El decorado representa un apartamento algo desordenado. La acción transcurre en la habitación central
de este pequeño estudio, que es a la vez dormitorio y sala de estar.
Además de una cama, una mesita y algún otro mobiliario
convencional, hay un par de puertas que conducen a distintos espacios de la
casa, así como una puerta de entrada a la vivienda.
En escena dos personajes.
HOMBRE.
¿Las condiciones están claras?
ELLA.
Sí.
HOMBRE.
¿Seguro?
ELLA.
Del todo.
HOMBRE.
Y ¿te interesa?
ELLA.
Por eso estoy aquí, ¿no?
El HOMBRE escruta a la chica, como estudiándola.
HOMBRE.
¿Cuántos años tienes?
ELLA.
Tengo 19 años.
HOMBRE.
¿19? ¿No me estarás mintiendo?
ELLA.
(Un tanto apurada) 19 años.
HOMBRE.
Necesito ver tu DNI.
ELLA.
No sé si lo llevo encima.
HOMBRE.
(Severo) Pues entonces no te puedo seguir atendiendo.
ELLA.
Pero.
HOMBRE.
Lo siento.
ELLA.
Espera, miraré por si acaso.
HOMBRE.
No tengo mucho tiempo.
ELLA.
Aquí está.
HOMBRE.
Entiéndelo, no puedo arriesgarme.
ELLA.
Toma.
El HOMBRE mira el DNI, y a continuación mira a la chica,
sorprendido.
HOMBRE.
Pero… creía que eras más joven.
ELLA.
Sí. Lo parezco. Ya ves.
Tengo mis años.
HOMBRE.
Ya veo.
ELLA.
En fin, supongo que mi edad, ¿influye?
HOMBRE.
No… no hay pega ninguna… es perfecto.
ELLA.
¿Ah sí? Pensaba que
buscabas a alguien más joven.
HOMBRE.
Al contrario, no quiero problemas.
ELLA.
Muy bien.
HOMBRE.
Sí, muy bien.
Silencio embarazoso.
ELLA.
¿Y ahora?
HOMBRE.
¿Qué?
ELLA.
¿Tengo que hacer algo?
HOMBRE.
No te entiendo.
ELLA.
Quieres que me mueva o que ande para verme mejor o… no sé…
algo así…
HOMBRE.
No hace falta mujer, ya te he visto bien cuando has entrado.
ELLA.
Mira, te he traído fotos.
HOMBRE.
Ah.
ELLA.
Me las hizo un amigo mío fotógrafo. ¿Te gustan?
HOMBRE.
Son bonitas.
ELLA.
¿Verdad?
HOMBRE.
Sí, estás muy guapa.
ELLA.
Gracias.
ELLA.
¿Necesitas referencias mías?
HOMBRE.
¿Referencias?
ELLA.
Tengo papeles de gente que me conoce.
HOMBRE.
¿Sí?
ELLA.
(Ofreciéndole una carpeta) Toma.
HOMBRE.
Ah.
ELLA.
No los miras.
HOMBRE.
No hace falta. De
verdad. No necesitamos papeles para
esto.
ELLA.
(Guardando los papeles) Tampoco te interesa ver mi certificado
médico.
HOMBRE.
Sí, eso sí.
ELLA.
Ah.
HOMBRE.
Por favor.
ELLA.
Toma. Es un análisis
bastante completo.
HOMBRE.
Veo que es reciente.
ELLA.
Sí.
HOMBRE.
Muy bien.
ELLA.
(Señalándole un apunte de los análisis) Aquí está lo que te interesa.
HOMBRE.
Ah, perfecto.
ELLA.
Imagino que no querrás meter a cualquiera en tu casa.
HOMBRE.
Bueno, tú tampoco me conoces a mí.
ELLA.
Es verdad.
HOMBRE.
Y no tengo papeles para demostrarte que soy de fiar.
ELLA.
¿Y certificado médico?
HOMBRE.
Tampoco.
ELLA.
¿Ah no?
Él niega con la cabeza.
ELLA parece sentirse un poco contrariada. Finalmente suspira y se encoje de hombros.
ELLA.
En fin. Tendré que
confiar en ti.
HOMBRE.
