PRÓLOGO.
EL
FIN DEL MUNDO.
En escena cuatro personajes realizan, en la calle, acciones
cotidianas. Están inmersos en una
vorágine de actividad, uno habla acaloradamente con el móvil, otra entrena y
hace ejercicio físico con intensidad, otra intenta vender a los viandantes una
suscripción a una onegé, y otro hace algún tipo de trabajo de reparación o de
mantenimiento. De fondo se escuchan voces
de noticiarios relacionados con los días previos al confinamiento. Nuestros
personajes hacen caso omiso a
pesar de que las noticias son cada vez más inquietantes. De pronto suena una estridente sirena. Todos se detienen.
PERSONAJE 1. ¿Qué?
PERSONAJE 2. ¡¿Qué?!
PERSONAJE 3. ¡Qué!
PERSONAJE 4. ¡¡Qué!!
VOZ EN OFF. Atención esto
no es un simulacro. Repito, esto no es
un simulacro.
PERSONAJE 4. ¿Ah, no?
PERSONAJE 3. ¿Y qué es?
PERSONAJE 2. Será una
broma.
PERSONAJE 1. Sí. Una broma pesada.
VOZ EN OFF. Tampoco es
una broma. Repito, esto no es una broma.
PERSONAJE 1. Entonces…
PERSONAJE 2. ¿Qué coño
pasa?
PERSONAJE 3. No sé…
PERSONAJE 4. (Con cierta ironía) …A lo
mejor es… el fin del mundo…
Todos ríen. Al principio
lo hacen con ganas, pero poco a poco percibimos un fondo de inquietud en su risa, uno de ellos
se detiene y los otros, que lo miraban de reojo, comprueban que el personaje
que ha dejado de reír refleja en su rostro cierta preocupación. La risa es ahora un poco forzada. En algún caso tiene incluso un matiz
histérico. La angustia aparece, también,
en el rostro de alguno de los personajes.
Vuelve a sonar la sirena.
PERSONAJE 4. Parece que
esto va en serio…
PERSONAJE 3. ¿Tú crees
que es…?
PERSONAJE 2. ¿El qué?
PERSONAJE 1. ¿El fin del
mundo?
Nadie ríe. Se miran,
preocupados, unos a otros.
Se marchan, de uno en uno, con visible premura y agobio, los cuatro personajes.
Se escucha voz de discurso institucional del presidente del
gobierno, anunciando el estado de alarma.
Oscurece lentamente la escena.
289 (perdiendo los papeles).
En
escena dos personajes, ÉL y ELLA, visiblemente acelerados y excitados.
ELLA.
¿Los has contado ya?
ÉL. No he acabado aún.
ELLA. Es una pasada. Hay un montón.
ÉL. Vamos a pasar una cuarentena alucinante.
ELLA. Hemos hecho un gran trabajo.
ÉL. Ha costado ¿eh? Ha habido que
currárselo.
ELLA. Sí.
ÉL. Para conseguir los últimos tuve que pelearme
con el vecino del ático.
ELLA. Madre mía.
ÉL. Fue un poco violento todo.
ELLA. Ya.
ÉL. Y he notado que hay vecinos que desde que nos
vieron descargar la mercancía no me hablan.
ELLA. Que se jodan. Que hubieran sido listos como
nosotros.
ÉL. Ahora que somos una familia tenemos que
actuar así. Es cuestión de supervivencia. Por cierto, ¿el niño sigue durmiendo?
ELLA. Sí, como un bendito.
ÉL. 289.
ÉL. Ya los he contado. Tenemos 289.
ELLA. Madre mía, yo creo que no hay nadie en el
barrio que nos supere.
ÉL. (Mostrándole
su móvil) No te creas. Esmeralda, la mamá de Lucía, la del noveno B, puso esta foto
en su perfil de whatsapp.
ELLA. Esa tía es tan perfecta…
ÉL. Es verdad siempre va por ahí presumiendo de
tener la hija más lista, el piso más bonito… y ahora… ¿a ver la foto?
ELLA. (Mirando la foto) ¡Hala!, aquí hay
casi 500.
ÉL.
Hmmm… no sé… yo creo que está trucada.
