(de la obra TRÍPTICO INFERNAL Mención Especial
del II Certamen Internacional de Comedia del Teatro Español
de Madrid).
Tomás Afán.
Jugando a parodiar
los clichés de diversos géneros
(bélico, fantástico, político…) en esta obra se narran historias que
partiendo de la eterna lucha entre el bien y el mal se adentran en
el territorio de lo sobrenatural
aunque explorando, en el fondo, asuntos absolutamente mundanos y terrenales.
LA GUERRA DEL INFIERNO.
Escena 1.
AGENTE.
¿Es usted Satán?
SATÁN.
Sí señor.
AGENTE.
Dese preso.
SATÁN.
Pero no he quebrantado ninguna ley.
AGENTE.
Eso ya lo veremos
SATÁN.
No hay pruebas.
AGENTE.
¿Y la Biblia?
SATÁN.
Literatura barata.
Sensacionalismo amarillo. Yo soy un pobre artesano
del fuego que trata de darle una oportunidad
laboral a billones de almas
desahuciadas por el elitista
del cielo.
AGENTE.
Me va a hacer llorar.
Escena 2.
SATÁN.
¿Dónde estamos?
AGENTE.
En las catacumbas de la justicia.
SATÁN.
Mierda.
AGENTE.
Suéltalo ya. Habla de una vez. Escupe lo que sepas.
SATÁN.
Pero bueno,
qué formas son esas de interrogar a un pobre anciano. Mira que tengo muchos millones
de años más que tú, que
podría ser tu archimegatatarabuelo.
AGENTE.
Menos evasivas y al grano.
SATÁN.
¿Qué?
AGENTE.
Que cantes.
SATÁN.
¿Que cante el qué?
AGENTE.
Lo que sabes, coño.
SATÁN.
Aay, esa hostia sobraba.
AGENTE.
Vamos, cojones.
SATÁN.
Huy, qué patada. Coño,
que soy un pobre ángel
caído, y me has dao justo en la herida.
AGENTE.
Te voy a cortar
los cuernos como no
hables.
SATÁN.
¿Pero qué mierda tengo que hablar?
AGENTE.
El infierno, dinos dónde está el infierno o te machaco
los huevos y te arranco
la piel a tiras.
SATÁN.
Aay.
AGENTE.
¿Dónde? Dime dónde está el infierno, o te saco los ojos con este destornillador.
SATÁN.
Aquí, amigo, el infierno
está aquí.
Escena 3.
AGENTE.
Se resiste a hablar,
comandante
COMANDANTE.
Tenemos que salvar a todas esas almas en pena.
AGENTE.
Ya, pero... es tozudo.
COMANDANTE.
Debemos buscar
un modo de que nos dé alguna
pista de cómo llegar hasta
el tártaro, el abismo, el caos.
AGENTE.
No, yo le he preguntado por el infierno
nada más.
COMANDANTE.
Es lo mismo, inculto.
AGENTE.
Bueno. El caso es que me temo que no hablará,
quizás ni el mismo sepa cómo llegar
hasta el infierno, puede que tal vez, incluso, ese lugar no
exista.
COMANDANTE.
¿Está seguro de que es el auténtico Satanás?
AGENTE.
Segurísimo.
COMANDANTE.
¿Lo ha comprobado?
AGENTE.
Los cuernos, el rabo...
todo encaja.
COMANDANTE.
Ya, pero, en estos
días eso no es suficiente.
AGENTE.
Sí, pero además llevaba
el carné de la biblioteca encima, y las tarjetas de crédito. Y mire, este es su carné de conducir, lo tenía
aquí en mitad de esta guía
de carreteras del Hades.
Silencio.
COMANDANTE.
Carreteras ¿de qué?
AGENTE.
Del Hades, ¿eso cae por el norte... creo ... verdad?
COMANDANTE.
¿Carreteras? ¿En el Hades?
AGENTE.
La he cagao, ¿no?
COMANDANTE.
Sensacional. Ya le tenemos.
Escena 4.
MINISTRO.
Comandante, hemos hecho cálculos, y la operación
no compensa.
COMANDANTE.
¿Cómo que no compensa? ¿Salvar a miles de millones
de almas en pena que sufren un castigo eterno
no compensa?
MINISTRO.
