viernes, 5 de julio de 2013

Democracia y tal y cuál.


(El escenario está vacío, se escucha un terrible sonido que desgarra el silencio.  Aparece en escena un militar, mira a través de sus prismáticos algo que ocurre fuera de escena.  Irrumpe un señor muy nervioso, con la ropa llena de polvo, que increpa al militar)

Señor:
Oiga, oiga.

Militar:
¿Qué pasa, qué pasa?

Señor:
¿El avión ése, es suyo?

Militar:
Sí, es un caza de mi unidad, yo soy el comandante en jefe.

Señor:
Pues haga el favor de decirle que pare de tirar bombas.

Militar:
Ni de coña.

Señor:
Oiga, oiga, que está bombardeando en mi bloque y ha caído una bomba en el rellano y me está haciendo una masacre en el piso.


Militar:
Porque el piso de ustedes será un refugio del enemigo.

Señor:
¿Qué enemigo?, si la única enemiga que había en mi piso era mi suegra, y ya nos hemos reconciliao.

Militar:
Que no, que el piso de usted será una base de resistencia armada o un campo de entrenamiento o una pista de despegue de aeronaves...

Señor:
¿Y cómo va a despegar una aeronave de mi piso?, si es de protección oficial y apenas tiene 40 metros cuadraos.

Militar:
¿Y lo de campo de entrenamiento?

Señor:
Como no sea en las macetas de mi señora.

Militar:
Pues yo los objetivos que tengo marcaos para hoy, aquí en el barrio, son esos: un campo de entrenamiento de un grupo radical, una base de resistencia armada, una pista para aeronaves...

Señor:
¿Pista para aeronaves?, pero si aquí al barrio no llega ni el autobús.

Militar:
Pues aquí yo tengo marcao, bien claro, en el mapa, que hay una pista de aeronaves... mire, compruébelo usted mismo que está marcado... y con rotulador de color y todo.

Señor:
Coño, pero si esto es la pista de petanca del hogar del jubilao.

Militar:
Pues ahí aterrizan aeronaves, fijo, sino no estaría subrayao.

Señor:
¿Y serán capaces de bombardear ahí?

Militar:
Negativo, esa operación ya está consumada.

Señor:
No joda.

Militar:
Y hemos eliminado los focos de resistencia.

Señor:
Pero si ahí sólo había jubilaos y monjas.

Militar:
Usted lo ha dicho: eso era un nido de integristas religiosas y de experimentados combatientes.

Señor:
¿Y mi piso por qué me lo han bombardeao?

Militar:
¿Por dónde cae su piso?

Señor:
Mi piso está aquí, enfrente del parque.

Militar:
Pues no señor.  Su piso no es objetivo militar, porque estaría subrayado con rotulador de color, y fíjese no está ni señalao.

Señor:
¿Pues entonces por qué lo han bombardeao?

Militar:
Se equivoca.  No lo hemos bombardeao.

Señor:
Pero si está ahí enfrente.

Militar:
¿Dónde?

Señor:
Ahí.  Las llamas descomunales, ¿las ve?

Militar:
¿Éstas?

Señor:
No, aquellas.  Ve usted a un niño en llamas que se está tirando desde un noveno piso.

Militar:
Sí.

Señor:
Mi Juanito.

Militar:
Qué valiente, apenas chilla.

Señor:
Le ha salido al padre.

Militar:
Así da gusto masacrar.  Sin tanta lágrima y tanto pataleo como lían algunos.

Señor:
Bueno pero... a lo que íbamos. ¿Por qué me han bombardeado el piso?

Militar:
Que no señor, que no lo hemos bombardeado.  Ya se lo he dicho.

Señor:
Y entonces la explosión... las llamas... la columna de humo... ¿qué hacen ahí?

Militar:
Usted sabrá.  Cada uno es muy libre de decorar su casa como quiera, vivimos en una democracia, ¿o no?

Señor:
¡Pero que mi piso ha estallado por culpa de sus bombas!

