UNO: REENCUENTRO
(EN MARCHA)
El escenario representa una sala de un gimnasio.
En escena, en extremos opuestos, dos personajes
monologan al unísono, alternativamente. Ninguno de ellos se ha
percatado de la presencia del otro. Son Fran y García, dos hombres
de mediana edad, que visten ropa deportiva. Durante las diversas
partes de la obra, los personajes practicarán distintas actividades físicas, en
esta escena concretamente, los personajes realizan ejercicios
relacionados con la marcha, atletismo....
FRAN.
Yo necesito
moverme. Me gusta hacer ejercicio. Mi cuerpo y yo estamos muy
unidos, no lo digo porque él me esté oyendo ahora, es que es la pura
verdad. Estamos compenetrados, y quiero que eso siga siendo así, por
siempre.
GARCÍA.
Yo la verdad es
que no creo en el deporte. ¿Que qué hago aquí? Pues ni yo
mismo lo sé. Supongo que no tengo nada mejor que hacer.
Mentira,
cualquier cosa es mejor que esto.
FRAN.
No me como el
tarro pensando que llegará un momento en el que bueno… deje de ser…
joven. No me obsesiono para nada pensando en ese día, en el que se
acabará de golpe y porrazo mi atractivo físico.
GARCÍA.
¡Qué coño hago
yo aquí! Todavía estoy a tiempo de largarme pero…
Por cierto, qué
mal me sienta la ropa de deporte, parece que me la han prestado.
FRAN.
Hacerme mayor es
algo en lo que casi nunca pienso; si acaso, se me cruza alguna vez por la
cabeza, pero rápidamente desaparece esa idea y no me afecta lo más mínimo. Es
algo que no me preocupa, nada de nada, y no pierdo un solo segundo de mi tiempo
en darle vueltas en la cabeza a esas ideas tan negativas y tan chungas.
(Sonríe) Yo
soy un tío feliz, y ya está.
GARCÍA.
Joder, como no
tengo yo problemas y cosas que resolver, estoy aquí perdiendo el
tiempo. Me largo. Pero ya. Aunque… se va a
notar. Esta ropa llama muchísimo la atención…
(Detectando a
Fran) Mierda, hay alguien ahí. O sea que a joderse. Como
siempre.
En efecto, ambos han constatado la presencia del otro.
FRAN.
Hola.
GARCÍA.
¿Qué tal?
Se saludan con cierta efusividad. Se miran
y remiran como lo harían dos personas que tenían una relación bastante íntima y
que no se han visto durante muchos años.
Aparece un tercer personaje: Jota, que, sin ser descubierto
por los dos anteriores, monologa también, pero en este caso, entre
breves fragmentos de su monólogo, se intercalan pequeños diálogos de los recién
hallados.
JOTA.
La vida, en el
fondo, es como una de esas cintas de marcha atlética. Mover los pies
para no avanzar. Seguir siempre en el mismo sitio, pese a tener la
sensación de haber recorrido un largo camino. Y sin embargo al final, agotados,
comprobar que se sigue en el mismo
punto. Correr. Apoyando primero un pié y luego el otro pié.
A veces entramos
con el pié izquierdo.
GARCÍA.
(A Fran) Cuanto
tiempo sin vernos, hombre.
FRAN.
(A García) Ay
va. Cómo estás tío. Perdona que no te haya reconocido
antes, tío, pero es que estás… mucho más gordo.
GARCÍA.
(A Fran) ¿Qué?
JOTA.
Correr. Avanzar. Retroceder. O
pillar a contrapié.
GARCÍA.
(A Fran) Ah,
pues yo te veo muy bien a ti.
FRAN.
(A García)
Gracias, hombre.
GARCÍA.
Lástima de lo de
tu pelo.
FRAN.
¿Mi pelo?
GARCÍA.
Ni te
preocupes. No es nada que no se pueda arreglar con un buen peluquín.
JOTA.
Correr. Los
atletas. Se esfuerzan. Avanzando. En la
carrera.
GARCÍA.
(A Fran)
¿Carrera?
FRAN.
(A García) Sí,
te preguntaba que si acabaste por fin la carrera.
GARCÍA.
Sabes que
no. Suspendí todas las de primero.
FRAN.