Los gastos de desplazar
todos nuestros efectivos militares varios miles de metros
por debajo de la corteza
terrestre son enormes.
COMANDANTE.
Pero, piense en sus familiares fallecidos, podría salvarlos.
MINISTRO.
Negativo, mis ancestros pertenecen al credo budista.
Y para ellos no existe el infierno.
COMANDANTE.
Pero realmente existe, mire estas fotografías; las llevaba consigo
el individuo capturado.
MINISTRO.
¿Satanás?
COMANDANTE.
Sí, mire. .Es un lugar repleto de vicio y depravación. ¿Qué me dice?
MINISTRO.
Hmm… sugestivo… excitante, incluso…
Pero no me convence, las bajas serían
numerosísimas, esos tipos con cuernos
y rabo deben de pelear como auténticos diablos.
COMANDANTE.
Piense en la gloria
que supondría ver nuestra bandera
en lo más profundo del averno...
MINISTRO.
Eso ya ocurrió cuando
destapamos aquellos casos de corrupción en el Congreso... Un momento, déjeme esas fotos otra vez...
COMANDANTE.
Tome.
MINISTRO.
Me ha parecido ver...
¿Qué es esto?
COMANDANTE.
Son plataformas de extracción petrolífera, el infierno
está asentado sobre toneladas de combustible, ¿no lo sabía?
MINISTRO.
Dios mío, tenemos que salvar a esos pobres
pecadores como sea, movilización inmediata. ¡Arr!
Escena 5.
Se escucha una gran explosión. Hay humo por todas partes. Aparece un militar.
SOLDADO.
(Para sí, mirando a su alrededor) Uff. Esto es dantesco.
(Hablando a través de un walkie
talkie)
Buenas noticias, señor, hemos vencido.
La operación “Relámpago en la oscuridad”
ha sido un éxito. Sí, mi
general, dominamos casi todos los círculos infernales. No, no es una victoria total… pero las tropas
enemigas han tenido que replegarse.
Pues… me temo que todavía conservan intacta su capital y gran parte de
su fuerza destructiva. Y no será fácil
desalojarles.
¿Víctimas
colaterales? Pues… imagino que sí… los
bombardeos han sido muy intensos… y la verdad es que… todo está lleno de
cadáveres quemados… pero, señor, es inevitable, desde el Estado Mayor nos
pedían resultados rápidos… ha habido que usar a tope nuestra fuerza de ataque. Además, ¿cómo podemos saber si toda esta
gente calcinada la hemos matado nosotros?
Estamos en el infierno. A lo
mejor son víctimas del régimen. ¿O
acaso no queman aquí a los pecadores?
¿Verdad? Pues eso digo yo…
No se
preocupe, también hay gente viva.
¿Qué si
la población civil superviviente nos está recibiendo con aplausos y con
vítores? Pues no exactamente…
Los
pobres están asombrados… no saben lo que está pasando… le hablo ahora mismo
desde los suburbios, aquí viven hacinadas grandes bolsas de población en
condiciones infrahumanas… sí señor, dentro de calderas hirviendo… no había
visto nada parecido desde que visité aquel barrio de vagabundos en Los Ángeles.
Sí, aquí
enfrente hay un grupo de lugareños… de hecho hay uno… que… me resulta muy
familiar… perdone señor, tengo que colgar… sí, enseguida le llamo para
informarle…
Sale un momento el SOLDADO y vuelve
enseguida empujando a un SEÑOR MAYOR.
SEÑOR
MAYOR.
Oye… oye…
quítame las manos de encima…
SOLDADO.
¿Es
usted? No me lo puedo creer.
SEÑOR
MAYOR.
¡Suéltame!
¡Déjame en paz…!
SOLDADO.
Padre,
soy yo… Antoñito…
SEÑOR
MAYOR.
¿Qué?
SOLDADO.
Padre,
venga conmigo.
SEÑOR
MAYOR.
¿Qué coño
quieres?
SOLDADO.
Estamos
invadiendo el infierno.
SEÑOR
MAYOR.
¿Pero qué
os hemos hecho nosotros?
SOLDADO.
No, si
venimos a rescataros.
SEÑOR
MAYOR.
Y por eso
usáis armas de destrucción masiva.
SOLDADO.
Ah eso,
bah, era porque nos hemos encontrado unos focos de resistencia ahí, conforme
entras por las calderas de Pedro Botero, a la izquierda.