Sí. Tenemos que
fiarnos el uno del otro. En un asunto
como este, ya comprenderás que no podemos firmar un contrato ni nada
parecido.
ELLA.
Lo sé. Lo sé.
HOMBRE.
Y te pido que esto no se lo cuentes a nadie.
ELLA.
Ya, claro, por supuesto.
HOMBRE.
¿Quieres ver el piso?
ELLA.
Pues sí, me interesaría mucho.
HOMBRE.
(Abriendo una de las puertas) La cocina…
(Abriendo la otra puerta interior) El baño…
Y la sala de estar como ves, también es dormitorio…
ELLA.
Ah, entonces esta es la única cama.
HOMBRE.
Sí claro, ¿necesitas más?
ELLA calla.
HOMBRE.
¿Te gusta?
ELLA.
Está bien.
Servirá. Parece cómodo.
HOMBRE.
Bueno no es nada del otro mundo pero no vas a encontrar algo
tan céntrico. Eso te lo aseguro.
ELLA.
Entonces, quieres decir que…
HOMBRE.
¿Qué?
ELLA.
¿Me has elegido a mí?
Él afirma con la cabeza.
ELLA.
Bueno, pues, gracias, supongo…
El HOMBRE se encoge de hombros.
Oscuro.
Cambio de luz, antes la iluminación nos mostraba todo el
decorado, ahora solamente la vemos a ella, rodeada de tinieblas.
ELLA.
Estoy llena de dudas.
No puedo evitarlo.
Me gustaría ser una persona con las ideas claras.
Envidio a la gente que es así. Aunque también me dan un poco de miedo,
porque esas personas no suelen admitir sus errores y yo me equivoco tan a
menudo…
De hecho, tal vez esto que estoy haciendo ahora sea un
error.
No sé muy bien por qué he venido aquí.
Ha sido todo tan precipitado.
Tomé la decisión y me tiré a la piscina.
Sin pensar en lo que me esperaba.
En lo que me espera.
Porque, hasta ahora, siempre me había sentido protegida.
Demasiado
protegida de hecho.
En casa
no me faltaba nada, todas mis necesidades estaban cubiertas.
Solo
tenía que preocuparme por respirar, por mover un pié después del otro al
caminar, y a veces me resultaba difícil y fatigoso coordinar el movimiento de
mis pies y de mis pulmones.
Porque
esos eran mis únicos retos, y analizados con detalle se pueden convertir en
desafíos imposibles.
Pausa.
ELLA.
No sé
si tiene mucho sentido todo esto que
estoy pensando, todo esto que estoy diciendo.
¿Diciéndoselo
a quién?
¿A mí
misma?
Como si
necesitara escuchar las cosas en voz alta por desconfiar de mis propios
pensamientos.
O tal
vez trato de convencerme de algo que es tan absurdo, tan indefendible.
Me
estoy equivocando haciendo esto que hago.
Lo sé.
Pero no
me quedaba otra salida.
ELLA
queda ensimismada. Silencio denso y
prolongado.
Ahora
podemos ver a otro personaje en escena, tal vez porque ha cambiado levemente la
iluminación, o quizás porque el nuevo personaje ha entrado en el espacio iluminado, cerca de
la chica. Se trata de una mujer, una DIRECTORA teatral, como pronto
descubriremos
A lo
largo de toda la obra se alternarán dos espacios, por un lado el decorado de la
casa, y por otro, un espacio teatral delimitado por una iluminación menos
natural, más recortada, que representará una franja, un segmento de una sala de
ensayos.
DIRECTORA.
¿Ya?
ELLA.
¿Qué?
DIRECTORA.
¿Has terminado?
Silencio.
DIRECTORA.
¡El
monólogo!
ELLA.
Ah sí,
perdón, supongo que sí. Ya está.
DIRECTORA.
(Haciendo
anotaciones) Bien.
CHICA.
¿Te
puedo preguntar?
DIRECTORA.
Pregúntame.
ELLA.
¿Qué
tal?
DIRECTORA.
¿Perdón?
ELLA.
¿He
estado bien?
DIRECTORA.
Eso
debes de juzgarlo tú. Quiero decir, una
actriz debe valorar su trabajo, es algo esencial.
ELLA.
Ya,
pero a ti, ¿te ha gustado?
