(El escenario está vacío, se escucha un
terrible sonido que desgarra el silencio.
Aparece en escena un militar, mira a través de sus prismáticos algo que
ocurre fuera de escena. Irrumpe un señor
muy nervioso, con la ropa llena de polvo, que increpa al militar)
Señor:
Oiga, oiga.
Militar:
¿Qué pasa, qué pasa?
Señor:
¿El avión ése, es suyo?
Militar:
Sí, es un caza de mi unidad, yo soy el
comandante en jefe.
Señor:
Pues haga el favor de decirle que pare de tirar
bombas.
Militar:
Ni de coña.
Señor:
Oiga, oiga, que está bombardeando en mi bloque
y ha caído una bomba en el rellano y me está haciendo una masacre en el piso.
Militar:
Porque el piso de ustedes será un refugio del
enemigo.
Señor:
¿Qué enemigo?, si la única enemiga que había en
mi piso era mi suegra, y ya nos hemos reconciliao.
Militar:
Que no, que el piso de usted será una base de
resistencia armada o un campo de entrenamiento o una pista de despegue de
aeronaves...
Señor:
¿Y cómo va a despegar una aeronave de mi piso?,
si es de protección oficial y apenas tiene 40 metros cuadraos.
Militar:
¿Y lo de campo de entrenamiento?
Señor:
Como no sea en las macetas de mi señora.
Militar:
Pues yo los objetivos que tengo marcaos para
hoy, aquí en el barrio, son esos: un campo de entrenamiento de un grupo
radical, una base de resistencia armada, una pista para aeronaves...
Señor:
¿Pista para aeronaves?, pero si aquí al barrio
no llega ni el autobús.
Militar:
Pues aquí yo tengo marcao, bien claro, en el
mapa, que hay una pista de aeronaves... mire, compruébelo usted mismo que está
marcado... y con rotulador de color y todo.
Señor:
Coño, pero si esto es la pista de petanca del
hogar del jubilao.
Militar:
Pues ahí aterrizan aeronaves, fijo, sino no
estaría subrayao.
Señor:
¿Y serán capaces de bombardear ahí?
Militar:
Negativo, esa operación ya está consumada.
Señor:
No joda.
Militar:
Y hemos eliminado los focos de resistencia.
Señor:
Pero si ahí sólo había jubilaos y monjas.
Militar:
Usted lo ha dicho: eso era un nido de
integristas religiosas y de experimentados combatientes.
Señor:
¿Y mi piso por qué me lo han bombardeao?
Militar:
¿Por dónde cae su piso?
Señor:
Mi piso está aquí, enfrente del parque.
Militar:
Pues no señor.
Su piso no es objetivo militar, porque estaría subrayado con rotulador
de color, y fíjese no está ni señalao.
Señor:
¿Pues entonces por qué lo han bombardeao?
Militar:
Se equivoca.
No lo hemos bombardeao.
Señor:
Pero si está ahí enfrente.
Militar:
¿Dónde?
Señor:
Ahí. Las
llamas descomunales, ¿las ve?
Militar:
¿Éstas?
Señor:
No, aquellas.
Ve usted a un niño en llamas que se está tirando desde un noveno piso.
Militar:
Sí.
Señor:
Mi Juanito.
Militar:
Qué valiente, apenas chilla.
Señor:
Le ha salido al padre.
Militar:
Así da gusto masacrar. Sin tanta lágrima y tanto pataleo como lían
algunos.
Señor:
Bueno pero... a lo que íbamos. ¿Por qué me han
bombardeado el piso?
Militar:
Que no señor, que no lo hemos bombardeado. Ya se lo he dicho.
Señor:
Y entonces la explosión... las llamas... la
columna de humo... ¿qué hacen ahí?
Militar:
Usted sabrá.
Cada uno es muy libre de decorar su casa como quiera, vivimos en una
democracia, ¿o no?
Señor:
¡Pero que mi piso ha estallado por culpa de sus
bombas!
Militar:
¡Que mis bombas no han sido. No sea pesao.