ELLA. Ah, pues yo sé manejar el Photoshop, podemos
hacer una foto y editarla.
ÉL. No sé si es buena idea. Al día siguiente de publicar la foto, le
entraron ladrones en casa, a Esmeralda.
ELLA. ¿Y que se llevaron? ¿El dinero, el ordenador,
la tele, las joyas?
ÉL. Todo eso ni lo tocaron, pero el papel
higiénico se lo llevaron todo.
ELLA. ¿Los 500 rollos?
ÉL. ¡Hasta el último!
ELLA. Pobre mujer. ¡Qué extravío!
ÉL. Así que nosotros tenemos que andarnos con
ojo.
ELLA. No es para tanto, aún no hemos publicado la
foto en el whatsapp.
ÉL. No debemos hacerlo.
ELLA. ¿Seguro?
ÉL. No quiero que entren ladrones en casa.
ELLA. Pues lo compartimos en los grupos de familia
nada más.
ÉL.
Ok.
Se
escuchan llantos.
ELLA. ¡Vaya!
ÉL. El niño.
ELLA. Sí, ya se ha despertado.
ÉL. ¡Se acabó la paz!
ELLA.
(Saliendo de escena) Ya voy
cariño.
ÉL. Wow, la foto me está quedando espectacular.
ELLA. Qué guay. Oye ¿dónde has dejado los pañales?
ÉL. ¿Pañales?
ELLA. Sí, ya no quedan.
ÉL. Pues…
ELLA. ¿No has comprado?
ÉL. No quedaba sitio en el coche. Iba hasta los
topes.
ELLA. ¡¡Qué??
ÉL. Lo siento…
ELLA. Mierda, mierda, mierda.
Toma
un rollo de papel higiénico, lo mira y sale, resignada, mientras arrecian los
llantos. Oscuro.
2.
RESISTIRÉ.
DOCTOR. Ah, Luna, por fin estás aquí.
LUNA.
Sí, perdón… quería
decirle algo… es que…
DOCTOR. ¿Qué?
LUNA.
No hay papel higiénico en ninguno de los retretes.
DOCTOR. Ah, eso… sí… me temo que hemos sufrido una
oleada de robos en el centro. Ha
desaparecido material muy muy valioso, sobre todo el papel higiénico… Hay varios enfermeros bajo investigación.
LUNA.
¿Qué? ¿Robos de papel higiénico? ¿Quién iba a querer llevarse algo así?
DOCTOR. (No la escuchaba) ¿Qué?
LUNA. (Extrañada por la actitud del DOCTOR, que
parece cansado y agobiado) ¿Qué?
DOCTOR. Mmm… verás, te he hecho llamar porque…tengo
buenas noticias para ti.
LUNA. ¿En serio?
DOCTOR. Sí. Te
vamos a dar de alta.
LUNA. Entonces ¿me han curado? ¿Ya soy normal?
DOCTOR. Sí, Luna… tienes que irte… quiero decir… ya
eres libre… ¿Estás contenta?
LUNA. Sí.
Supongo…
DOCTOR. Me alegro.
LUNA. Voy a por las cosas a mi habitación.
DOCTOR. No hace falta. Hemos empaquetado tu equipaje, nosotros.
LUNA. ¿Qué?
Bueno… de todos modos echaré una ojeada por si/
DOCTOR. Imposible.
No puedes entrar en tu habitación, estamos reacondicionando toda la
planta para recibir pacientes de COVID
19.
LUNA. ¿Cómo dice? ¿19
pacientes?
DOCTOR. No, mujer.
Tenemos ordenes de habilitar nuestras instalaciones para los nuevos ingresados de la
cuarentena... los compañeros de medicina general están desbordados y se ha
decidido que las plantas de salud mental se utilicen para enfermos de la
pandemia. Aunque me temo que cuando todo
esto acabe ocurrirá al revés, seremos nosotros, los de psiquiatría, los que
estaremos sobrepasados de nuevos pacientes.
Pero eso será cuando hayamos vencido al maldito virus.
LUNA. ¿Virus?
¿Qué virus?
DOCTOR. ¿Cómo?
Es que… ¿Nadie te ha hablado de…?