Militar:
¡Que mis bombas no han sido.  No sea pesao.  Habrán sido las bombas de otro!

Señor:
¿Otro, qué otro?

Militar:
Pues yo que sé, la competencia.  En estos tiempos ya se sabe... no se puede tener una idea original.

Señor:
¿Otro?  ¿Otro ejército?

Militar:
Seguramente.

Señor:
Pero es mucha coincidencia, que en un barrio tan marginal y tan apartado, precisamente hoy vengan a bombardearnos dos ejércitos distintos.

Militar:
Vaya usted a saber.

Señor:
Porque... lo del edificio de ahí enfrente, ¿lo han hecho ustedes?

Militar:
¿Lo del hospital?

Señor:
Sí.

Militar:
Sí claro, eso es nuestro.  Ahí, en ese sitio curaban a los enemigos y a los terroristas para que pudieran seguir oponiéndose a nosotros... a los nuestro... o sea a la democracia.

Señor:
¿Y lo del edificio de ahí atrás?

Militar:
¿La guardería?  Sí, claro, era un peligroso centro de adiestramiento de los terroristas del futuro.  Esos en quince o veinte años, serían un peligro para nosotros... y para lo nuestro... o sea... para la democracia...

Señor:
Ya, ya.


Militar:
Claro.

Señor:
Pues entonces la bomba de mi piso es también de ustedes, porque está en la misma trayectoria de fuego.

Militar:
Pero no.  Usted es que no se da cuenta.  Porque a lo mejor es que yo no se lo he explicado todavía.  Pero resulta de que nuestras bombas son inteligentes.

Señor:
¿Y?

Militar:
Pues que no se equivocan.

Señor:
Pues mi señora está chamuscada, yo eso se lo aseguro, y todos los demás de mi familia...

Militar:
Vamos a ver, a lo mejor no me he expresado yo correctamente.  Verá, nuestras bombas no se equivocan, son inteligentes.

Señor:
Pues la de mi piso les ha salido a ustedes un poquito gilipoyas, a lo mejor.

Militar:
Para nada, para nada.  Usted está equivocao de familia.  Como seguramente habrán quedado irreconocibles por las heridas... 

Señor:
¿Usted cree?

Militar:
O a lo mejor es que ese edificio no es el suyo.  Al estar medio destrozado y habiendo tanto humo, se ha podido usted confundir...

Señor:
¿Confundirme?

Militar:
Compruebe usted el número del portal, mire, mire por los prismáticos.  Hágame caso.

Señor:
Coño, pues es verdad, tenía usted toda la razón.  Ése es el número 5.

Militar:
¿Y su edificio de usted es?

Señor:
El número 15.  Menos mal.  Qué pedazo de alegrón.

Militar:
Ah, el 15, ahí hay un peligroso arsenal químico en los bajos.

Señor:
¿Mande?

Militar:
Sí, lo tengo aquí señalao con rotulador del grueso.

Señor:
No, ahí lo que hay es la droguería de mi señora.

Militar:
Había.

Señor:
¿Había?  No me lo habrán bombardeado los aviones.

Militar:
Negativo.

Señor:
Menos mal.  No gana uno para sustos.

Militar:
Del sector “arsenales químicos” se encargan directamente los tanques.

Señor:
Su puta madre.

Militar:
Cuide usted las palabritas, caballerete.

Señor:
Si es que me han hecho polvo ustedes a toda mi familia.

Militar:
Las guerras son así, amigo.  Nosotros no hacemos daños a civiles gratuitamente.  Que yo también tengo mujer e hijos, caramba.

Señor:
Ya, pero los suyos están vivos.

Militar:
No me llore, oiga, que es usted muy grande, hombre.

Señor:
(Saliendo de escena) ¡Pepi, Juanito, Carmeli!, ¿qué os han hecho estos cabrones?

Militar:

Por Dios, cuanto victimismo, ni que lo hubiéramos hecho adrede, y ahora irá a chivarse a los medios de comunicación... acusica...  Si es que están todos contra nosotros... contra lo nuestro... o sea... contra la democracia...

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