Ya pero, te
preguntaba, por si acaso luego enderezaste el rumbo,
dejaste de ir a pique, saliste del cascarón, sentaste la cabeza, remontaste
tras caer en picado…
GARCÍA.
No, carrera
universitaria no tengo, no. Me dediqué a estudiar
oposiciones. ¿No te acuerdas? Las aprobé, ¿sabes?
FRAN.
(Condescendiente)
Bueno, hombre, bueno.
GARCÍA.
¿Y a ti cómo te
va?
FRAN.
Me va de puta
madre.
Jota se hace notar y los otros dos personajes, se
percatan de su presencia.
FRAN.
Ah, estás ahí.
GARCÍA.
¡Hombre!
JOTA.
Sí, he llegado…
ahora.
Se saludan.
FRAN.
Le estaba
contando a García, que me va de puta madre, conduzco un cochazo,
vivo en una casa que te cagas, y tengo un montón de pasta en el banco, me va de
lujo…
Leve gesto de desagrado de
ellos. Silencio.
FRAN.
Ya sé, ya sé lo
que estáis pensando, que soy el típico tío materialista que esconde el vacío de
su vida presumiendo de un montón de bienes materiales que en realidad no le dan
ni un solo momento de felicidad.
Ellos que no estaban pensando eso en absoluto, sino
que más bien, se sentían bastante inferiores a su amigo, se miran entre sí,
extrañados.
FRAN.
Pues ese no es
mi caso, no amigos, no, para nada. Porque disfruto de muchas más
cosas en la vida, cosas espirituales: leo poesía, colecciono discos de vinilo,
cuido una maceta; ah y también he tenido un par de un hamsters,
y varias novias… Y a vosotros, ¿cómo os
va? ¿Sois tan felices como yo? He dejado el listón alto,
¿verdad?
JOTA.
¿Mujer no
tienes, entonces?
FRAN.
¿Mujer? Sí,
claro que tengo una, ¿por qué no iba a tener? Marta, ¿os
acordáis? Ah, y también tengo amante, por
cierto. (Cayendo en la cuenta y sonriendo) ¿A que
vosotros no tenéis amante? Normal, igual ni os la podéis
permitir. (Como para consolarlos, magnánimo) Pues no
creáis, que no os perdéis nada, que es un follón para conseguir que
mi mujer no se entere…
(A
García) ¿Y a ti cómo te va?
GARCÍA.
No sé, a mí me
va genial, creo.
FRAN.
¿De verdad?
GARCÍA.
Sí, de fábula.
FRAN.
No sabes cuánto
me alegro.
JOTA.
Y yo.
FRAN.
Pero, ¿muy
genial?
GARCÍA.
Sí, mucho.
FRAN.
Ah. ¿En
el tema laboral?
GARCÍA.
Y en el
familiar, también.
FRAN.
Sí, ¿no?
GARCÍA.
¿Por qué?
FRAN.
No, por
nada, a mí me ha ido bastante bien, ya lo sabes
pero… yo prometía muchísimo y tú… no es que fueras menos brillante
que yo, sino que, me sorprende que te vayan tan bien las cosas…
desde el cariño, ¿eh? Me siento feliz por ti.
JOTA.
Y yo.
Silencio denso.
FRAN.
(Haciendo al
fin, ostensible su mosqueo) ¿Tienes pruebas?
GARCÍA.
¿Eh?
FRAN.
Necesito
evidencias, para tragarme lo de que las cosas te van mejor que a mí.
GARCÍA.
Yo no he dicho
que las cosas me vayan mejor que a ti, he dicho que me van muy bien, solo eso.
FRAN.
Ya, pero, ¿las
pruebas?
GARCÍA.
No sé, ¿qué
quieres?
FRAN.
Qué se yo, fotos
de tu mujer y de tus hijos, extractos de cuentas corrientes, escrituras de
propiedades…
GARCÍA.
(Sincerándose)
No tengo mujer, bueno, la tengo pero no me habla y los hijos
tampoco. Bueno, ellos sí me hablan pero no para decirme cosas
agradables, la mayor parte de las veces.
FRAN.
Entiendo.
JOTA.
Y yo.
Silencio.
FRAN.
¿Y las
propiedades y las cuentas corrientes?
García, niega con la cabeza, y su rostro expresa
intensa amargura.
