martes, 5 de enero de 2021

Inicio de “Tetralogía del desaliento”. (V PREMIO "DULCE POR AMARGO" 2016, convocado por la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias).





(Nos encontramos en un espacio etéreo, que nos sugiere una especie de azotea de rascacielos.  Se intuyen las nubes rodeando a los personajes, y un muro protector no muy alto, rodea, al fondo, parte del perímetro)

 

PRIMERA PARTE.   CURRÍCULUM.

 

 

(En escena una MUJER)

(Nuestra protagonista transmite cierta rigidez, y un inmenso agotamiento acumulado a lo largo de múltiples decepciones, que trata de disimular)

 

MUJER:

Estimadas, estimados, amigos, amigas.  

Un preámbulo precede, necesariamente, a la presentación.

Ante todo, deciros que no pretendo robaros  vuestro  tiempo, ni aburriros con detalles sobre mi persona.

Soy de pocas letras.  Y  voy a mostraros mis datos esenciales.  Para que podáis decidir sobre mí.

Si Sirvo.

O no sirvo.

Vosotros, al final, lo diréis.

Bien.  Pasemos al primer bloque.

 

 

 

(Aparece un segundo personaje, es un HOMBRE)

 

HOMBRE.

Hola.

 

(La MUJER emite un sonido desaprobatorio, como pidiendo silencio al recién llegado)

 

HOMBRE.

Perdón.

 

 

 

 

 

I.                  FOTO:

(La mujer adopta una postura rígida, como posando.  Trata de concentrar la atención hacia su rostro)

 

MUJER.

Foto.

Aquí la tenéis.

La imagen insertada que estáis viendo en este momento, es para daros una impresión breve y certera  de cómo soy en realidad.

¿Qué tal?

Espero que os parezca bien, mi  aspecto físico.

 

(Se coloca de perfil, respecto al público)

 

MUJER.

Sé que tenéis mucha prisa y una ingente cantidad de perfiles como el mío para valorar. 

Pero os pediría que volvieseis a echar una hojeada a mi imagen, y sobre todo  me gustaría que os fijaseis en mi sonrisa, por favor, acercad la mirada un poco. 

¿Lo veis?

La foto es algo borrosa, tenéis razón.

Pero es  culpa de la impresora.

Por favor, os ruego que hagáis un esfuerzo para fijaros en cómo la mirada transmite mi rotundo gesto de optimismo inalterable, capaz de superar los mayores desafíos y contratiempos.

 

(Incapaz de reprimir un nervioso suspiro)

  

MUJER.

Aunque todo esto tal vez sea una pérdida de tiempo, porque los cabezales no estaban bien alineados, y mis rasgos, en realidad, no aparecen del todo nítidos, ¿verdad?

 

(Silencio)

 

(Denso)

 

(Tenso)

 

(Extenso)

 

(El otro personaje aplaude con timidez, como para animar a la chica)

 

(Ella, desanimada, se dispone a marcharse de escena.  Avergonzada.  Derrotada)

 

HOMBRE.

Eh.

 

HOMBRE.

(Tratando de frenar el mutis de la MUJER) Espera.

 

(El HOMBRE, que ha quedado solo, introduce  las manos en sus bolsillos, y compone su cotidiano gesto de aburrimiento)

 

(Aparece un TERCER PERSONAJE.  El HOMBRE le aborda, pese al aire poco sociable que transmite el recién llegado)

 

HOMBRE.

Hola.

 

TERCER PERSONAJE. 

Hola.

 

HOMBRE.

¿Nos conocemos?

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Qué?

 

HOMBRE.

Hemos hablado antes, ¿no?

 

TERCER PERSONAJE. 

Pues sinceramente…

 

HOMBRE.

No lo recuerda.

 

TERCER PERSONAJE. 

No.

 

HOMBRE.

Es normal.

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Sí?

 

HOMBRE.

Somos tantos aquí.

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Cuántos?

 

HOMBRE.

Muchos.  Millones. 

Imagino.

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Tantos?

 

HOMBRE.

No los he contado.

Pero supongo que la cantidad de habitantes de este lugar es enorme.

¿No?

 

TERCER PERSONAJE. 

Exagera, creo.

 

(Reaparece la MUJER, haciendo esfuerzos por volver a motivarse)

 

(Ella persevera en su empeño)

 

MUJER.

