jueves, 10 de diciembre de 2020

Inicio de "EJERCICIOS DE COMEDIA (MADURITOS").


UNO:  REENCUENTRO (EN MARCHA)

 

El escenario representa una sala de un gimnasio. 

En escena, en extremos opuestos, dos personajes monologan al unísono, alternativamente.  Ninguno de ellos se ha percatado de la presencia del otro.  Son Fran y García, dos hombres de mediana edad, que visten ropa deportiva.  Durante las diversas partes de la obra, los personajes practicarán distintas actividades físicas, en esta escena concretamente, los personajes realizan  ejercicios relacionados con la marcha, atletismo....

 

FRAN.

Yo necesito moverme.  Me gusta hacer ejercicio. Mi cuerpo y yo estamos muy unidos, no lo digo porque él me esté oyendo ahora, es que es la pura verdad.  Estamos compenetrados, y quiero que eso siga siendo así, por siempre.

 

GARCÍA.

Yo la verdad es que no creo en el deporte.  ¿Que qué hago aquí?  Pues ni yo mismo lo sé.  Supongo que no tengo nada mejor que hacer.

Mentira, cualquier cosa es mejor que esto. 

 

FRAN.

No me como el tarro pensando que llegará un momento en el que bueno… deje de ser… joven.  No me obsesiono para nada pensando en ese día, en el que se acabará de golpe y porrazo mi atractivo físico. 

 

GARCÍA.

¡Qué coño hago yo aquí!  Todavía estoy a tiempo de largarme pero… 

Por cierto, qué mal me sienta la ropa de deporte, parece que me la han prestado.

 

FRAN.

Hacerme mayor es algo en lo que casi nunca pienso; si acaso, se me cruza alguna vez por la cabeza, pero rápidamente desaparece esa idea y no me afecta lo más mínimo.  Es algo que no me preocupa, nada de nada, y no pierdo un solo segundo de mi tiempo en darle vueltas en la cabeza a esas ideas tan negativas y tan chungas.

(Sonríe)  Yo soy un tío feliz, y ya está.

 

GARCÍA.

Joder, como no tengo yo problemas y cosas que resolver, estoy aquí perdiendo el tiempo.  Me largo.  Pero ya.  Aunque… se va a notar.  Esta ropa llama muchísimo la atención…  

(Detectando a Fran) Mierda, hay alguien ahí.  O sea que a joderse.  Como siempre.

 

En efecto, ambos han constatado la presencia del otro.

 

FRAN.

Hola.

 

GARCÍA.

¿Qué tal?

 

Se saludan con cierta efusividad.  Se miran y remiran como lo harían dos personas que tenían una relación bastante íntima y que no se han visto durante muchos años. 

Aparece un tercer personaje: Jota, que, sin ser descubierto por los dos anteriores, monologa también,  pero en este caso, entre breves fragmentos de su monólogo, se intercalan pequeños diálogos de los recién hallados.

 

JOTA.

La vida, en el fondo, es como una de esas cintas de marcha atlética.  Mover los pies para no avanzar.  Seguir siempre en el mismo sitio, pese a tener la sensación de haber recorrido un largo camino. Y sin embargo al final, agotados, comprobar que se sigue en el mismo punto.  Correr.  Apoyando primero un pié y luego el otro pié. 

A veces entramos con el pié izquierdo.

 

GARCÍA.

(A Fran) Cuanto tiempo sin vernos, hombre. 

 

FRAN.

(A García) Ay va.  Cómo estás tío.  Perdona que no te haya reconocido antes, tío, pero es que estás… mucho más gordo.

 

GARCÍA.

(A Fran) ¿Qué?

 

JOTA.

Correr.  Avanzar.  Retroceder.  O pillar a contrapié.

 

GARCÍA.

(A Fran) Ah, pues yo te veo muy bien a ti.

 

FRAN.

(A García) Gracias, hombre.

 

GARCÍA.

Lástima de lo de tu pelo.

 

FRAN.

¿Mi pelo?

 

GARCÍA.

Ni te preocupes.  No es nada que no se pueda arreglar con un buen peluquín.

 

JOTA.

Correr.  Los atletas.  Se esfuerzan.  Avanzando.  En la carrera.

 

GARCÍA.

(A Fran) ¿Carrera?

 

FRAN.

(A García) Sí, te preguntaba que si acabaste por fin la carrera.

 

GARCÍA.

Sabes que no.  Suspendí todas las de primero.

 

FRAN.

