De
nuevo en el apartamento. ELLA continúa
obligada a practicar sexo con el HOMBRE a cambio del alojamiento.
ELLA,
de pié, con el libreto en la mano, declama susurrando el texto.
No
podemos escuchar su monólogo, pero vemos sus movimientos. ELLA está trazando
una especie de coreografía al marcar los gestos y desplazamientos de su
personaje por el espacio.
El HOMBRE,
que la descubre, sorprendido, la contempla.
En silencio, trata de no delatar su presencia, fascinado por las
misteriosas evoluciones de la chica en la habitación.
El HOMBRE
estático apenas osa respirar, y ELLA volcada, obsesionada con su tarea, no se
da cuenta de la furtiva presencia del HOMBRE, que trata de mimetizarse, en un
rincón. Sin embargo, llega un momento,
en el que los continuos desplazamientos de la actriz hacen que su mirada
tropiece finalmente con su sorprendido y fascinado observador.
HOMBRE.
Eh.
ELLA.
Ah. Tú.
HOMBRE.
Sí. Lo
siento, yo…
ELLA.
Perdona,
supongo que es la hora…
HOMBRE.
Sí.
ELLA.
Vaya. Estaba ensayando y se me ha ido el santo al
cielo…
HOMBRE.
Ya veo.
ELLA.
Pero me
preparo en un minuto.
HOMBRE.
No te
preocupes.
ELLA inicia
su ritual diario de colocar el preservativo en la mesita y de tomar el tubo de
crema lubricante. Lo hace de un modo
automatizado, a la vez que continúa
mirando el texto que lleva consigo.
ELLA.
Enseguida
estoy.
HOMBRE.
Vale,
muy bien.
ELLA.
¿Y tú?
HOMBRE.
¿Qué?
ELLA.
¿No te
preparas?
HOMBRE.
Ah, sí,
voy.
El HOMBRE
toma su albornoz. Y se dispone a entrar
en el baño, pero de pronto se detiene.
HOMBRE.
Debe de
ser muy interesante.
ELLA.
¿Cómo
dices?
HOMBRE.
Lo que
lees.
ELLA.
Perdona
ya lo dejo.
HOMBRE.
¿Qué
es?
ELLA.
Son
cosas del trabajo, analizo mi personaje.
HOMBRE.
Qué
interesante.
¿Y cuál
es tu personaje?
ELLA.
¿Qué?
HOMBRE.
Tu
personaje. Del teatro.
ELLA.
Su
nombre es Nora, es una mujer que se rebela, es una mujer sorprendente, es una
mujer fuerte.
HOMBRE.
Nora,
bonito nombre.
ELLA.
Es
bonito, sí.
HOMBRE.
Creo
que me gusta Nora.
ELLA.
Y a mí.
ELLA.
Pero no
sé si a Nora le gustaría yo.
HOMBRE.
¿Por
qué?
ELLA.
No
sé. Tonterías mías.
HOMBRE.
Oye.
ELLA.
¿Qué?
HOMBRE.
¿Sabes?
Me apetece verte actuar.
ELLA.
Estrenamos
ya muy pronto… se supone…
HOMBRE.
¿Ah sí?
ELLA.
Sí.
HOMBRE.
Escucha. Me
pregunto…
ELLA.
Dime.
HOMBRE.
Me
pregunto que si…
ELLA.
¿Sí?
HOMBRE.
¿Me
podrías enseñar algo?
ELLA.
¿Enseñarte?
HOMBRE.
Ajá.
ELLA.
Bueno. Vale.
Está bien. Qué quieres que me
quite…
HOMBRE.
No, no
quiero que te quites nada.
Gesto
de extrañeza de ELLA.
HOMBRE.
Me
refiero a enseñarme algo de tu representación…
ELLA.
¿Teatro?
HOMBRE.
Sí.
ELLA.
¿Quieres
que actúe para ti?
HOMBRE.
Eso es.
ELLA.
¿Aquí,
ahora?
HOMBRE.
Aja.
ELLA.
Pero…
HOMBRE.
Por
favor.
ELLA.
No
puedo.
HOMBRE.
¿Eh?
ELLA.
Lo
siento. Es que me da bastante… apuro.
HOMBRE.
Apuro.
ELLA.
Me da
vergüenza.
Mucha.
HOMBRE.
Pero. Y si…
ELLA.
¿Qué?
HOMBRE.
¿Y si
me giro y miro hacia otro lado?
ELLA.
Pues…
HOMBRE.
¿Eh?
ELLA.
No sé.
HOMBRE.
Por
favor. No es necesario que actúes, me conformo con que leas el texto.
Silencio.
HOMBRE.
Nada
más que eso.
ELLA.
¿Leer?
HOMBRE.
Por
favor.
ELLA.
Está
bien.
ELLA
lee. De espaldas a él. Desgranando su monólogo pudorosa.
Con
evidente inseguridad al principio. Pero
con cierta determinación después.
Él va
girando el cuello lentamente hasta vislumbrar de soslayo con notorio deleite la
furtiva lectura.
ELLA.
(Leyendo)
No me comprendes.
Y yo
nunca te he comprendido tampoco… hasta esta noche.
No, no
me interrumpas. Vas a escuchar todo lo que yo te diga… vamos a ajustar nuestras
cuentas.
Estamos aquí sentados uno frente a otro.
Estamos aquí sentados uno frente a otro.
¿No te
extraña esta anomalía?
Llevamos
ocho años de casados
¿No te
percatas de que hoy es la primera vez que tú y yo, marido y mujer, hablamos con
seriedad?
Desde
que nos conocimos no hemos tenido una sola conversación seria, nunca hemos
intentado llegar juntos al fondo de las cosas…
Mientras
ella continúa leyendo, oscurece lentamente la escena.
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