En fin, pasemos al siguiente bloque.

 

  

 

II.               DATOS PERSONALES:

 

MUJER.

Datos personales.

Aquí, en este punto, podéis ver todo lo que me define.  Lo que me diferencia.  Lo que me hace única.

Este apartado soy yo, pero en lugar de colores y rasgos, ahora me dibujan los datos y las cifras.

¿Qué tal?  ¿Os gusta lo que veis?

Os noto serios. 

 

(Cae en la cuenta)

 

MUJER.

Ah.  ¡Ya!

Habéis visto mi edad.  ¿No?

Tengo que decir en mi descargo, que los números (igual que la foto), no dejan ver mis verdaderas cualidades.

¡Pero vosotros siempre os empeñáis en fijaros en eso!

Estoy un poco a la defensiva,  debéis entenderlo. Hasta conseguir, una ocupación, mi estado natural es la:  preocupación.

En fin.  Seguimos con mis datos.

 

 

MUJER.

A continuación, podéis ver mi sexo

Si os apetece. 

¿Qué? 

¿No queréis echarle un vistazo a mi género? 

Está bien. 

No hace falta ponerse tensos.

De acuerdo. 

Pasemos al siguiente punto.

 

(Pasando página)

 

 

MUJER.

Estado Civil.

Antes, estaba emparejada, no era únicamente un folio en soledad, como ahora. 

Éramos una pareja de papeles bien encuadernada.

Pero las circunstancias mandan, y el hecho de comprobar que los encargados de personal rara vez llegan a examinar la segunda página de un currículum, me llevó a romper aquella relación. 

Mi pareja lo comprendió.

No quería perjudicarme. 

Así que reuní toda mi trayectoria en este único espacio que ahora veis, y me dispuse a afrontar en soledad el reto de mi inserción en el mercado laboral.

 

(Suena un móvil)

 

(Tras mirarse, los tres personajes,  con gesto acusatorio, descubren que el sonido procede de la MUJER)

 

(Ella tantea entre sus ropas, hasta que encuentra el lugar en el que está el aparato)

 

MUJER.

Oh no.

 

(Ella trata de apagar el aparato, para que cese el desagradable sonido.  Pero es incapaz)

 

MUJER.

(Viéndose obligada a descolgar y a hablar.  Mantiene un tenso diálogo con su interlocutor a través del móvil)

Oye.

Escucha.

No, escucha tú.

No puede ser.  Ya te lo he dicho.

No me molestes ahora.  Estoy…

Sí…

Y tú también deberías intentarlo.

 

ELLA.

(Saliendo de escena para preservar cierta privacidad en su conversación telefónica) Lo sé.  Yo también te echo de menos pero esto fue una decisión que tú y yo…

 

(Los que han quedado en escena, tras observar atentos el mutis de la MUJER, se miran ahora, tímidos, sin saber cómo iniciar un diálogo)

 

HOMBRE.

¡Vaya!

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Qué?

 

HOMBRE.

No.  Nada.

 

TERCER PERSONAJE. 

Ah.

 

HOMBRE.

Sí.

 

(Silencio)

 

HOMBRE.

¿Fuma?

 

TERCER PERSONAJE. 

Claro, a eso he subido.

 

HOMBRE.

Yo también.

 

(Silencio)

 

HOMBRE.

¿Tiene?

 

TERCER PERSONAJE. 

No.  Yo no.

 

HOMBRE.

¿No?

 

TERCER PERSONAJE. 

No.

 

HOMBRE.

Ya.

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Y usted?

 

HOMBRE.

Sí pero.

 

TERCER PERSONAJE. 

No quiere compartir.

 

HOMBRE.

No es eso, es que tengo uno solo.

 

TERCER PERSONAJE. 

Fúmeselo no hay problema.

 

HOMBRE.

Me da apuro.

 

TERCER PERSONAJE. 

De verdad.  Fume usted.  A mí me basta respirar el humo sobrante que exhale. 

 

(El HOMBRE, extrañado, extrae un cigarro que escondía en un calcetín)

(A continuación busca  en los bolsillos de su ropa y encuentra al fin un mechero.  Se dispone a encender el cigarrillo ante la atenta y algo ansiosa mirada de su interlocutor pero irrumpe de nuevo la mujer, con renovados bríos)

 

 

 

 

III.          APTITUDES.

 

 

MUJER.

