(En
escena 3 robots, 2 de ellos hacen leves movimientos como tratando de buscar la
concentración, la inspiración. El
tercero estático, se limita a observarles, en una posición equidistante a
ambos.)
ROBOT 1:
(Arrancando al fin su monólogo) Funcionar o no funcionar,
he ahí
el dilema…
Destruir,
reciclar,
resetear…
nada
más;
y con
un borrado definitivo de memoria,
poder
decir que acabamos con el sufrimiento de los circuitos
y los
mil choques que por naturaleza son herencia de la materia…
(Silencio
denso. El OBSERVADOR se gira levemente,
ahora, para contemplar al segundo intérprete)
ROBOT
2: Bastante causa ha tenido,
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del robot, es ser construido…
¿Qué
es la utilidad?,
un
frenesí,
¿qué
es la utilidad?
una
ilusión,
una
sombra, una ficción…
OBSERVADOR:
(Interrumpiendo bruscamente el segundo monólogo) No, no, no.
ROBOT
2: ¿No?
OBSERVADOR:
Os falta interiorizar la angustia del ser enfrentado al abismo de la
existencia.
ROBOT
1: ¿Cómo?
ROBOT
2: ¿Eh?
OBSERVADOR:
Que os noto fríos. Sin alma.
ROBOT
1: ¿De veras?
ROBOT
2: ¿Es posible?
ROBOT
1: Pues yo, esta misma mañana, he introducido en mi disco duro las obras
completas de Stanislavsky.
ROBOT
2: Y yo acabo de ser reprogramado por mi monitor de expresión corporal. ¿No me notas más fluido? ¿Menos robótico?
ROBOT
1: (A ROBOT 2) Yo te veo fenomenal. Muy “Al
Pacino”.
ROBOT
2: (A ROBOT 1) Y yo a ti, muy “Marlon Brando”.
OBSERVADOR:
Pues algo falla, chicos. Creedme.
ROBOT
1: Tal vez sean…
ROBOT
2: Los textos…
OBSERVADOR:¡
Y mañana es el estreno!
ROBOT
1: ¿Mañana?
OBSERVADOR:
¿Estáis nerviosos?
ROBOT
2: (Incapaz de comprender) ¿Qué?
OBSERVADOR:
¿Notáis alguna alteración en vuestros
sensores como consecuencia de la cercanía de nuestra primera representación?
ROBOT
2: Un momento que me autoescaneo.
(Tras
un breve lapso culminado por un leve espasmo) Mmm no. Yo no.
ROBOT
1: Yo percibo cierto temblor en mi dispositivo de audio, pero no es
consecuencia de la tensión (provocada por ser el primer Hamlet robot en la
nueva producción del Centro Dramático Nacional), es porque tantas horas de
ensayos ininterrumpidos están llevando
mis baterías al límite.
OBSERVADOR:
Debemos ensayar todo el tiempo. “Hamlet”
y “La vida es sueño” son dos obras cruciales de esa dispersa base de datos que
llaman cultura.
(Asienten
sus dos interlocutores)
OBSERVADOR:
Nos jugamos mucho, mañana. Un montón de
actores y actrices llevan meses afilando
sus uñas para despellejarnos con todo ese rollo de que no somos capaces de
transmitir emociones y sentimientos.
ROBOT
1: Cómo odio los tópicos.
ROBOT
2: Y los prejuicios.
ROBOT
1: Pero… ¿Tú crees que piensan eso?
ROBOT
2: Son artistas, gente sensible, que siempre se ha caracterizado por su
solidaridad y su sentido de la justicia social.
ROBOT
1: Y son nuestros colegas, al fin y al cabo.
ROBOT
2: Nuestros compañeros de profesión.
OBSERVADOR:
Os equivocáis. Ellos os ven, a vosotros,
como una especie de… intrusos, en su territorio.
ROBOT
1: ¿De veras?
ROBOT
2: Me cuesta creerlo.
OBSERVADOR:
Os lo juro.
ROBOT
1: Qué decepción.
ROBOT
2: Menudos cretinos.
ROBOT
1: ¡Clasistas!
ROBOT
2: ¡Racistas!
ROBOT
1: ¿Por eso han rehusado inscribirnos en la Unión de Actores?
OBSERVADOR:
Y hasta han firmado un manifiesto en vuestra contra.
ROBOT
2: No jodas
ROBOT 1:
¿En serio?
OBSERVADOR:
Y a la hora del estreno, repartirán chapas ofensivas hacia nosotros, en la puerta del teatro. Se ha generado muchísima expectación, decenas
de autores, directores y productores teatrales tienen las esperanzas puestas en
esta primera promoción de la Escuela de Ciencia Dramática, para sustituir a sus
caprichosas e indisciplinadas estrellas, por intérpretes como vosotros.
ROBOT
1: Lo sabemos.
ROBOT
2: Somos conscientes de nuestra responsabilidad, como punta de lanza de una
nueva hornada de talentos emergentes.
OBSERVADOR:
Sois el sueño de los directores que al fin podrán ser los protagonistas del
hecho teatral con sus vibrantes puestas en escena no cuestionadas por los miembros
del reparto. Os adorarán los autores,
que lograrán, gracias a vosotros, que
sus textos no sean modificados en una sola coma. Y qué decir de los entusiasmados productores,
sabedores de vuestro ínfimo coste de mantenimiento.
(...)
PARA LEER EL TEXTO COMPLETO: tomasafan@hotmail.com
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