DIRECTORA.
¿Gustar? Vamos a ver, no estamos aquí para satisfacer
inclinaciones estéticas ni nada parecido, simplemente tratamos de hacer
eclosionar sentimientos.
ELLA.
Ya.
DIRECTORA.
Y en
ese sentido, pues imagino que sí, que se ha percibido cierta verdad en tu
interpretación.
ELLA.
¿Ah sí?
Silencio.
ELLA.
Eso
significa que…
DIRECTORA.
¿Qué?
ELLA.
¿El
papel es mío?
DIRECTORA.
No.
ELLA.
(Visiblemente
frustrada) Ah.
DIRECTORA.
No me
gusta nada el término papel, aquí no trabajamos el texto de un modo convencional,
ya te lo comenté a través de nuestros contactos telefónicos y en los mensajes
que intercambiamos, en fin, aquí no hay papeles.
Pausa.
DIRECTORA.
Pero
sí. El personaje es tuyo.
ELLA.
¿De
verdad?
DIRECTORA.
Por
ahora. Pero tienes que defender esta
decisión irresponsable que acabo de tomar, hay gente con mucha experiencia que
estaba loca por trabajar en esta obra.
ELLA.
No te
fallaré. De verdad.
DIRECTORA.
¿No?
ELLA.
No te
arrepentirás.
DIRECTORA.
Eso
espero. Tendrás que trabajar tu personaje dedicándole todo. Tu cuerpo y tu alma.
ELLA.
Para
eso he venido a Madrid, lo he dejado todo, por esto, ya lo sabes.
DIRECTORA.
Lo sé y
ese es el motivo por el que te estoy dando este voto de confianza, aunque
no tengas apenas experiencia teatral, tienes ilusión y coraje, y
sobre todo creo que tus vivencias son cercanas a las claves de tu
personaje.
ELLA.
¿Tú
crees?
DIRECTORA.
Tenemos
que ir viéndolo, poco a poco. Para eso necesitamos estar muy en contacto.
ELLA.
Claro.
DIRECTORA.
¿Tienes
alojamiento aquí en Madrid?
ELLA.
Pues
ahora mismo estoy viendo habitaciones y tal.
DIRECTORA.
Yo
tengo un cuarto vacío en casa.
ELLA.
(Ilusionada)
¿En serio?
DIRECTORA.
Si te
interesa es tuyo, así podríamos trabajar más intensamente el personaje.
ELLA.
Sería
perfecto.
DIRECTORA.
Te
dejaría un precio económico, es una habitación amplia y vivo en pleno centro,
no vas a encontrar nada mejor.
ELLA.
Ya, el
problema es que.
DIRECTORA.
¿Sí?
ELLA.
Hasta
que no cobre los ensayos no podré pagarte.
DIRECTORA.
¿Cobrar
los ensayos? ¿Lo dices en serio? Vamos a ver. Esto es un aprendizaje para
ti. Eres una aficionada y te voy a convertir en actriz.
ELLA.
(Abrumada) Ah.
DIRECTORA.
Tranquila.
No te voy a cobrar. Pero tampoco puedo pagarte.
Nuestro presupuesto es mínimo.
Nuestro presupuesto es mínimo.
Silencio.
DIRECTORA.
Pensaba
que lo sabías.
ELLA
niega con la cabeza.
ELLA.
No
estaba segura.
DIRECTORA.
Pues ya
lo sabes.
ELLA
afirma con la cabeza.
DIRECTORA.
Estás a
tiempo de volver a tu pueblo, a tu casa.
Silencio.
DIRECTORA.
Todo
esto tal vez sea demasiado para ti.
Silencio.
DIRECTORA.
Pero
necesito una respuesta ya. Para continuar con el casting o no.
ELLA.
Quiero
ese papel. Perdón. Ese personaje.
DIRECTORA.
¿Seguro?
ELLA afirma
con la cabeza.
DIRECTORA.
Está
bien.
Se
miran a los ojos.
DIRECTORA.
Confío
en ti.
Esbozan
ambas una sonrisa un tanto forzada.
DIRECTORA.
¿Y el
alojamiento?
ELLA.
¿Eh? Pues,
verás. Esta mañana he estado viendo una habitación y casi me comprometí,
de hecho.