FRAN.
(Tratando de
reprimir una espontánea sonrisa) Vaya.
GARCÍA.
Y odio mi puto
trabajo de funcionario.
FRAN.
No jodas.
García afirma con la cabeza.
FRAN.
Pero estamos
juntos después de tantos años, y eso te hará feliz, ¿no?
GARCÍA.
(Desolado)
Sí. Inmensamente.
FRAN.
Ves, lo
sabía yo. Pues alegra esa cara, macho.
(A Jota) ¿Y a ti
cómo te ha tratado la vida?
JOTA.
Bien. No
sé. Ahora mismo en el paro. Pero en fin, no me puedo
quejar.
GARCÍA.
Pues yo pensaba
que habrías cumplido tu sueño.
JOTA.
¿Ah sí?
GARCÍA.
Y sin embargo.
JOTA.
Ya ves.
Silencio.
JOTA
Y… oye.
GARCÍA
¿Qué?
JOTA
Cuál era mi
sueño.
GARCÍA
¿Qué?
JOTA
No es que yo me
haya olvidado de mis sueños ni nada de eso. Nada más
lejos. Sólo que, quiero contrastar contigo, para ver si con el
tiempo… pues ya me entiendes, el tiempo a veces desvirtúa la memoria, y yo
quiero ver cómo andas tú de memoria. ¿No?
GARCÍA
¿Mmm?
JOTA
(Perdiendo la
paciencia) Que qué coño soñaba yo, cuando era joven, joder. Dímelo
de una vez.
GARCÍA
Pues ya sabes lo
de ser político y todo ese rollo.
JOTA
¿Eso
soñaba? No jodas.
GARCÍA
¿Lo has
olvidado?
JOTA
(Mitinero)
¿Político? ¿Yo? No. Jamás he tenido ambiciones
políticas. Mi interés por el progreso de nuestra sociedad y el
devenir de la cosa pública ha sido puramente desinteresado y exento de
demagogias.
Silencio.
GARCÍA
Ah. Pues
no sé, yo siempre había creído... En fin, se ve que estaba
equivocado.
FRAN
Bueno.
GARCÍA
Vaya.
Silencio.
JOTA.
El caso es que
parece que nos ha ido bastante bien.
GARCÍA
Sí, no nos va
del todo mal.
FRAN
(Con sorna)
Hombre, a unos nos va bastante mejor que a otros, en realidad.
JOTA.
(Mosqueado) Eso
no lo dirás por mí.
FRAN.
Pues hombre, si
te das por aludido.
GARCÍA.
Os acabáis de
reencontrar y ya estáis discutiendo vosotros dos.
JOTA.
Igual que antes.
FRAN.
Sí, parece que
no hubiera pasado el tiempo.
JOTA.
Pero ha
pasado. Mucho tiempo.
GARCÍA.
Mucho.
Suspiros.
JOTA.
Oye, tengo una
curiosidad ¿a qué ha venido esto? Lo de reunirnos aquí los tres.
FRAN.
No sé, de pronto
me acordé de vosotros y de aquellos días, hace un montón de años, en los que
veníamos a este mismo gimnasio. La verdad es que pensaba que no
ibais a venir.
GARCÍA.
En cuanto recibí
tu mensaje, no lo dudé.
JOTA.
Pues la verdad
es que yo, así de primeras, sí que lo dudé.
FRAN.
Lo dudaste, ¿por
qué?
JOTA.
No
sé. Porque han pasado muchos años y no sabía lo que me iba a
encontrar.
FRAN.
Pues qué te ibas
a encontrar: a unos tíos en la flor de la vida, por los que no pasan los
años.
Ríen los otros dos.
FRAN.
(Muy serio) ¿De
qué os reís?
GARCÍA.
¿Eh? Ah,
de nada…
JOTA.
¿Y por qué aquí?
FRAN.
Qué sé
yo. ¿Se os ocurre algún sitio mejor?
GARCÍA.
(Con ironía)
Pues hombre a mí, se me ocurre que podíamos haber quedado en una cafetería, en
un restaurante… Pero qué tonterías digo, la gente normalmente suele quedar en
los gimnasios para tomar algo y charlar tranquilamente… eso si consigues que te
salga la voz del cuerpo con tanto sobreesfuerzo muscular…
JOTA.