Ya pero, te preguntaba,  por si acaso  luego enderezaste el rumbo, dejaste de ir a pique, saliste del cascarón, sentaste la cabeza, remontaste tras caer en picado…

 

GARCÍA.

No, carrera universitaria no tengo, no.  Me dediqué a estudiar oposiciones.  ¿No te acuerdas?  Las aprobé, ¿sabes? 

 

FRAN.

(Condescendiente) Bueno, hombre, bueno.

 

GARCÍA.

¿Y a ti cómo te va?

 

FRAN. 

Me va de puta madre.

 

Jota se hace notar y los otros dos personajes, se percatan de su presencia.

 

FRAN. 

Ah, estás ahí.

 

GARCÍA.

¡Hombre!

 

JOTA.

Sí, he llegado… ahora.

 

Se saludan.

 

FRAN.

Le estaba contando a García, que me va de puta madre,  conduzco un cochazo, vivo en una casa que te cagas, y tengo un montón de pasta en el banco, me va de lujo…

 

Leve gesto de desagrado de ellos.  Silencio. 

 

FRAN.

Ya sé, ya sé lo que estáis pensando, que soy el típico tío materialista que esconde el vacío de su vida presumiendo de un montón de bienes materiales que en realidad no le dan ni un solo momento de felicidad. 

 

Ellos que no estaban pensando eso en absoluto, sino que más bien, se sentían bastante inferiores a su amigo, se miran entre sí, extrañados. 

 

FRAN.

Pues ese no es mi caso, no amigos, no, para nada.  Porque disfruto de muchas más cosas en la vida, cosas espirituales: leo poesía, colecciono discos de vinilo, cuido una maceta;  ah y también he tenido un par de un hamsters, y  varias novias…  Y a vosotros, ¿cómo os va?  ¿Sois tan felices como yo?  He dejado el listón alto, ¿verdad? 

 

JOTA.

¿Mujer no tienes, entonces?

 

FRAN.

¿Mujer?  Sí, claro que tengo una, ¿por qué no iba a tener?  Marta, ¿os acordáis?  Ah, y también tengo amante, por cierto.  (Cayendo en la cuenta y sonriendo)  ¿A que vosotros no tenéis amante?  Normal, igual ni os la podéis permitir.  (Como para consolarlos, magnánimo)  Pues no creáis,  que no os perdéis nada, que es un follón para conseguir que mi mujer no se entere…

(A García)  ¿Y a ti cómo te va?

 

GARCÍA.

No sé, a mí me va genial, creo.

 

FRAN.

¿De verdad?

 

GARCÍA.

Sí, de fábula.

 

FRAN.

No sabes cuánto me alegro.

 

JOTA.

Y yo.

 

FRAN.

Pero, ¿muy genial?

 

GARCÍA.

Sí, mucho.

 

FRAN.

Ah.  ¿En el tema laboral?

 

GARCÍA.

Y en el familiar, también.

 

FRAN.

Sí, ¿no?

 

GARCÍA.

¿Por qué?

 

FRAN.

No, por nada,  a mí me ha ido  bastante bien, ya lo sabes pero…  yo prometía muchísimo y tú… no es que fueras menos brillante que yo,  sino que, me sorprende que te vayan tan bien las cosas… desde el cariño, ¿eh?  Me siento feliz por ti.

 

JOTA.

Y yo.

 

Silencio denso.

 

FRAN.

(Haciendo al fin, ostensible su mosqueo) ¿Tienes pruebas?

 

GARCÍA.

¿Eh?

 

FRAN.

Necesito evidencias, para tragarme lo de que las cosas te van mejor que a mí.

 

GARCÍA.

Yo no he dicho que las cosas me vayan mejor que a ti, he dicho que me van muy bien, solo eso.

 

FRAN.

Ya, pero, ¿las pruebas?

 

GARCÍA.

No sé, ¿qué quieres?

 

FRAN.

Qué se yo, fotos de tu mujer y de tus hijos, extractos de cuentas corrientes, escrituras de propiedades…

 

GARCÍA.

(Sincerándose) No tengo mujer, bueno, la tengo pero no me habla y los hijos tampoco.  Bueno, ellos sí me hablan pero no para decirme cosas agradables, la mayor parte de las veces.

 

FRAN.

Entiendo.

 

JOTA.

Y yo.

 

Silencio.

 

FRAN.

¿Y las propiedades y las cuentas corrientes?

 

García, niega con la cabeza, y su rostro expresa intensa amargura.