DIRECTORA.
Ya.
ELLA.
Es un
piso céntrico también, y me pilla muy cerca de la sala.
Podremos trabajar juntas siempre que tú puedas.
Podremos trabajar juntas siempre que tú puedas.
DIRECTORA.
Por
supuesto. Sin problemas.
ELLA.
Bien.
DIRECTORA.
Bien.
MUJER.
Por
cierto, ¿conoces a Willy? Él es el coprotagonista, tu pareja en la obra.
En la
franja de escenario iluminada aparece un ACTOR.
ACTOR.
Hola.
ELLA.
Encantada.
DIRECTORA.
Bueno
pues nada. Espero que nos salga una
bonita versión de “Casa de Muñecas”.
ACTOR.
Yo
también lo espero.
DIRECTORA.
¿Y
nuestra Nora? ¿Qué dice?
Silencio.
DIRECTORA.
¡Nora!
ELLA.
¿Quién? Ah, yo…
DIRECTORA.
Tú.
ACTOR.
¿Qué
dices?
ELLA.
Pues
sí… va a salir bien… seguro…
Oscuro.
Escena 3.
Una
iluminación general nos vuelve a situar en el pequeño apartamento. En escena la chica come algo. Aparece el HOMBRE. Acaba de salir del baño.
ELLA.
Buenos
días.
HOMBRE.
Hola.
ELLA.
Estoy
acabando de desayunar. ¿Quieres que te
prepare algo?
HOMBRE.
No. Yo no tomo nada.
ELLA.
¿No?
HOMBRE.
A estas
horas no.
ELLA.
Ah.
HOMBRE.
(Silencio)
ELLA.
Vale.
HOMBRE.
Esto…
ELLA.
¿Qué?
HOMBRE.
Verás,
tengo que marcharme.
ELLA.
Ajá. Yo también me iré pronto.
HOMBRE.
Pues
eso, que antes de que cada uno se marche
a hacer sus cosas, creo que deberíamos…
ELLA.
Dime.
HOMBRE.
Ya
sabes…
Silencio.
ELLA se
encoge de hombros extrañada.
HOMBRE.
Empezar
a poner en práctica lo nuestro…
ELLA.
Ah.
HOMBRE.
Nuestro
acuerdo.
ELLA.
¿Ahora?
HOMBRE.
Sí.
Silencio.
HOMBRE.
Si te
parece bien.
ELLA.
(Pensativa)
Ehh…
HOMBRE.
Te
parece bien, ¿verdad?
ELLA.
Mmm. Vale.
HOMBRE.
¿Vale?
ELLA.
Sí,
sí. Claro.
HOMBRE.
Bien.
ELLA.
Sin problemas.
HOMBRE.
Muy
bien.
ELLA.
Sí.
HOMBRE.
Pues
adelante.
ELLA.
Perfecto.
HOMBRE.
Bueno.
ELLA.
¿Qué?
HOMBRE.
Dime.
ELLA.
¿Tengo
que desnudarme?
HOMBRE.
Como
quieras.
ELLA.
Pues no
sé. Hace frío.
HOMBRE.
Bueno,
no hay problema. En fin. Quería verte las tetas… pero…
ELLA.
Otro
día, si no te importa.
HOMBRE.
Vale,
vale, no pasa nada.
ELLA.
Por
cierto lo de la calefacción…
HOMBRE.
Voy a
intentar arreglarlo.
ELLA.
Estaría
bien, la verdad es que he pasado un poco de frío esta noche.
HOMBRE.
Sí, es
que ha refrescado.
ELLA.
Sí,
¿no?
HOMBRE.
Toda la
semana ha hecho una temperatura estupenda y precisamente anoche volvió el frío.
ELLA.
Qué faena.
HOMBRE.
Sí, qué
tiempo tan cambiante.
ELLA.
¿Te
importa que permanezca tapada por la manta?, es que, te lo juro, estoy helada.
HOMBRE.
Vale,
vale.
ELLA.
Mejor.
Están
tapados por mantas y sábanas. El HOMBRE
con escasa habilidad escala el cuerpo de la chica.
HOMBRE.
(Consciente
de una leve queja que en sordina no ha podido reprimir la chica) ¿Peso
demasiado?