¿Cuántos años
han pasado desde que nos vimos por última vez?
FRAN.
Qué
más da. Ha pasado algo de tiempo y punto.
GARCÍA.
Algo de tiempo,
dice.
JOTA.
Unos quince
años, por lo menos.
FRAN.
(Abatido)
¿Tanto? ¡Joder!
GARCÍA.
Menudo panorama.
Silencio. Suspiran.
JOTA.
Teníamos tantos
sueños.
FRAN.
Sí, los
teníamos.
JOTA.
(A García)
¿Cuáles eran los tuyos?
GARCÍA.
¿Eh?
JOTA.
¿Tus
sueños? ¿Cómo creías que iba a ser la cosa en el dos mil y pico?
GARCÍA.
No sé… con naves
espaciales y hombrecillos verdes y eso ¿No?
Mirada poco amistosa de sus colegas.
GARCÍA.
Vale, en serio,
yo, simplemente, soñaba con ser un hombre equilibrado, atractivo y
sereno.
FRAN.
Y cómo te
sientes por no haberlo conseguido.
Gesto de contrariedad de García.
JOTA.
¿Y tú has
cumplido tus sueños?
FRAN.
No del
todo. Pero aún estoy a tiempo. ¿No?
JOTA.
¿De qué?
FRAN.
Ya sabéis, de
cumplir los típicos sueños; ser portada de las revistas de moda, marcarle tres
goles al Manchester United en la final de la Copa de Europa, ganar un
Oscar, y en fin, ese tipo de cosas que soñamos todos.
GARCÍA.
Ah, ¿esas son
las típicas cosas que soñamos todos?
FRAN.
Pues claro.
GARCÍA.
Está bien
saberlo, porque yo estaba soñando cosas equivocadas.
JOTA.
Y el mundo,
¿cómo lo veis?
GARCÍA.
Pues bien,
bueno… normal, ¿no?
FRAN.
Yo lo veo
fenomenal. ¿Por qué?
JOTA.
Porque lo íbamos
a cambiar, capullos. ¿No os acordáis?
FRAN Y GARCÍA.
Pues…
JOTA.
¿Dónde está
vuestra conciencia política?
GARCÍA.
A mí no me eches
la culpa de todo lo que ha pasado estos años. Si el mundo no
ha cambiado, no ha sido culpa mía, yo he hecho lo que he podido.
JOTA.
No, si cambiar
sí que ha cambiado, a peor.
FRAN.
Vale, pero no
nos irás a echar a nosotros la culpa de… qué sé yo… las guerras, las
desigualdades, el cambio climático…
JOTA.
De lo único que
os echo la culpa es de volveros unos putos vendidos al sistema.
GARCÍA.
¿Yo?
FRAN.
Cuidado con lo
que dices…
GARCÍA.
Yo he intentado
mejorar las cosas, ¿eh? Que conste. Durante estos años he
votado un montón de veces. En todas las elecciones. Pero
nada, ni por esas.
JOTA.
Eso es porque
habrás votado a los partidos equivocados.
GARCÍA.
¿Tú crees?
JOTA.
Claro.
GARCÍA.
Pues siento
mucho el error, de verdad.
JOTA.
A buenas horas.
FRAN
(Orgulloso) Yo,
por eso, ni siquiera he votado durante estos años.
JOTA
¿Ah no? Qué
bonito. Así cómo quieres cambiar nada.
Silencio denso.
JOTA
Con gente como
vosotros, esto no hay quien lo enderece.
GARCÍA
¿Y ahora qué?
JOTA
Pues no sé, a
esperar a las próximas elecciones, y a ver si el día de la votación nos
mostramos un poquito más concienciados y activos.
GARCÍA
Yo pienso ir a
votar a primera hora.
FRAN
El problema es
que no hay elecciones hasta dentro de 3 años.
JOTA
¿Y?
GARCÍA
Que mientras
tanto, algo habrá que podamos hacer.
JOTA
Sí, claro, dar
un golpe de estado. No te fastidia. Ya no se puede hacer
nada. Tenemos que aguantarnos con los políticos que hemos
elegido. La democracia es así.