 

FRAN.

(Tratando de reprimir una espontánea sonrisa)  Vaya.

 

GARCÍA.

Y odio mi puto trabajo de funcionario.

 

FRAN.

No jodas.

 

García afirma con la cabeza.

 

FRAN.

Pero estamos juntos después de tantos años, y eso te hará feliz, ¿no?

 

GARCÍA.

(Desolado) Sí.  Inmensamente.

 

FRAN.

Ves,  lo sabía yo.  Pues alegra esa cara, macho.

(A Jota) ¿Y a ti cómo te ha tratado la vida?

 

JOTA.

Bien.  No sé.  Ahora mismo en el paro.  Pero en fin, no me puedo quejar.

 

GARCÍA.

Pues yo pensaba que habrías cumplido tu sueño.

 

JOTA.

¿Ah sí?

 

GARCÍA.

Y sin embargo.

 

JOTA.

Ya ves.

 

Silencio.

 

JOTA

Y… oye.

 

GARCÍA

¿Qué?

 

JOTA

Cuál era mi sueño.

 

GARCÍA

¿Qué?

 

JOTA

No es que yo me haya olvidado de mis sueños ni nada de eso.  Nada más lejos.  Sólo que, quiero contrastar contigo, para ver si con el tiempo… pues ya me entiendes, el tiempo a veces desvirtúa la memoria, y yo quiero ver cómo andas tú de memoria.  ¿No?

 

GARCÍA

¿Mmm?

 

JOTA

(Perdiendo la paciencia) Que qué coño soñaba yo, cuando era joven, joder.  Dímelo de una vez.

 

GARCÍA

Pues ya sabes lo de ser político y todo ese rollo.

 

JOTA

¿Eso soñaba?  No jodas.

 

GARCÍA

¿Lo has olvidado?

 

JOTA

(Mitinero) ¿Político?  ¿Yo? No.  Jamás he tenido ambiciones políticas.  Mi interés por el progreso de nuestra sociedad y el devenir de la cosa pública ha sido puramente desinteresado y exento de demagogias.

 

Silencio.

 

GARCÍA

Ah.  Pues no sé, yo siempre había creído...  En fin, se ve que estaba equivocado.

 

FRAN

Bueno.

 

GARCÍA

Vaya.

 

Silencio.

 

JOTA.

El caso es que parece que nos ha ido bastante bien.

 

GARCÍA

Sí, no nos va del todo  mal.

 

FRAN

(Con sorna) Hombre, a unos nos va bastante mejor que a otros, en realidad.

 

JOTA.

(Mosqueado) Eso no lo dirás por mí.

 

FRAN.

Pues hombre, si te das por aludido.

 

GARCÍA.

Os acabáis de reencontrar y ya estáis discutiendo vosotros dos.

 

JOTA.

Igual que antes.

 

FRAN.

Sí, parece que no hubiera pasado el tiempo.

 

JOTA.

Pero ha pasado.  Mucho tiempo.

 

GARCÍA.

Mucho.

 

Suspiros.

 

JOTA.

Oye, tengo una curiosidad ¿a qué ha venido esto?  Lo de reunirnos aquí los tres.

 

FRAN.

No sé, de pronto me acordé de vosotros y de aquellos días, hace un montón de años, en los que veníamos a este mismo gimnasio.  La verdad es que pensaba que no ibais a venir.

 

GARCÍA.

En cuanto recibí tu mensaje, no lo dudé. 

 

JOTA.

Pues la verdad es que yo, así de primeras, sí que lo dudé.

 

FRAN.

Lo dudaste, ¿por qué?

 

JOTA.

No sé.  Porque han pasado muchos años y no sabía lo que me iba a encontrar.

 

FRAN.

Pues qué te ibas a encontrar: a unos tíos en la flor de la vida, por los que no pasan los años. 

 

Ríen los otros dos.

 

FRAN.

(Muy serio) ¿De qué os reís?

 

GARCÍA.

¿Eh?  Ah, de nada…

 

JOTA.

¿Y por qué aquí?

 

FRAN.

Qué sé yo.  ¿Se os ocurre algún sitio mejor?

 

GARCÍA.

(Con ironía) Pues hombre a mí, se me ocurre que podíamos haber quedado en una cafetería, en un restaurante… Pero qué tonterías digo, la gente normalmente suele quedar en los gimnasios para tomar algo y charlar tranquilamente… eso si consigues que te salga la voz del cuerpo con tanto sobreesfuerzo muscular…

 

JOTA.