Aptitudes.

Que puedo decir de mis aptitudes.

He sido entrenada para desarrollar mi labor, al pié de la letra. 

Soy ordenada, como podéis ver, por mi disposición. 

Pulcra y concentrada. 

Jamás sobrepaso los márgenes.  Sé que asomarme a ellos, puede ser mal interpretado por mis posibles empleadores.

Mi orientación es la convencional y  soy una persona bastante usual, mis caracteres son legibles (no sufro altibajos de humor ni de renglón), y previsibles.

Respeto disciplinadamente el interlineado, sin dobleces ni ocultas intenciones.  Y la jerarquía (de mayúsculos y minúsculos).

En fin, soy una mujer de palabra.  Eso es obvio.

Y no puedo ser de otra manera.

Es lo que toca.

¿No?

Hay que resignarse.

 

(Escrutando la reacción de su reducido público)

 

MUJER.

No sé si os sirvo.

El único anhelo que impulsa mis párrafos, es el tratar de ser útil.

 

(La mujer ha quedado expectante, pero la nula reacción de sus interlocutores, le lleva a exteriorizar una cierta sensación de desánimo)

 

MUJER.

Me queda añadir una nota.

Perdonad que me siente. Mis pies (de página) están exhaustos de arrastrarme, de un lado para otro. 

 

(Se sienta)

 

MUJER.

(Angustiada) Si  finalmente, no reúno las condiciones que andáis demandando, os pediría que no me depositéis en la papelera física, y menos aún en la de reciclaje.  Acabar allí, me temo que acentuaría de un modo irreversible, mi terror al vacío y mi inseguridad.

 

(La mujer ha quedado estática con la mirada perdida, como hundida en el pozo de sus angustias.  Incapaz de nadar hasta la superficie)

 

(El hombre del cigarrillo, al fin se siente habilitado  para prender el fuego de su mechero y permitir que entre en combustión el tabaco de su cigarrillo, que saborea con gusto)

 

(Ante el mutismo de la MUJER, continúan su interrumpido diálogo los otros dos personajes)

 

HOMBRE.

¿Y usted?

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Y yo?

 

HOMBRE.

¿Cuál es su historia?

 

TERCER PERSONAJE. 

Mi historia.

 

HOMBRE.

Sí.

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Quiere oírla?

 

HOMBRE.

Sí, claro.

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Por qué?

 

HOMBRE.

No sé. 

¿Qué otra cosa  podemos hacer?

 

(Silencio)

 

HOMBRE.

Además de fumar y de, en fin… lo demás…

 

TERCER PERSONAJE. 

Tiene razón.

 

(El otro asiente)

 

TERCER PERSONAJE. 

Para mí no es fácil hablar y menos aún exteriorizar mis problemas, ni mis sentimientos.

 

HOMBRE.

¿No?

 

TERCER PERSONAJE. 

No.

 

HOMBRE.

Vaya.

 

TERCER PERSONAJE. 

Pero está bien.

Creo que…

 

HOMBRE.

¿Sí?

 

TERCER PERSONAJE. 

Le voy a contar mi historia.

Toda mi historia.

 

(Se dispone a comenzar su monólogo el TERCER PERSONAJE, pero se ve súbitamente interrumpido.  De pronto, como activada por un resorte invisible, la MUJER, que  regresa del pozo de su desesperación, vuelve a captar la atención de su mínimo auditorio)

 

 

 

 

 

 

 

IV.          EXPERIENCIA.

 

MUJER.

Último bloque:  Experiencia.

Cómo salir de aquí… De este papel.  Que me ha tocado personificar.

De sentirme intercalada en una existencia tan plana, tan carente de profundidad.

De ser considerada por todos, una especie de ejemplar anodino, algo arrugado.

Ligera.  Quizá extremadamente delgada.

Blanca… pálida a más no poder.

(…)

Esto es todo lo que soy. 

Mi vida. 

Mi sentido. 

Mi capacidad.

En una hoja de papel.

Esta, esto,  que soy yo, ahora.

Una persona reducida a sus utilidades. 

El ser humano convertido en sus números.

Una nueva deconstrucción personal. 