LUNA. ¿De
qué?
DOCTOR. De lo que está pasando ahí fuera.
Ella
niega con la cabeza.
LUNA. He estado un poco ajena a las noticias del
mundo, pero ahora, que estoy curada, me voy a empapar de la actualidad.
DOCTOR. Vale, pero… no te empapes de golpe y porrazo,
va a ser mejor que vayas entrando en el agua poquito a poco y por dónde veas
que haces pie. ¿Me entiendes?
LUNA. Pues no mucho, la verdad, más que nada porque
no tenemos piscina en casa. Pero… un
viaje a la playa… sí estaría bien… me encantaría volver al faro de Tarifa… que
es… el sitio más bonito del mundo. Allí
es dónde dice usted que debo viajar ¿verdad?
DOCTOR. No.
Siento haberte confundido. Y me
temo que, por ahora, no vas a poder viajar…
LUNA. ¿Por qué?
DOCTOR. ¿De verdad no has visto nada en las noticias,
o en las redes sociales o…?
LUNA. Es que… mis
terapeutas dicen que mi neurosis en parte es por culpa
del sensacionalismo de los medios… Yo estaba obsesionada con que la humanidad
entera podía llegar a sufrir una desgracia global.
DOCTOR. ¿Eso… pensabas?
LUNA. Ya no.
Me he dado cuenta de que todo era una paranoia mía… pero me iba, usted,
a hablar de lo que está pasando ahí fuera.
DOCTOR. ¿Yo?
LUNA. Sí.
¿No se acuerda?
DOCTOR. Claro… hmmm… pues… resulta que hemos sufrido
millones de…
LUNA. Millones… ¿de?
DOCTOR. … En fin… todo empezó en China cuando…
LUNA. ¿Cuándo?
DOCTOR. Oh, Dios mío, no me siento con fuerzas. Deberían contártelo tus padres…o mejor… tu
hermana… ella cuida siempre de ti ¿verdad?
LUNA. Sí, ella me quiere mucho… pero ¿qué es lo que me tiene que contar?
DOCTOR. Verás,
las cosas no son como antes… en cuanto a lo de poder salir a la calle y todo
eso.
LUNA. Ya lo sé. Antes me pasaba todo el tiempo encerrada en
casa. Pero a partir de ahora les haré
caso a mis terapeutas y me esforzaré por salir y socializar con todo el mundo.
DOCTOR. No. No
puedes hacer eso…
LUNA. Es que mis
terapeutas/
DOCTOR. Hazme caso.
Nada de salir de tu domicilio.
LUNA. Bueno.
Lo que usted diga… pero… quiero que sepa… que estoy mejor que cuando me
ingresaron…
DOCTOR. Lo sé, cielo.
LUNA. Y ya nunca más volveré a obsesionarme como antes…
DOCTOR. Perfecto.
Me alegro mucho.
LUNA. Antes oía una voz que me susurraba: ten
cuidado, Luna, todo es peligroso, salir a la calle, tocar y que te toquen…
incluso respirar me parecía que podía llegar a ser… arriesgado… ¡Qué loca estaba! ¿Verdad?
DOCTOR. Bueno, chica, ahora estás bien y eso es lo
importante. Por cierto, toma estos
guantes por si tienes que tocar algo ahí afuera. Y también esta mascarilla para respirar. Ah, y deberás guardar distancia de seguridad
con tu familia, al menos durante las primeras semanas…
LUNA. ¿Qué? No está
hablando en serio ¿verdad?
DOCTOR. Me temo que sí, que hablo muy en serio. Además… te he preparado algo… toma esta caja.
LUNA. ¿Es un regalo? ¿Para
mí?
DOCTOR. Ábrela.
LUNA. (Descubriendo el contenido) Son… pastillas…
DOCTOR. (Asiente)
LUNA. Eso significa que… no estoy curada… no soy normal…
DOCTOR. Nada es “normal” ahora, Luna. Lo que tienes en la caja son
antidepresivos. De distintos tipos. Para una larga temporada.
Ella
hace un amago de rechazar los tarros de pastillas.
DOCTOR. Tómate una de las píldoras verdes y una de
las rojas.