¿Cuántos años han pasado desde que nos vimos por última vez?

 

FRAN.

Qué más  da.  Ha pasado algo de tiempo y punto.

 

GARCÍA.

Algo de tiempo, dice.

 

JOTA.

Unos quince años, por lo menos.

 

FRAN.

(Abatido) ¿Tanto?  ¡Joder!

 

GARCÍA.

Menudo panorama.

 

Silencio.  Suspiran.

 

JOTA.

Teníamos tantos sueños.

 

FRAN.

Sí, los teníamos.

 

JOTA.

(A García) ¿Cuáles eran los tuyos?

 

GARCÍA.

¿Eh?

 

JOTA.

¿Tus sueños?  ¿Cómo creías que iba a ser la cosa en el dos mil y pico?

 

GARCÍA.

No sé… con naves espaciales y hombrecillos verdes y eso ¿No?  

 

Mirada poco amistosa de sus colegas.

 

GARCÍA.

Vale, en serio, yo, simplemente,  soñaba con ser un hombre equilibrado, atractivo y sereno.

 

FRAN.

Y cómo te sientes por no haberlo conseguido.

 

Gesto de contrariedad de García.

 

JOTA.

¿Y tú has cumplido tus sueños?

 

FRAN.

No del todo.  Pero aún estoy a tiempo.  ¿No?

 

JOTA.

¿De qué?

 

FRAN.

Ya sabéis, de cumplir los típicos sueños; ser portada de las revistas de moda, marcarle tres goles al Manchester United en la final de la Copa de Europa, ganar un Oscar, y en fin, ese tipo de cosas que soñamos todos.

 

GARCÍA.

Ah, ¿esas son las típicas cosas que soñamos todos?

 

FRAN.

Pues claro.

 

GARCÍA.

Está bien saberlo, porque yo estaba soñando cosas equivocadas.

 

JOTA.

Y el mundo, ¿cómo lo veis?

 

GARCÍA.

Pues bien, bueno… normal, ¿no? 

 

FRAN.

Yo lo veo fenomenal.  ¿Por qué?

 

JOTA.

Porque lo íbamos a cambiar, capullos.  ¿No os acordáis?

 

FRAN Y GARCÍA.

Pues…

 

JOTA.

¿Dónde está vuestra conciencia política?

 

GARCÍA.

A mí no me eches la culpa de todo lo que ha pasado estos años.   Si el mundo no ha cambiado, no ha sido culpa mía, yo he hecho lo que he podido.

 

JOTA.

No, si cambiar sí que ha cambiado, a peor.

 

FRAN.

Vale, pero no nos irás a echar a nosotros la culpa de… qué sé yo… las guerras, las desigualdades, el cambio climático…

 

JOTA.

De lo único que os echo la culpa es de volveros unos putos vendidos al sistema.

 

GARCÍA.

¿Yo?

 

FRAN.

Cuidado con lo que dices…

 

GARCÍA.

Yo he intentado mejorar las cosas, ¿eh?  Que conste.  Durante estos años he votado un montón de veces.  En todas las elecciones.  Pero nada, ni por esas.

 

JOTA.

Eso es porque habrás votado a los partidos equivocados.

 

GARCÍA.

¿Tú crees?

 

JOTA.

Claro.

 

GARCÍA.

Pues siento mucho el error, de verdad.

 

JOTA.

A buenas horas.

 

FRAN

(Orgulloso) Yo, por eso, ni siquiera he votado durante estos años.

 

JOTA

¿Ah no? Qué bonito.  Así cómo quieres cambiar nada. 

 

Silencio denso. 

 

JOTA

Con gente como vosotros, esto no hay quien lo enderece.

 

GARCÍA

¿Y ahora qué?

 

JOTA

Pues no sé, a esperar a las próximas elecciones, y a ver si el día de la votación nos mostramos un poquito más concienciados y activos.

 

GARCÍA

Yo pienso ir a votar a primera hora.

 

FRAN

El problema es que no hay elecciones hasta dentro de 3 años.

 

JOTA

¿Y?

 

GARCÍA

Que mientras tanto, algo habrá que podamos hacer.

 

JOTA

Sí, claro, dar un golpe de estado.  No te fastidia.  Ya no se puede hacer nada.  Tenemos que aguantarnos con los políticos que hemos elegido.  La democracia es así.

 

GARCÍA

No jodas, pues qué mierda…

 

JOTA

¡Qué coño dices!  ¿Sabes la de gente que ha entregado su propia vida para que podamos vivir en una democracia?