Habrán sido las bombas de otro!
Señor:
¿Otro, qué otro?
Militar:
Pues yo que sé, la competencia. En estos tiempos ya se sabe... no se puede
tener una idea original.
Señor:
¿Otro?
¿Otro ejército?
Militar:
Seguramente.
Señor:
Pero es mucha coincidencia, que en un barrio
tan marginal y tan apartado, precisamente hoy vengan a bombardearnos dos
ejércitos distintos.
Militar:
Vaya usted a saber.
Señor:
Porque... lo del edificio de ahí enfrente, ¿lo
han hecho ustedes?
Militar:
¿Lo del hospital?
Señor:
Sí.
Militar:
Sí claro, eso es nuestro. Ahí, en ese sitio curaban a los enemigos y a
los terroristas para que pudieran seguir oponiéndose a nosotros... a los
nuestro... o sea a la democracia.
Señor:
¿Y lo del edificio de ahí atrás?
Militar:
¿La guardería?
Sí, claro, era un peligroso centro de adiestramiento de los terroristas
del futuro. Esos en quince o veinte
años, serían un peligro para nosotros... y para lo nuestro... o sea... para la
democracia...
Señor:
Ya, ya.
Militar:
Claro.
Señor:
Pues entonces la bomba de mi piso es también de
ustedes, porque está en la misma trayectoria de fuego.
Militar:
Pero no.
Usted es que no se da cuenta.
Porque a lo mejor es que yo no se lo he explicado todavía. Pero resulta de que nuestras bombas son
inteligentes.
Señor:
¿Y?
Militar:
Pues que no se equivocan.
Señor:
Pues mi señora está chamuscada, yo eso se lo
aseguro, y todos los demás de mi familia...
Militar:
Vamos a ver, a lo mejor no me he expresado yo
correctamente. Verá, nuestras bombas no
se equivocan, son inteligentes.
Señor:
Pues la de mi piso les ha salido a ustedes un
poquito gilipoyas, a lo mejor.
Militar:
Para nada, para nada. Usted está equivocao de familia. Como seguramente habrán quedado
irreconocibles por las heridas...
Señor:
¿Usted cree?
Militar:
O a lo mejor es que ese edificio no es el
suyo. Al estar medio destrozado y
habiendo tanto humo, se ha podido usted confundir...
Señor:
¿Confundirme?
Militar:
Compruebe usted el número del portal, mire,
mire por los prismáticos. Hágame caso.
Señor:
Coño, pues es verdad, tenía usted toda la
razón. Ése es el número 5.
Militar:
¿Y su edificio de usted es?
Señor:
El número 15.
Menos mal. Qué pedazo de alegrón.
Militar:
Ah, el 15, ahí hay un peligroso arsenal químico
en los bajos.
Señor:
¿Mande?
Militar:
Sí, lo tengo aquí señalao con rotulador del
grueso.
Señor:
No, ahí lo que hay es la droguería de mi
señora.
Militar:
Había.
Señor:
¿Había?
No me lo habrán bombardeado los aviones.
Militar:
Negativo.
Señor:
Menos mal.
No gana uno para sustos.
Militar:
Del sector “arsenales químicos” se encargan
directamente los tanques.
Señor:
Su puta madre.
Militar:
Cuide usted las palabritas, caballerete.
Señor:
Si es que me han hecho polvo ustedes a toda mi
familia.
Militar:
Las guerras son así, amigo. Nosotros no hacemos daños a civiles
gratuitamente. Que yo también tengo
mujer e hijos, caramba.
Señor:
Ya, pero los suyos están vivos.
Militar:
No me llore, oiga, que es usted muy grande,
hombre.
Señor:
(Saliendo de escena) ¡Pepi, Juanito, Carmeli!,
¿qué os han hecho estos cabrones?
Militar:
Por Dios, cuanto victimismo, ni que lo
hubiéramos hecho adrede, y ahora irá a chivarse a los medios de comunicación...
acusica... Si es que están todos contra
nosotros... contra lo nuestro... o sea... contra la democracia...
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