ELLA.
No, no
te preocupes.
HOMBRE.
Si
prefieres otra postura o algo.
ELLA.
Está
bien, está bien así.
HOMBRE.
Vale.
ELLA.
Vale.
HOMBRE.
Voy,
eh.
ELLA.
Ajá.
Movimiento
un tanto brusco del HOMBRE.
ELLA.
(Reaccionando
dolorida) Aaay.
HOMBRE.
Perdona.
ELLA.
Tranquilo,
tranquilo.
HOMBRE.
¿Estás
bien?
ELLA.
Sí. Todo ok.
HOMBRE.
¿Puedo
seguir?
ELLA.
Claro.
Sí.
HOMBRE.
Gracias.
El HOMBRE
vuelve a embestir a la chica.
ELLA.
Nooo.
HOMBRE.
¿Qué?
ELLA.
Sácala
por favor por favor.
HOMBRE.
¿Qué?
ELLA.
Duele.
HOMBRE.
(Separándose
de ella) Ya.
ELLA.
(Aliviada)
Uff.
HOMBRE.
¿Mejor?
ELLA.
Sí.
Él
suspira.
ELLA.
Lo
siento.
HOMBRE.
Tranquila.
La
chica mira al HOMBRE, acongojada.
Silencio.
El
HOMBRE se levanta bruscamente y busca su ropa.
ELLA.
¿Te
vistes?
HOMBRE.
Pues
claro.
ELLA.
¿No
quieres que probemos otra vez?
HOMBRE.
¿Tú sí?
ELLA.
¿Yo?
Silencio.
ELLA.
(Con
escasa convicción) Lo que tú me digas.
Él
termina de vestirse. Y toma las llaves.
ELLA.
¿Te
vas?
HOMBRE.
Tengo
que irme, sí.
ELLA.
¿Y yo?
HOMBRE.
¿Qué?
ELLA.
¿Qué va
a pasar ahora?
Él
resopla, abrumado.
ELLA.
Conmigo.
HOMBRE.
No sé.
ELLA.
¿Me vas
a echar del piso?
HOMBRE.
Me
dijiste que tenías experiencia en esto.
ELLA.
Lo
siento.
HOMBRE.
Me
mentiste.
ELLA.
Perdona. Por favor no tengo dónde ir.
HOMBRE.
No te
preocupes. No tienes que marcharte
enseguida.
Se
marcha, cerrando la puerta bruscamente.
ELLA queda sola en escena pensativa y cabizbaja.
Oscuro.
Escena 4.
La
iluminación recortada nos sitúa de nuevo en el espacio teatral. En el centro de la franja iluminada vemos a
la chica, mientras que en penumbra en los extremos de la misma, vislumbramos a
la DIRECTORA y al ACTOR.
ELLA.
Todo
está mal, muy mal.
No me
preguntéis, por favor, no me preguntéis el por qué.
No
sabría explicarlo.
Soy
incapaz de escoger las palabras que se necesitan para contar lo que me está
pasando.
Ni
siquiera puedo acercarme a ellas, a esas palabras que podrían dibujar los
sentimientos que ahora mismo me atormentan.
Están
ahí, imagino que están ahí, sé que están
ahí, pero no quiero enfrentarme a
ellas.
Huelen
mal, cuando trato de acercarme para unirlas y formar frases con sentido, el
asco me impide mirar de frente sus letras y si me obligáis a llevar, estas
heridas, estas palabras a mi lengua, a mis labios, a mi boca, tendré que escupirlas, antes de poder
pronunciarlas porque me quemarán, me provocarán arcadas, sus frases, sus
sentimientos.
Y no
seré capaz de articular algo coherente que pueda ser entendido por alguien.
Silencio
denso y prolongado.
La DIRECTORA
tose. Toma su bolígrafo y comienza a
escribir. De repente se detiene.
DIRECTORA.
No.
La
mujer tacha todo lo que ha escrito con el bolígrafo, enérgicamente.
DIRECTORA.
No.
No.
Arranca
la hoja en la que tomaba notas.
DIRECTORA.
Para
nada.
Arruga
la hoja y la tira al suelo. La chica por
instinto hace ademán de ir a cogerla.
DIRECTORA.
(Reafirmándose) No señora.
No.
No van
por ahí los tiros, no.
ELLA.
¿Qué?
DIRECTORA.
Tu
personaje, jamás haría un monólogo así.
La
chica suspira.
DIRECTORA.
No
puedes firmar la derrota antes de comenzar la batalla.
La
chica se encoge de hombros.
DIRECTORA.
A Nora
no le dan miedo las palabras, ni los sentimientos, ella es capaz de
afrontarlos. Su problema es que no se ha
dado cuenta, aun, de que su existencia es mezquina.
ELLA.
Ella…
DIRECTORA.
¿Entiendes?
La
chica hace gesto de asentimiento, con escasa convicción.
DIRECTORA.
Su
marido la ha deshumanizado, ella es un objeto.
¿Verdad Willy?
ACTOR.
Sí.
DIRECTORA.
Explícaselo
Willy. Dile que es un objeto.
Él
parece remiso.
DIRECTORA.
Vamos. Házselo saber.
DIRECTORA.
¿A qué
esperas?
DIRECTORA.
Hazlo
de una vez.
Él
finalmente se levanta y le lanza una mirada afilada a la DIRECTORA.
Camina
hasta su compañera y le acaricia el pelo con suavidad.
ACTOR.
¿Estás
bien?
ELLA.
¿Eh?
ACTOR.
(Sentándose
junto a ELLA) Deja que te abrace.
ELLA.
¿Por
qué?
ACTOR.
Porque
me necesitas, necesitas mi apoyo.
ACTOR.
No me
rehuyas. Estoy aquí para protegerte.
ACTOR.
Sin mí
no eres nada, ¿lo sabías? No eres
nadie.
ELLA.
¿Qué?
ACTOR.
Bueno
sí.
Eres un
ser adorable, una chica encantadora y tierna y sensible, y bonita.
ELLA le
mira con extrañeza.
ACTOR.
Pero
incapaz de afrontar nada por ti misma.
¿Verdad? Por eso estoy aquí
contigo, por eso estás aquí conmigo. No
tienes nada que temer. Todo va a salir
bien.
ELLA.
¿Sí?
ACTOR.
Te lo
juro.
ACTOR.
Yo me
encargaré de ello.
ELLA no
puede más, rompe a llorar.
DIRECTORA.
(Contrariada)
¡Perfecto!
¿Esa es
toda tu capacidad de reacción?
Cuando
te anulan como ser humano, ¿tu respuesta es el llanto?
¿La
rendición?
ELLA.
Lo
siento.
DIRECTORA.
Puedes
volver a tu asiento, Willy. Lo has hecho
muy bien.
ACTOR.
(Frío) Gracias.
Él
vuelve a su silla.
DIRECTORA.
Y
tú. Chica. Qué quieres que te diga. Tienes que espabilar. Replantear tu búsqueda. El personaje no va por ahí, en absoluto.
ELLA.
Lo
siento.
DIRECTORA.
Deja de
sentirlo. Y actúa. De una vez.
ELLA
asiente.
DIRECTORA.
Busca y
afronta. Con coraje. Joder.
ELLA.
Vale.
DIRECTORA.
¿Vale? ¿Eso es todo lo que tienes que decirme? ¿Vale?
ELLA.
No sé
que me ha pasado. Llevo una racha mala,
he tenido problemas en la nueva casa, la mudanza…me cuesta adaptarme… no he
tenido tiempo de estudiar a fondo la obra.
DIRECTORA.
Supongo
que sabes que tenemos unos plazos
ELLA.
Lo sé.
DIRECTORA.
El alquiler de la sala de ensayos es caro. Muy caro.
No podemos perder el tiempo con tonterías.
ELLA.
Ya.
Sí.
Buff. Esto… Yo…
Trabajaré… Trabajaré…
DIRECTORA.
Tal vez
no estés preparada para hacer este personaje, hay lista de espera de
candidatas.
ELLA.
Por
favor, no me hagas esto, necesito el papel.
DIRECTORA.
¿El
papel? ¿Necesitas el papel? Pues lucha por el personaje. Y gánatelo.
Oscuro.
PARA LEER MÁS, CONTACTAR CONMIGO A TRAVÉS DE:
tomasafan@hotmail.com
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