SEÑOR
MAYOR.
¿Sí, en
los depósitos de azufre?
SOLDADO.
¿Depósitos
de azufre? ¡Coño! A nosotros así de primeras nos habían
parecido armas químicas.
SEÑOR
MAYOR.
Pues hay
que estar gilipollas.
SOLDADO.
En fin…
así son las guerras, padre.
SEÑOR
MAYOR.
Largaros
de aquí, cojollos.
SOLDADO.
Negativo. Esta operación militar es irreversible. En unos pocos días hemos neutralizado las
principales vías de comunicación del enemigo.
Y hemos acabado con toda su fuerza naval.
SEÑOR
MAYOR.
¿Os habéis
cargado la barca de Caronte? Madre
mía…
SOLDADO.
Estamos
aquí para rescatarles, hemos venido a ocupar el infierno.
SEÑOR
MAYOR.
Pues a mí
me dejas en paz.
SOLDADO.
Véngase
usted conmigo.
SEÑOR
MAYOR.
Yo no me
muevo de aquí, que se está divinamente.
SOLDADO.
Pero qué
dice usted, si esto es un castigo eterno.
SEÑOR
MAYOR.
Ya, pero
he congeniao muy bien con todo el mundo.
SOLDADO.
Está
usted bajo el síndrome de Estocolmo.
SEÑOR
MAYOR.
¿Para qué
coño me has tenido que sacar de la caldera hirviendo?
SOLDADO.
Padre
¿cómo le puede gustar el infierno?
SEÑOR
MAYOR.
Estoy ya
habituao, como me habíais mandao a tantos viajes del Inserso...
SOLDADO.
Véngase
conmigo, hombre. ¿Es que no tiene ganas
de ver a sus nietos?
SEÑOR
MAYOR.
¿Mis
nietos? (Reconsiderando su actitud) Pero… ¿de verdad se puede salir de aquí?
SOLDADO.
Claro.
SEÑOR
MAYOR.
Pues voy
a decírselo a todo el mundo, que seguro que habrá un montón de condenados que
querrán salir de aquí.
SOLDADO.
¿Un
montón? Espere…
SEÑOR
MAYOR.
¿Qué
pasa?
SOLDADO.
Es que…
tendrán que cumplimentar unos trámites burocráticos.
SEÑOR
MAYOR.
Unos…
¿qué?
SOLDADO.
El
problema es que no podemos admitir a mucha gente. Carecemos de recursos suficientes para
construir campos de refugiados, pero a
los que tengan medios económicos para pagarse un hotel… les podemos conceder el
visado de turistas, y tal vez con el tiempo… la ciudadanía…
SEÑOR
MAYOR.
Ah.
SOLDADO.
Entonces
¿qué? ¿Se anima?
SEÑOR
MAYOR.
(Dudoso) Puess.
SOLDADO.
Venga, solo tendrá que firmar la
solicitud de asilo.
SEÑOR MAYOR.
Y una mieeeeerda. A mí en el asilo no me metéis otra vez,
cabrones.
SOLDADO.
¿Qué?
SEÑOR MAYOR.
(Marchándose) Aquí, las calderas estarán hirviendo, pero por lo
menos no me atiborran a pastillas, ni me tratan como a un gilipoyas…
SOLDADO.
(Saliendo detrás) Padre,
padre, ¡vuelva!
Escena 6.
VOTANTE.
Así que elecciones, ¿no?
PRESIDENTE DE MESA.
Pues sí, nos hemos
visto obligados.
VOTANTE.
¿Y cuál papeleta tengo que meter?
PRESIDENTE DE MESA.
La que usted quiera,
esto ya no es una dictadura.
VOTANTE.
¿En serio?
PRESIDENTE DE MESA.
Claro, claro.
VOTANTE.
Pues yo voto por Satanás.
PRESIDENTE DE MESA.
Pero si Satanás es un
tirano, un corrupto, es muy malo, y os tenía a
todos puteados con los tormentos, y el azufre hirviendo...
VOTANTE.
Ya, pero, más vale lo malo conocido...
PRESIDENTE DE MESA.
Si los candidatos nuevos
son mucho mejores.
VOTANTE.
Bueno, pero yo prefiero
a Satanás.
PRESIDENTE DE MESA.
Lo que pasa es que no se ha presentado a las elecciones. Como está en la cárcel...
VOTANTE.
¿No se ha presentado? Pues vaya elecciones.
PRESIDENTE DE MESA.
Pero hay otros tres candidatos que son fenomenales.
VOTANTE.
¿Hay tres?
PRESIDENTE DE MESA.
Claro, esto es una democracia, ahora sí que hay libertad.
VOTANTE.
Ah bueno, eso está bien. ¿El del partido satánico cuál es?
PRESIDENTE DE MESA.
No, chssst, calle. Ese partido
es ilegal.
VOTANTE.
¿Ilegal?
PRESIDENTE DE MESA.
Claro, porque está prohibido.
VOTANTE.
¿Por qué?
PRESIDENTE DE MESA.
Por vuestro bien. Pero los partidos nuevos comprenden todo el espectro político.
VOTANTE.
¿Eso qué es?
PRESIDENTE DE MESA.
Que son fenomenales los tres.
VOTANTE.
Pues me abstengo.
PRESIDENTE DE MESA.
Eso está prohibido.
VOTANTE.
¿Por qué?
PRESIDENTE DE MESA.
Por vuestro bien.
VOTANTE.
Joer.
PRESIDENTE DE MESA.
¿A quién votas? ¿A Dios Padre, al Hijo o al Espíritu
Santo? Los tres son omnipotentes y todobondadosos.
VOTANTE.
¿Y qué ofrece cada uno?
PRESIDENTE DE MESA.
Una eternidad en el paraíso.
VOTANTE.
¿Con todos los gastos
pagados?
PRESIDENTE DE MESA.
No hombre... son todobondadosos pero no gilipoyas.
Escena 7.
CUÑAO.
(Abriendo
la puerta) ¿Qué?
ALTO REPRESENTANTE.
¿Dios?
CUÑAO.
No. Está
ocupado, ahora mismo no puede atenderle.
ALTO REPRESENTANTE.
¿Ah, no?
CUÑAO.
No.
ALTO REPRESENTANTE.
¿Y usted quién es?
CUÑAO.
Su cuñao.
ALTO REPRESENTANTE.
Ah.
CUÑAO.
¿Si quiere que le deje algún recado?
ALTO REPRESENTANTE.
Me gustaría hablar personalmente con Él.
CUÑAO.
¿Que venía, para algún milagro o algo?
ALTO REPRESENTANTE.
Pues verá, yo quería a proponerle al Creador una
oportunidad única para la ampliación de su actividad… a nuevos… mercados.
CUÑAO.
O sea que vienes en plan propaganda… o sea… para
vendernos algo. ¿Seguro que te manda una
empresa de estas que tienen que ir a vender a domicilio, porque están al borde
de la quiebra?
ALTO REPRESENTANTE.
Un respeto, señor, que soy un enviado de la ONU.
CUÑAO.
Ves, lo que yo decía.
ALTO REPRESENTANTE.
Señor, está usted hablando con una altísima
personalidad moral que ha sido designada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas para invocar la ayuda divina.
Vengo en representación de toda las personas de buena voluntad.
CUÑAO.
¿Para entrevistarte con Dios?
ALTO REPRESENTANTE.
Sí.
CUÑAO.
Huy, pues eso no va a ser posible.
ALTO REPRESENTANTE.
¿Por?
CUÑAO.
Porque mi cuñao es muy suyo,para estas cosas.
ALTO REPRESENTANTE.
¿Es tímido el hombre?
CUÑAO.
No. Que es
muy reservado de cara al público. Luego
en la intimidad es una panzá de reír, le va mucho el cachondeito, pero en
cuestión de imagen tiene que cuidar mucho con quién habla y con quién no. Hace unos años vinieron unos muchachos que
estaban escribiendo un libro muy gordo, una biografía de mi cuñado, ya sabe
usted.
(Tratando
de recordar) ¿Cómo se llamaba el
tocho…? Era más gordo que las páginas
amarillas.
ALTO REPRESENTANTE.
¿La Biblia?
CUÑAO.
Eso es, ¿lo conoce?
ALTO REPRESENTANTE.
Sí, claro.
CUÑAO.
Pues, le entrevistaron y mi cuñao que ese día
estaba más contento de lo habitual, usted ya me entiende, se puso a contar
tonterías y trolas, y a inventarse que él había hecho el mundo en siete días,
él solo. Imagínese. Que nos costó más de un año y medio terminar
lo que son los cimientos nada más, y que allí curró la familia completa, hasta
los niños, las criaturas, y mis suegros que en paz descansen. Lo que pasa es que Dios ha tenido siempre
mucho afán de protagonismo. Pero lo que
es el diseño del mundo, los continentes, las montañas y así las ciudades más
importantes, lo más vistoso del mundo, se lo trabajó mi hermana la Remedios,
que tiene unas manos de oro para la geografía, que lo mismo te hace una
cordillera que te fabrica un mar precioso con sus olas y todo, que las olas a
la Remedios le salen superiores. Pero tú
pídele a mi cuñao que te haga algo de geografía, y verás qué chapuza, lo único
que hizo el hombre fue la Atlántida, y se le hundió a los cuatro días.
ALTO REPRESENTANTE.
¿Entonces Dios es un farsante?
CUÑAO.
No hombre, yo no he dicho eso, las cosas como son,
a Dios lo que se le da muy bien es la biología, lo de crear cosas vivas, que se
mueven, animalicos y bichos, aunque algunos le salen más feos que su puta
madre, pero bueno, a él le entretiene, es su jobi, y también se le da muy bien
hacer la paella, le sale riquísima, en su punto ni muy pasada mi muy tierna,
para esas dos cosas está muy dotado el hombre, que yo no quiero quitarle mérito
ninguno a mi cuñado, no es ningún farsante, ¿eh? No ponga en mi boca cosas que yo no he dicho,
en lo de crear vida a partir del barro, y en lo de hacer paellas de marisco no
hay otro igual en el universo.
ALTO REPRESENTANTE.
Ajá.
CUÑAO.
Pero en otras cosas es muy negado, por ejemplo el
tema de las lentejas le salen que no hay quién se las coma, y por otro lado
todos los bichos que crea se le acaban muriendo tarde o temprano, no da con la
tecla, el hombre, de la inmortalidad, y mira que lo intenta, pero no hay
manera, bicho que nace, a los pocos años se le pone arrugadito como una pasa y
al final al hoyo.
ALTO REPRESENTANTE.
¿Sí?
CUÑAO.
Sí.
ALTO REPRESENTANTE.
Vaya por Dios.
CUÑAO.
Eso mismo digo yo.
ALTO REPRESENTANTE.
Bueno, entonces, ya que he venido de tan
lejos, ¿podría hacerle unas preguntas a
Dios?
CUÑAO.
¿Qué tipo de preguntas?
ALTO REPRESENTANTE.
Preguntas de religión.
CUÑAO.
Ah, conque religión, ¿eh?
ALTO REPRESENTANTE.
Sí.
CUÑAO.
Usted no será de alguna iglesia.
ALTO REPRESENTANTE.
Sí, señor.
CUÑAO.
Ya le veía yo pintilla.
ALTO REPRESENTANTE.
En realidad yo soy…el Papa. Aunque vengo de paisano para evitar a los paparazzis.
CUÑAO.
Claro, claro.
ALTO REPRESENTANTE.
Y necesito dialogar con el Altísimo sobre la eterna
batalla entre el bien y el mal, que se encuentra en un momento crucial, porque
dado el potencial armamentístico de nuestros enemigos podría llegarse a
producir una guerra nuclear… y por lo tanto… el día del juicio final.
CUÑAO.
El día del juicio final.
ALTO REPRESENTANTE.
Sí señor.
CUÑAO.
Fuera de aquí, pájaro de mal agüero.
ALTO REPRESENTANTE.
Oiga.
CUÑAO.
Fuera he dicho, que aquí no queremos saber nada de
fin del mundo y de tonterías de esas, que la última vez que nos vendieron una
revistica hablando del apocalipsis, no pegamos ojo ninguno en una semana. Joé que manía de querer meternos el susto en
el cuerpo. Y además, que es lo que dice
mi cuñao, que todas esas tonterías de las religiones no sirven nada más que
para tener engañá a la gente. Y nosotros
a lo largo de la eternidad, como hemos
visto ya, tantas estafas, que si Zeus, que si Jupiter, que si el Palmar de
Troya, y tantísimos fraudes en la
religión, al final nos hemos vuelto todos unos ateos del copón bendito. Me cago en Dios.
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