Cómo he llegado hasta aquí dentro, os preguntaréis.

No me desperté así, de pronto, una mañana.  No fue un proceso radical.

Sino el producto inapelable de una lógica económica.

Pasé de ser persona a convertirme en personal (laboral), un buen día. 

Después empezaron a considerarme un mero perfil (productivo).  

Reducido. 

Simbólico.

Bidimensional.

El proceso era irremisible. 

Hasta llegar a lo que ahora soy…

Y no  es agradable esta fragilidad de sentirse arrastrada por las corrientes de la economía, que con un ligero soplo pueden convertirme en papel mojado, arrugado, en el sumidero del mercado laboral.

Yo, no es que anhele mi existencia tridimensional. 

Pero… Cuando era algo más que un documento mal apilado en los archivadores de los departamentos de personal.  Las cosas eran diferentes.

Eso está claro.

Y no es mi intención quejarme, nada más lejos. 

Somos muchas, demasiadas, las que aguardamos pacientemente en la sala de espera del oscuro buzón. 

Y las que pugnamos por destacar en la minúscula rendija bajo las puertas de las oficinas.

Pero…

Todas tenemos un papel en la vida. 

Y este es el mío.

Ser un currículum.

Nada más que eso.

 

 

 

MUJER.

(Dirigiéndose al TERCER PERSONAJE, que la observa con cierto aire compasivo) ¿Y el tuyo?

 

 

TERCER PERSONAJE. 

¿Qué?

 

MUJER.

¿Cuál es tu papel?

 

TERCER PERSONAJE. 

Mi papel.

 

MUJER.

Sí.

 

TERCER PERSONAJE. 

No sé.  

 

MUJER.

(Al HOMBRE) ¿Y el tuyo?

 

HOMBRE.

Yo creo que…

Yo creo que ya no tengo papel.

 

MUJER.

¿Cómo dices?  Eso es imposible.

 

HOMBRE.

No lo es.

 

MUJER.

¿No?

 

HOMBRE.

Se puede vivir sin papel.

 

MUJER.

No.  Yo no.

No puedo.

Soy esto.  Y ya está.

 

HOMBRE.

Y ya está.

 

MUJER.

Y no nací así.

Ni mucho menos.

Yo era como vosotros.

Tridimensional.

Libre.

Atrevida.

Hasta que…

¿Lo recordáis?

 

HOMBRE.

¿El qué?

 

(El TERCER PERSONAJE se encoge de hombros) 

 

MUJER.

De improviso sobrevino el momento terrible en que se produjeron las brutales erupciones del magma empresarial.

 

HOMBRE.

¿Erupciones, qué erupciones?

 

TERCER PERSONAJE. 

Fueron explosiones.  No erupciones.  Todo lo provocaron aquellos malditos aviones.

 

MUJER.

(Ignorando las réplicas de los otros) 

Y el volcán del superávit económico, que veíamos todos los días desde nuestras ventanas (presidiendo imponente el paisaje de las hojas de cálculo), explotó.

Vertiendo toneladas de magma industrial, erosionando el terreno laboral radicalmente.

Convirtiendo en humo las riquezas y hundiendo en simas deficitarias, el perfil del panorama que se veía desde entonces en nuestras resquebrajadas ventanas.

 

(Silencio)

 

MUJER.

Muchos fueron sorprendidos  por los ríos de lava.  Y yacen ahora atrapados en las entrañas de la precariedad subterránea y de la economía sumergida.

Otras, nos vimos cubiertas poco a poco por la lluvia continua e incesante de cenizas, de las chimeneas de la bancarrota.

(…)

Y ahora.

Yo.

Estoy aquí.

Ya me veis. 

Reducida a  la condición de mero currículum que arrastra sus palabras gastadas, sus frases tediosas, sus oprimidos párrafos de oficina en despacho, de empresa en franquicia, para ser objeto de una esquiva mirada.

Una fugaz valoración.

Y una protocolaria

 despedida.

 

MUJER.

(Comenzando a desdibujarse, consciente de que es  la hora de pasar página)

Aunque no soy intachable (nadie lo es en mi situación)...

me gustaría haberos dado una buena...

                                                                        ..."impresión".

 

 

 


(Para leer el texto completo enviar mensaje 

tomasafan@hotmail.com)


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