GARCÍA
No jodas, pues
qué mierda…
JOTA
¡Qué coño
dices! ¿Sabes la de gente que ha entregado su propia vida para que
podamos vivir en una democracia?
FRAN
Deberíamos
aprender de toda esa gente.
GARCÍA
¿Para
qué? ¿Para hacer una constitución o algo?
FRAN
No, joder, para
aplicar su espíritu de lucha a nuestras vidas.
JOTA
¿Y qué coño les
pasa a nuestras vidas? Yo sigo siendo el mismo tío comprometido que
era.
FRAN
Y yo también soy
comprometido, y estoy a favor de los necesitados, ¡no te
fastidia! El problema es que para mí, todos los que tenemos que
pagar una millonada en impuestos somos unos pobres explotados…
JOTA
(A García) O sea
que el único insolidario e inmovilista del grupo, eres tú.
GARCÍA.
(Resignado) Es
mi sino.
JOTA.
No. Tú
no eras así.
GARCÍA.
¿Ah no?
FRAN.
Tenías
inquietudes.
GARCÍA.
Y ahora
también. De hecho me siento la mar de inquieto pensando que mi mujer
y mis hijos estarán extrañados, porque a esta hora suelo estar en casa…
JOTA.
¿Dónde está
aquel joven que conocimos y que se iba a comer el mundo?
GARCÍA.
(Incrédulo)
Pues… ¿de verdad yo era así?
JOTA.
Eras un rebelde,
el típico tío que no le tenía respeto a nada, que igual pedía prórrogas para la
mili falsificando documentos, que hablaba por teléfono en las cabinas con el
truco de la moneda y el hilo…
GARCÍA.
¿Yo hacía eso?
FRAN
Y una vez,
incluso, te fuiste de una tienda sin pagar el botellón, por la cara.
GARCÍA
Coño, qué
atrevido, ¿no?
JOTA
Un hombre que
desafía de ese modo los poderes fácticos, a saber: las multinacionales de
telecomunicaciones, el ejército español, y esto… el sector de los
ultramarinos... Es y será por siempre un hombre indomable.
GARCÍA.
Oh.
FRAN.
Y pensar que
pudiste llegar a ser un gran artista.
GARCÍA.
(Animado)
Todavía puedo llegar a serlo. Lo que pasa es que lo de ser
funcionario absorbe mucho. Pero la verdad, es que tengo yo ganas de
hacer mis pinitos creativos.
FRAN.
(Eufórico) Pues
súbete al carro, porque todavía estamos a tiempo de hacer grandes cosas.
JOTA.
(Entusiasmado) A
ver, ¿qué necesitamos para volver a ser los de entonces? ¿Qué se os
ocurre?
GARCÍA.
(Pensando) Ni
idea.
FRAN.
Para
empezar. Tú debes dejar de fumar.
En efecto, García, estaba fumando.
GARCÍA.
Bueno… si eso me
hace rejuvenecer.
FRAN.
No creo, pero
por lo menos dejarás de llenarme el gimnasio de humo y ceniza, aquí no se fuma
coño.
GARCÍA.
Entendido.
JOTA.
Pero lo
fundamental es la mentalidad, nos hace falta resucitar la mentalidad de
entonces.
FRAN.
A partir de
ahora, ejercicio, a tope.
JOTA.
A muerte.
GARCÍA.
Fijo.
JOTA.
Podemos empezar
yendo a casa haciendo footing.
GARCÍA.
Genial, yo vivo
aquí al lado.
FRAN.
Y yo.
GARCÍA.
Buena
idea. Sí.
FRAN.
Un comienzo
cojonudo.
Salen de escena dos de ellos, y queda un tercero sólo,
el más gordito, que saca de la bolsa de deporte una chocolatina y la devora con
suma ansiedad.
Aparece por un lateral otro de ellos, por lo que el
primero se traga súbitamente el resto de la chocolatina y se
escabulle, despidiéndose de su compañero y disimulando.
El que ha quedado solo, trastea en escena, y saca de
algún rincón un casco de motorista. Se lo coloca, y se marcha
corriendo porque escucha que alguien se acerca.
Entra en escena el tercero de ellos, que recorre el
espacio para comprobar que estÁ solo y cuando se siente seguro, saca su móvil,
y habla al auricular: “Un taxi, por favor”.
Oscuro.
(...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario