordina no ha podido reprimir la chica) ¿Peso demasiado?

ELLA.
No, no te preocupes.

HOMBRE.
Si prefieres otra postura o algo.

ELLA.
Está bien, está bien así. 

HOMBRE.
Vale.

ELLA.
Vale.

HOMBRE.
Voy, eh.

ELLA.
Ajá.

Movimiento un tanto brusco del HOMBRE.

ELLA.
(Reaccionando dolorida) Aaay.

HOMBRE.
Perdona.

ELLA.
Tranquilo, tranquilo.

HOMBRE.
¿Estás bien?

ELLA.
Sí.  Todo ok.

HOMBRE.
¿Puedo seguir?

ELLA.
Claro. Sí.

HOMBRE.
Gracias.

El HOMBRE vuelve a embestir a la chica.

ELLA.
Nooo.

HOMBRE.
¿Qué?

ELLA.
Sácala por favor  por favor.

HOMBRE.
¿Qué?

ELLA.
Duele.

HOMBRE.
(Separándose de ella) Ya.

ELLA.
(Aliviada) Uff.

HOMBRE.
¿Mejor?

ELLA.
Sí.

Él suspira.

ELLA.
Lo siento.

HOMBRE.
Tranquila.

La chica mira al HOMBRE, acongojada.

Silencio.

El HOMBRE se levanta bruscamente y busca su ropa.

ELLA.
¿Te vistes?

HOMBRE.
Pues claro.

ELLA.
¿No quieres que probemos otra vez?

HOMBRE.
¿Tú sí?

ELLA.
¿Yo?

Silencio.

ELLA.
(Con escasa convicción) Lo que tú me digas.

Él termina de vestirse.  Y toma las llaves.

ELLA.
¿Te vas?

HOMBRE.
Tengo que irme, sí.

ELLA.
¿Y yo?

HOMBRE.
¿Qué?

ELLA.
¿Qué va a pasar ahora?

Él resopla, abrumado.

ELLA.
Conmigo.

HOMBRE.
No sé.

ELLA.
¿Me vas a echar del piso?
 
HOMBRE.
Me dijiste que tenías experiencia en esto. 

ELLA.
Lo siento.

HOMBRE.
Me mentiste.
 
ELLA.
Perdona.  Por favor no tengo dónde ir.

HOMBRE.
No te preocupes.  No tienes que marcharte enseguida. 

Se marcha, cerrando la puerta bruscamente.  ELLA queda sola en escena pensativa y cabizbaja. 

Oscuro.







  

Escena 4.


La iluminación recortada nos sitúa de nuevo en el espacio teatral.  En el centro de la franja iluminada vemos a la chica, mientras que en penumbra en los extremos de la misma, vislumbramos a la DIRECTORA y al ACTOR.

ELLA.
Todo está mal, muy mal. 
No me preguntéis, por favor, no me preguntéis el por qué.   
No sabría explicarlo. 
Soy incapaz de escoger las palabras que se necesitan para contar lo que me está pasando. 
Ni siquiera puedo acercarme a ellas, a esas palabras que podrían dibujar los sentimientos que ahora mismo me atormentan. 
Están ahí, imagino  que están ahí, sé que están ahí,  pero no quiero enfrentarme a ellas. 
Huelen mal, cuando trato de acercarme para unirlas y formar frases con sentido, el asco me impide mirar de frente sus letras y si me obligáis a llevar, estas heridas, estas palabras a mi lengua, a mis labios, a mi boca,  tendré que escupirlas, antes de poder pronunciarlas porque me quemarán, me provocarán arcadas, sus frases, sus sentimientos. 
Y no seré capaz de articular algo coherente que pueda ser entendido por alguien.

Silencio denso y prolongado.

La DIRECTORA tose.  Toma su bolígrafo y comienza a escribir.  De repente se detiene. 

DIRECTORA.
No.

La mujer tacha todo lo que ha escrito con el bolígrafo, enérgicamente.

DIRECTORA.
No.
No.

Arranca la hoja en la que tomaba notas.

DIRECTORA.
Para nada.

Arruga la hoja y la tira al suelo.  La chica por instinto hace ademán de ir a cogerla.

DIRECTORA.
(Reafirmándose)  No señora.  No.
No van por ahí los tiros, no.

ELLA.
¿Qué?

DIRECTORA.
Tu personaje, jamás haría un monólogo así. 

La chica suspira.

DIRECTORA.
No puedes firmar la derrota antes de comenzar la batalla.

La chica se encoge de hombros.

DIRECTORA.
A Nora no le dan miedo las palabras, ni los sentimientos, ella es capaz de afrontarlos.  Su problema es que no se ha dado cuenta, aun, de que su existencia es mezquina. 

ELLA.
Ella…

DIRECTORA.
¿Entiendes?

La chica hace gesto de asentimiento, con escasa convicción. 

DIRECTORA.
Su marido la ha deshumanizado, ella es un objeto.  ¿Verdad Willy?

ACTOR.
Sí.

DIRECTORA.
Explícaselo Willy.  Dile que es un objeto.

Él parece remiso.

DIRECTORA.
Vamos.  Házselo saber.

DIRECTORA.
¿A qué esperas?

DIRECTORA.
Hazlo de una vez.

Él finalmente se levanta y le lanza una mirada afilada a la DIRECTORA.
Camina hasta su compañera y le acaricia el pelo con suavidad.

ACTOR.
¿Estás bien?

ELLA.
¿Eh?

ACTOR.
(Sentándose junto a ELLA) Deja que te abrace.

ELLA.
¿Por qué?

ACTOR.
Porque me necesitas, necesitas mi apoyo. 

ACTOR.
No me rehuyas.  Estoy aquí para  protegerte.

ACTOR.
Sin mí no eres nada, ¿lo sabías?    No eres nadie.

ELLA.
¿Qué?

ACTOR.
Bueno sí. 
Eres un ser adorable, una chica encantadora y tierna y sensible, y bonita.

ELLA le mira con extrañeza.

ACTOR.
Pero incapaz de afrontar nada por ti misma.  ¿Verdad?  Por eso estoy aquí contigo, por eso estás aquí conmigo.  No tienes nada que temer.  Todo va a salir bien.

ELLA.
¿Sí?

ACTOR.
Te lo juro.

ACTOR.
Yo me encargaré de ello.

ELLA no puede más, rompe a llorar.

DIRECTORA.
(Contrariada) ¡Perfecto!
¿Esa es toda tu capacidad de reacción? 
Cuando te anulan como ser humano, ¿tu respuesta es el llanto?
¿La rendición?

ELLA.
Lo siento.

DIRECTORA.
Puedes volver a tu asiento, Willy.  Lo has hecho muy bien.

ACTOR.
(Frío) Gracias.

Él vuelve a su silla.

DIRECTORA.
Y tú.  Chica.  Qué quieres que te diga.  Tienes que espabilar.  Replantear tu búsqueda.  El personaje no va por ahí, en absoluto. 

ELLA.
Lo siento.

DIRECTORA.
Deja de sentirlo.  Y actúa.  De una vez.

ELLA asiente.

DIRECTORA.
Busca y afronta.  Con coraje.  Joder.

ELLA.
Vale.

DIRECTORA.
¿Vale?  ¿Eso es todo lo que tienes que decirme?   ¿Vale?

ELLA.
No sé que me ha pasado.  Llevo una racha mala, he tenido problemas en la nueva casa, la mudanza…me cuesta adaptarme… no he tenido tiempo de estudiar a fondo la obra. 

DIRECTORA.
Supongo que sabes que tenemos unos plazos

ELLA.
Lo sé.

DIRECTORA.
El  alquiler de la sala de ensayos es caro.  Muy caro.  No podemos perder el tiempo con tonterías.

ELLA.
Ya. 
Sí.
Buff.  Esto… Yo…
Trabajaré…  Trabajaré…

DIRECTORA.
Tal vez no estés preparada para hacer este personaje, hay lista de espera de candidatas. 

ELLA.
Por favor, no me hagas esto, necesito el papel.

DIRECTORA.
¿El papel?  ¿Necesitas el papel?  Pues lucha por el personaje.  Y gánatelo.


Oscuro.


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