LUNA.
Pero Doctor, usted sabe que yo… estoy aquí… por culpa de las drogas ¿verdad?
DOCTOR. ¿Y?
LUNA. Prefiero no tomar las pastillas. Los narcóticos han arruinado mi vida.
DOCTOR. Tienes que hacerlo.
LUNA. ¿Es necesario?
DOCTOR.
Totalmente.
LUNA. Vale.
DOCTOR. Eso
es. Y dame a mí
también…
LUNA. Pero… usted… ¿también toma estas píldoras, igual que
yo?
DOCTOR. No… no, qué va.
LUNA. Ah, ¡me había asustado!
DOCTOR. Una roja y una verde para mí no es
suficiente… yo tomo ración doble, estamos sometidos a demasiada presión
últimamente.
LUNA. ¿Qué?
DOCTOR. (Pidiéndole que comparta sus píldoras con
él) 2 rojas y 2 verdes. Dame. Rápido.
El
doctor ingiere las pastillas.
DOCTOR. Humm… mejor… sí… mucho mejor…
LUNA. Pero… es que… ¿está usted mal…?
DOCTOR. Ya no.
Ahora estoy más animado…
je je. Por cierto ¿Qué hora es?
LUNA. No sé. No llevo reloj, ni móvil, ni/
DOCTOR. Calla.
LUNA. ¿Qué pasa?
DOCTOR. ¿No lo oyes?
LUNA. ¿Qué tendría que oír?
DOCTOR. Deben de ser las ocho. La gente está saliendo a los balcones para
aplaudirnos.
LUNA. ¿Gente aplaudiendo? ¿Qué gente?
DOCTOR. Sí.
España entera está en los balcones… aplaudiendo… y de fondo suena
música… y nos miramos a los ojos… y sentimos que todo va a ir bien. Esto pasará.
LUNA. Doctor… creo… que eso que ha tomado le ha
sentado mal…
DOCTOR. Y cantamos
todos a coro: (Cantando
a capella) “Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para
endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla, pero siempre sigue en
pie”.
LUNA. Doctor, por favor, me está asustando… (Gritando al exterior) ¡Ayuda! ¡Ayuda!
DOCTOR. “Resistiré,
para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré”.
Oscuro.
ANIMALADAS.
En
escena una pareja, puede tratarse de los mismos personajes de la historia
número 1.
HOMBRE. Resistiré nanino ninonino resistiré
naninoninoninoninoni
MUJER. ¿Qué haces?
HOMBRE. Preparándome para el aplauso de las 8. Vente a la terraza conmigo.
MUJER. Ni hablar.
Yo paso de aplausitos. ¿Crees que
con eso vamos ayudar a la pobre gente que se está dejando la piel en los
hospitales y demás…?
HOMBRE. ¿Ah, no?
MUJER. Qué va, qué va. Lo que hay que hacer es dar caña. Hoy a las 8 hay una cacerolada. ¿Te apuntas?
HOMBRE. No sé… la verdad…
MUJER. Que sí, hombre, voy a por otra olla para ti…
HOMBRE. Hostia.
Mira esto.
MUJER. ¿Qué pasa?
HOMBRE. (Señalando algo que ocurre a cierta
distancia de ellos en la dirección en la que está situado el público) Afuera
en la terraza. Mira por el ventanal.
MUJER. ¡Madre mía!
Es un…pájaro… muy raro.
HOMBRE. ¿Habías visto uno parecido alguna vez?
MUJER. Pues no sé … en los documentales de la
tele. Pero como por África o así.
HOMBRE. Menudo tamaño.
MUJER. Sí, fíjate qué plumas tiene. Dios, nunca había visto algo así…
HOMBRE. Es tan potente… y tan… puro…
MUJER. Y tan increíble…
HOMBRE. Podríamos estar todo el día mirándolo ¿verdad? Se siente uno en armonía con la naturaleza.
MUJER. Sí.
HOMBRE. Uff.
MUJER. (Suspira)
HOMBRE. ¿Sabes?
A veces yo he llegado a pensar…
MUJER. ¿Qué?
HOMBRE. Que todo esto, la pandemia… tal vez sea una
especie de venganza de la naturaleza ¿entiendes?
MUJER. Creo que sé lo que quieres decir.
HOMBRE. Esto puede ser una oportunidad. Suena fuerte pero… estábamos masacrando el
medio ambiente y es normal que el planeta reaccione. Es lógico ¿no?
MUJER. A veces yo también he llegado a pensar que…
el ser humano es el verdadero virus.
HOMBRE. Justamente.
Tú lo has dicho.
MUJER. Ajá.
HOMBRE. Mira, qué movimientos tan curiosos. Qué animal tan mágico. ¿Lo grabamos?
MUJER. Claro, y lo subimos a la red, la peña va a
flipar. Rápido, antes de que se vaya…
HOMBRE. Vamos a ser trending topic.
MUJER. ¡Hostia!
¡Qué extraño graznido!
HOMBRE. Me he quedado un poco… ha sido como…
intimidatorio ¿no?
MUJER. Te vas a reír pero yo casi me he asustado.
HOMBRE. Ya, bueno, tranquilidad. La naturaleza es así.
MUJER. Huy.
Te está… mirando…
HOMBRE. Sí, y tiene un brillo extraño en sus ojos.
MUJER.
Esto no me gusta.
HOMBRE.
Es mejor no moverse.
MUJER.
Cuidado, que avanza hacia ti.
HOMBRE. Puede ser peligroso, ese pico tiene pinta de
estar muy afilado.
MUJER.
No puede romper el cristal ¿verdad?
HOMBRE.
Por si acaso, no hagas movimientos bruscos, ni respires.
Tensión
prolongada.
MUJER.
(Respirando hondo al fin) Uff. Se ha ido por allí.
HOMBRE. Sí.
Qué velocidad de vuelo, ha desaparecido en un instante.
MUJER.
Wow. Ha sido intenso.
HOMBRE. Mucho.
MUJER.
Una auténtica experiencia.
HOMBRE. Oye, ¿has visto eso?
MUJER. ¿El qué?
HOMBRE. Ahí, en la terraza.
MUJER. Una mierda, qué asco. En nuestra casa…
HOMBRE. Se ve que no está enseñado.
MUJER. Es enorme.
HOMBRE. Claro, proporcional al tamaño del bicho.
MUJER. ¿Y por qué se ha tenido que subir a la mesa
para cagar? Podía haberlo hecho en un rincón.
HOMBRE. No sé, imagino que estará marcando territorio
o algo así.
MUJER. No, eso sí que no, que marque territorio en
su puto pueblo en África, pero esta casa es nuestra. No quiero que vuelva ¿eh? ¿Me oyes?
HOMBRE. Tranquilidad.
Imagino que está de paso, aunque con esta situación tan confusa igual se
piensa que la jungla de asfalto es una especie de hábitat propicio para anidar.
MUJER. ¡Madre mía!
Vamos a tener que desinfectar a fondo todo el patio. Coge la fregona, venga.
HOMBRE. Espera.
Mira.
MUJER. Es el bicho.
Parece que vuelve.
HOMBRE. Y con otro espécimen. Será su pareja.
MUJER. Estos quieren montar aquí el puto nido.
HOMBRE. Tiene toda la pinta.
MUJER. Ni hablar, yo no tolero que haya ocupas en mi
terraza, con lo que nos ha costado pagar la hipoteca.
HOMBRE. ¿Qué hacemos?
MUJER. Pues toca defender el territorio, qué quieres
que te diga.
HOMBRE. Sí, no nos queda otra.
MUJER. Tú con la fregona y yo con la olla y el
martillo, ¿estás listo?
HOMBRE. (Armado
con la fregona a la vez que lo graba todo con el móvil) A la de 1 a la de 2
y a la de ¡AAAAAHHHHH, A LA CARGA!!!
MUJER. ¡¡¡¡FUERA BICHOS DE MIERDA!!!!
Oscuro.
4.
SERVICIO
ONLINE (TELETRABAJO).
En escena un nuevo
personaje, un USUARIO de servicios online.
USUARIO. Bueno, a
ver en el móvil si hay algo interesante…
hoy es trending topic este vídeo… ¿de qué va?… ¿qué leche es esto? Uff… unas pobres aves exóticas golpeadas por una pareja de… sádicos. ¡Qué asco!
Madre mía ¡cómo está el mundo!
¡Se están perdiendo los valores y la moral!
Voy a ponerme a
ver porno.
(Mira
una página) A ver…
(Mira
otra página) A ver…
(Mira
otra página) A ver…
Pufff… solo están
los vídeos de siempre… me los sé de memoria… en fin… qué hartura y qué aburrimiento…
Bueno…
a ver si hay alguna otra web interesante… noticias… compraventas… juegos de
azar… y esta otra página… ¡ay va! No
sabía que esto existía… voy a probar…
Queda el USUARIO
expectante tras clicar un enlace.
VOZ. Bienvenido a tu parroquia, si quieres escuchar
la misa, nuestro próximo pase comienza en 25 minutos…
Si lo deseas
puedes mantenerte a la espera y te daremos unos consejos espirituales.
Si pulsas almohadilla puedes acceder a nuestra sección
de novedades.
USUARIO. ¿Dónde está la almohadilla? Ah, aquí.
VOZ. Bienvenido.
Si lo deseas puedes acceder a nuestro nuevo servicio: “la confesión
online” pulsando “1”.
USUARIO. ¿Confesión online? Ole, qué adelantos. Pues voy a probarlo… pulso “1”.
VOZ. Bienvenido a la confesión online. Si es usted usuario habitual de la parroquia,
pulse aceptar. Si es nuevo cliente,
manténgase a la espera.
USUARIO. Aceptar.
VOZ. Para amenizar la espera le ofrecemos unos
minutos de consejos espirituales:
OTRA VOZ. “ … ficarás las fiestas, honrarás a tu padre
y a tu madre, no blasfemarás, no cometerás actos impuros…”
SACERDOTE. (Cortando las voces anteriores) Buenas
tardes. Le atiende el padre Irureta. Dígame su nombre, por favor, para poder
dirigirme a usted.
USUARIO. Buenas tardes, padre. Me llamo Ramón.
SACERDOTE. Hola Ramón.
¿En qué puedo ayudarle?
USUARIO. Pues verá, padre, he visto que ofrecen
ustedes determinados servicios online.
SACERDOTE. Así es, el confinamiento, lamentablemente,
impide que nuestros feligreses accedan a los templos, por eso atendemos a
nuestros fieles, con ayuda de las nuevas
tecnologías. Por cierto, ¿qué desea exactamente, qué servicio
concreto?
USUARIO. Una confesión.
SACERDOTE. ¿La va a querer con cámara o en plan
incógnito?
USUARIO. Hombre, a mí me da un poco de vergüenza que
se me vea durante la confesión. Yo
siempre recurría a la rejilla para preservar el pudor.
SACERDOTE. Vale, en este caso, lo sustituimos por el
pixelado de su imagen.
USUARIO. Ah, mira qué bien.
SACERDOTE. Y si quiere le podemos modificar la voz,
incluso. Esto de las nuevas tecnologías
abre un abanico enorme de posibilidades.
USUARIO. No, hombre, eso ya me parece una
exageración. Además, es como muy
irreverente que usted me esté escuchando mis intimidades con voz de pitufo, por
ejemplo.
SACERDOTE. Sí, a mí cuando el usuario escoge ese filtro,
siempre me da la risa. Je, je, je, je,
je, je, je, je, je
USUARIO. Padre.
SACERDOTE. Je, je, je, perdone, es que me acuerdo y no
me puedo aguantar la risa. Bueno, ya,
ya se me pasa.
USUARIO. Vale, pues, empezamos, entonces ¿no?
SACERDOTE. Perdón, que tengo un niño con el traje de
primera comunión esperándome, la criatura, en la otra línea.
USUARIO. Ah, pero ¿también hacen comuniones?
SACERDOTE. Sí, claro, enviamos la Sagrada Forma por
mensajería urgente, la bendición no caduca hasta las 48 horas.
USUARIO. ¿Padre?
¿Está usted ahí? Yo también
quiero, entonces, un pedido de Sagradas Formas.
Un lote, si es posible. ¿Se
pueden congelar? ¿Padre? ¿Dónde se ha metido?
OTRA
VOZ. “…men de conciencia, dolor de los
pecados, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la
peni…”
SACERDOTE. Ya estoy de nuevo con usted, perdone, estaba
tomando nota de la dirección del niño para enviarle su paquete. A ver que me centre, ah sí, estábamos con su
confesión. Dígame un correo electrónico
y nos ponemos en contacto con usted cuando tengamos un hueco.
USUARIO. Ah, no.
Yo tengo mucha prisa y necesito que me confiese ahora mismo.
SACERDOTE. Huy, eso no va a poder ser, hijo mío. Estamos muy liados. A no ser que haya cometido usted un pecado
muy grave y en ese caso le haríamos una confesión exprés…
USUARIO. Ah, pues… perfecto… me la pido… la confesión
exprés…
SACERDOTE. No es tan fácil. Necesito pruebas. Tiene usted que mandarme un email
describiendo sus pecados e insertar una foto o un documento o un recorte de
prensa… en fin, algo que acompañe la solicitud y que me convenza de que usted
es tan malo que necesita la confesión-exprés.
USUARIO. ¿En serio?
SACERDOTE. Nos hemos visto obligados. En este país, ya se sabe, hay mucha
picaresca. Necesitamos pruebas del
delito.
USUARIO. Pero eso nadie lo va a hacer, es algo
autoinculpatorio, puede acarrear consecuencias legales muy serias.
SACERDOTE. Usted no sabe de lo que es capaz, la gente,
en este país, con tal de avanzar en una cola.
USUARIO. Además, eso atenta contra el derecho a la
intimidad.
SACERDOTE. Una vez que terminemos el trámite, yo me
comprometo a enviar el archivo a la papelera de reciclaje.
USUARIO. Pero ¿qué garantía tengo yo de que ese
documento va a desaparecer?
SACERDOTE. Tiene que confiar en mí.
USUARIO. Disculpe, padre, pero soy abogado y no confío
ni en mi madre. Y sepa usted que este
modus operandi es denunciable por atentar contra la ley de transparencia y la/
SACERDOTE. (Interrumpiéndole)
No, por favor, no nos metamos en líos judiciales, caballero.
USUARIO. (Enfadado)
Bueno, yo quiero que me confiese usted ahora mismo… o de lo contrario… la
próxima vez que rellene mi declaración de la renta, me lo voy a pensar, antes
de destinar el 0’7 por ciento a la iglesia.
SACERDOTE. ¿Me está usted amenazando? ¡¿A mí?! Pues sabe lo que le digo, que por su soberbia
y su egoísmo le voy a poner penitencia extra, voy a anotarlo ahora mismo para
que no se me olvide.
USUARIO. No se me ponga autoritario.
SACERDOTE. (Indignado) Es que está usted cometiendo… ¡un pecado
muy grave!
USUARIO. Ah, ¿es un pecado grave?
SACERDOTE. Gravísimo.
USUARIO. Pues entonces… tengo derecho a la confesión
exprés.
SACERDOTE. ¿Eh?
USUARIO. Pues fenómeno. Empezamos ya ¿no?
SACERDOTE. (Para
sí, desesperado) ¡Odio el
teletrabajo! ¡Yo… dimito…! ¡Lo dejo…
para siempre!
USUARIO. Padre,
no habrá colgado… ¿verdad?
SACERDOTE. Voy a colgar sí… voy a colgar los hábitos,
ahora mismo…
USUARIO. Oiga… ¿está usted ahí?
VOZ. Esperamos haberle sido de utilidad.
USUARIO. ¡Será posible! ¡Oiga!
¡Dónde se habrá metido el cura este!
No pretenderá dejarme con la palabra en la boca… Oiga, conteste. ¿Hay alguien ahí?
VOZ. “Gracias por acceder a –miparroquiapuntocom-. Le rogamos que nos ayude a evaluar nuestro
servicio online para seguir mejorando.
Del 0 al 10 ¿cómo valora la confesión?”.
Oscuro.
PARA LEER EL TEXTO COMPLETO ENVIAR MENSAJE A:
tomasafan@hotmail.com
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