 

FRAN

Deberíamos aprender de toda esa gente.

 

GARCÍA

¿Para qué?  ¿Para hacer una constitución o algo?

 

FRAN

No, joder, para aplicar su espíritu de lucha a nuestras vidas.

 

JOTA

¿Y qué coño les pasa a nuestras vidas?  Yo sigo siendo el mismo tío comprometido que era.

 

FRAN

Y yo también soy comprometido, y estoy a favor de los necesitados, ¡no te fastidia!  El problema es que para mí, todos los que tenemos que pagar una millonada en impuestos somos unos pobres explotados…

 

JOTA

(A García) O sea que el único insolidario e inmovilista del grupo, eres tú.

 

GARCÍA.

(Resignado) Es mi sino.

 

JOTA.

No.  Tú no eras así.

 

GARCÍA.

¿Ah no?

 

FRAN.

Tenías inquietudes.

 

GARCÍA.

Y ahora también.  De hecho me siento la mar de inquieto pensando que mi mujer y mis hijos estarán extrañados, porque a esta hora suelo estar en casa…

 

JOTA.

¿Dónde está aquel joven que conocimos y que se iba a comer el mundo?

 

GARCÍA.

(Incrédulo) Pues… ¿de verdad yo era así?

 

JOTA.

Eras un rebelde, el típico tío que no le tenía respeto a nada, que igual pedía prórrogas para la mili falsificando documentos, que hablaba por teléfono en las cabinas con el truco de la moneda y el hilo…

 

GARCÍA.

¿Yo hacía eso?

 

FRAN

Y una vez, incluso, te fuiste de una tienda sin pagar el botellón, por la cara.

 

GARCÍA

Coño, qué atrevido, ¿no? 

 

JOTA

Un hombre que desafía de ese modo los poderes fácticos, a saber: las multinacionales de telecomunicaciones, el ejército español,  y esto… el sector de los ultramarinos...  Es y será por siempre un hombre indomable.

 

GARCÍA.

Oh.

 

FRAN.

Y pensar que pudiste llegar a ser un gran artista.

 

GARCÍA.

(Animado) Todavía puedo llegar a serlo.  Lo que pasa es que lo de ser funcionario absorbe mucho.  Pero la verdad, es que tengo yo ganas de hacer mis pinitos creativos.

 

FRAN.

(Eufórico) Pues súbete al carro, porque todavía estamos a tiempo de hacer grandes cosas.

 

JOTA.

(Entusiasmado) A ver, ¿qué necesitamos para volver a ser los de entonces?  ¿Qué se os ocurre?

 

GARCÍA.

(Pensando) Ni idea.

 

FRAN.

Para empezar.  Tú debes dejar de fumar.

 

En efecto, García, estaba fumando.

 

GARCÍA.

Bueno… si eso me hace rejuvenecer.

 

FRAN.

No creo, pero por lo menos dejarás de llenarme el gimnasio de humo y ceniza, aquí no se fuma coño.

 

GARCÍA.

Entendido.

 

JOTA.

Pero lo fundamental es la mentalidad, nos hace falta resucitar la mentalidad de entonces. 

 

FRAN.

A partir de ahora, ejercicio, a tope.

 

JOTA.

A muerte.

 

GARCÍA.

Fijo.

 

JOTA.

Podemos empezar yendo a casa haciendo footing.

 

GARCÍA.

Genial, yo vivo aquí al lado.

 

FRAN.

Y yo.

 

GARCÍA.

Buena idea.  Sí.

 

FRAN.

Un comienzo cojonudo.

 

Salen de escena dos de ellos, y queda un tercero sólo, el más gordito, que saca de la bolsa de deporte una chocolatina y la devora con suma ansiedad. 

 

Aparece por un lateral otro de ellos, por lo que el primero se traga súbitamente el resto de la chocolatina y  se escabulle, despidiéndose de su compañero y disimulando.

 

El que ha quedado solo, trastea en escena, y saca de algún rincón un casco de motorista.  Se lo coloca, y se marcha corriendo porque escucha que alguien se acerca. 

 

Entra en escena el tercero de ellos, que recorre el espacio para comprobar que estÁ solo y cuando se siente seguro, saca su móvil, y habla al auricular: “Un taxi, por favor”.

 

Oscuro.

 (...)

 

 PARA LEER EL TEXTO COMPLETO CONTACTAR CON EL AUTOR:

tomasafan@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario